Aragonès apuesta por la veteranía para intentar agotar la legislatura

Pere Aragonès quiere agotar la legislatura. Otra cosa es que pueda. Su propósito es aguantar hasta febrero de 2025 aunque su debilidad parlamentaria, solo 33 diputados, sitúa su objetivo en el campo de la voluntad más que en el de las certezas. La inclusión de Teresa Jordà, la consellera de Acción Climática, como número dos de Gabriel Rufián para las generales le ha permitido abrir la espita de una remodelación del Govern más amplia. 

Aragonès no está para experimentos y ha apostado por la veteranía y la lealtad para los nombres en tres ámbitos que considera prioritarios: educación, infraestructuras y vivienda, y medio ambiente. El president ha cambiado el fusible más quemado del Ejecutivo, el conseller de Educación, Josep Gonzàlez Cambray, que en su haber tiene la valentía de atreverse a adelantar el calendario escolar y en su debe, el rechazo brutal que la medida provocó entre los profesores, un colectivo cuyos sindicatos tradicionalmente eran próximos a ERC.

Le releva Anna Simó, que fue consellera de Bienestar Social en el primer tripartito de izquierdas y que es alguien que conoce bien el sector educativo puesto que presidió el Consell Escolar de Catalunya y fue portavoz de Educación del grupo de Esquerra en el Parlament. También formó parte de la Mesa del Parlament de Carme Forcadell inhabilitada por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC). Condenada en primera instancia (repetición de juicio incluida) a una pena mínima, vuelve a la primera fila.  

Afín a Joan Puigcercós, Simó supo adaptarse al equipo de Oriol Junqueras cuando este asumió el liderazgo de ERC. Ella siempre se ha mantenido leal a las siglas de un partido que, pese a los años que lleva acumulando espacios de poder, sigue adoleciendo de cuadros preparados. Ahora tendrá que intentar recuperar la afinidad (y los votos) de un sector, el de la educación, en el que se han encadenado huelgas en las aulas e intentos de reprobación del conseller en el Parlament.

El mensaje que el Palau de la Generalitat quiere trasladar a la comunidad educativa es el de que empieza “una nueva etapa”. A nivel interno recuerdan que la nueva consellera es de plena confianza del president, se conocen desde hace años, compartieron grupo parlamentario y no es una novata puesto que ya sabe cómo funciona por dentro la Generalitat. 

El cambio al frente de Educación es el más relevante junto al regreso a Catalunya de Ester Capella, hasta ahora delegada del Govern de la Generalitat en Madrid y que en la pasada legislatura fue consellera de Justicia. Esta vez le tocará lidiar con el departamento de Territorio. O lo que es lo mismo, deberá dar cumplimiento al acuerdo entre PSC y ERC para construir la autovía entre Sabadell y Terrassa, una conexión que rechazaba su antecesor, Juli Fernàndez, quien solo ha ocupado la cartera durante ocho meses y acabó asumiendo a regañadientes el proyecto porque fue una de las condiciones irrenunciables que puso Salvador Illa para dar su apoyo a los Presupuestos. 

“Capella lideró la ley de limitación de los precios de los alquileres, lo que hace que tenga un gran conocimiento de esta materia, prioridad del Govern. Durante su etapa como diputada, y ahora como delegada en Madrid, ha tenido que estar muy por encima de los temas de infraestructuras, así como de las negociaciones presupuestarias”, arguyen en ERC.

La nueva consellera es una firme defensora de explorar la vía dialogada con el Ejecutivo central y deberá arremangarse para cumplir promesas como la de impulsar 10.000 viviendas de protección oficial o mejorar el servicio de Rodalies en la parte que corresponde a la Generalitat (horarios, frecuencia de paso, tarifas e información a los usuarios) así como insistir en la presión para conseguir que el Ministerio se avenga a traspasar la titularidad de la infraestructura. Si es verdad que una parte del desgaste electoral de ERC es atribuible a su poca pericia para gestionar, Capella es alguien que hasta el momento ha demostrado que puede hacerlo y hacerlo bien.

El tercer nombre en este cambio de Govern es el ascenso del número dos de Acción Climática a conseller del departamento. David Marcort, además de conocer la casa, es uno de los hombres fuertes de ERC en Girona. Suya es la coordinación de las medidas para hacer frente a la sequía, pero también deberá ver cómo mantiene la oposición a la ampliación del Aeropuerto de El Prat mientras Aragonès intenta cumplir con la palabra que le dio al PSC para ganar capacidad, tal y como pide el empresariado y rechazan los colectivos ecologistas.

En el Ejecutivo catalán insisten en que cada cambio debe analizarse en base a las respectivas necesidades de los tres departamentos en los que se producen relevos. Pero lo cierto es que el resultado de las municipales, en las que ERC se ha dejado 300.000 votos, con la pérdida de plazas como Lleida y Girona así como el mal resultado en Barcelona, sumado a la pugna por el voto independentista que puede llevar a Junts a superar a los republicanos el próximo 23 de julio, ha encendido las alarmas en el partido. 

Jordà hará de contrapunto de Rufián en Madrid. El cabeza de lista para las generales es un intocable de Oriol Junqueras, pero no todo el mundo en el partido está tan satisfecho con su labor en Madrid. Mientras, las apelaciones a la unidad independentista, poco concretada y menos creíble, responden a la necesidad de reconciliarse con una parte del electorado secesionista.

Aunque no puede hacerse la traslación directa de los resultados de las municipales a las generales, los republicanos son conscientes de que necesitan un revulsivo para no seguir perdiendo apoyos, sea porque esta vez cale la apelación al voto útil del PSC para frenar un gobierno de Feijóo con Vox o porque el electorado secesionista considere que Junts y la CUP defenderán mejor sus intereses en Madrid.

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