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Roger Torrent: “Unas elecciones en Catalunya pueden generar nuevas mayorías más reforzadas”

El presidente del Parlament, Roger Torrent

Neus Tomàs / Arturo Puente

El presidente del Parlament, Roger Torrent (Sarrià de Ter, 1979) fue el primero en proponer un Govern de concentración que incorpore a los 'comuns' y la CUP como respuesta a una previsible sentencia adversa. El dirigente de ERC considera que abrir el Ejecutivo a todos los partidos contrarios a las condenas y favorables a un referéndum es la mejor respuesta posible a la sentencia del Supremo. Torrent tampoco rechaza un anticipo electoral que, a diferencia de Quim Torra y Carles Puigdemont, considera que podría reforzar las instituciones y a la mayoría independentista.

Hace unos días decía que el independentismo tiene que hacer autocrítica. ¿Cuál es el principal error que ha cometido?

El principal error que hemos cometido en los últimos meses es el de no explicarnos suficientemente bien. Y sobre todo no saber construir un relato común de los diferentes actores del independentismo para explicar no solo el pasado inmediato sino, sobre todo, el futuro inmediato, en el ciclo político que se abre tras las sentencias. Nos ha faltado explicarnos mejor y probablemente ha sido porque no hemos podido generar este relato interno coherente.

¿Puede que sea porque no saben exactamente qué explicar?

Faltan estos consensos previos, es evidente. Y si hay unos consensos fuertes es más fácil de explicar.

Marta Rovira reconocía que no saben cómo hacer la independencia. ¿Usted lo tiene más claro?

Lo que decía Marta Rovira es que estamos en un proceso político que no hemos vivido nunca. Por tanto no solo debemos definir una estrategia propia muy clara y que sepamos explicar bien, sino también explicar que esto no depende de lo que haga solo un actor como es el independentismo, sino que depende de un contexto complejo sobre el cual no controlamos todas las derivadas. Debemos explicar esta complejidad. Dicho en otros términos: estamos convencidos de que será un proceso más complicado del que podíamos imaginar en octubre de 2017, pero también, como ha dicho Marta Rovira, estamos plenamente determinados a llegar a la resolución democrática definitiva del conflicto, que para nosotros es el referéndum.

Sus socios de JxCat dicen que ponen “la directa” hacia la independencia. ¿Les han preguntado cómo van a hacerlo?

No sé qué quiere decir “poner la directa” ni a qué equivale. Nosotros, que somos independentistas de siempre y hemos defendido la República como la mejor herramienta para este país, estamos contentos de que todo el mundo asuma los objetivos políticos que ERC defiende desde hace mucho tiempo. Este es nuestro objetivo político y pondremos sobre la mesa las acciones y la agenda que nos parecen más acertadas para lograrlo. Y si coincidimos con la mayoría del independentismo, mejor, porque querrá decir que tenemos el consenso que hemos echado de menos en los últimos meses. Pero, en cualquier caso, todo lo que hemos ido proponiendo es porque creemos que es lo que nos acerca más al objetivo.

Para que la gente nos entienda: ¿ustedes vuelven a proponer un referéndum pactado?

Nosotros proponemos el referéndum como vía de resolución del conflicto político, porque es la vía que hemos defendido siempre.

¿Pero debe o no ser un referéndum acordado?

Un referéndum del que se puedan aplicar los resultados. Por tanto debe tener una legitimidad interna e internacional, evidentemente.

Entonces, ¿se precipitaron al realizar el del 1 de octubre sabiendo que no tendría validez?

El 1 de octubre era imprescindible para seguir avanzando. Y no solo para avanzar desde un punto de vista político sino también para darnos credibilidad.

¿La declaración de independencia del 27 de octubre también era necesaria?

Insisto, para nosotros el 1-O era un proceso absolutamente imprescindible para darnos credibilidad y para determinar cuál es el objetivo político de una mayoría del país. Todo lo que hemos hecho desde entonces hasta hoy es absolutamente necesario para dibujar el horizonte político hacia el que queremos caminar. Y siempre hemos dicho que desde nuestra perspectiva la resolución de este conflicto será multilateral.  Oriol Junqueras siempre lo ha defendido. Así que, tanto en octubre de 2017 como durante todos los hechos posteriores y hoy, lo que defendemos es esta resolución multilateral del conflicto.

Pero el 27 de octubre no se aprobó una resolución multilateral, era más bien unilateral.

El 27 de octubre es la declaración de independencia del Parlament de Catalunya y, al mismo tiempo, y creo que es perfectamente compatible una cosa con la otra, somos conscientes de que este conflicto se resolverá en una mesa multilateral. Porque muchos actores políticos tienen intereses directos e indirectos en la resolución de este conflicto.

¿Qué sentido tiene compartir gobierno con unos dirigentes que prometen algo tan importante como la independencia y aseguran que la quiere hacer ya, mientras ustedes no saben cómo va a hacerse y creen que va para largo?

Esto no es una cuestión de tempos para que cada actor decida con qué ritmos quiere ir. Nosotros somos conscientes de que será más complejo de lo que nos imaginábamos en octubre de 2017. Y al mismo tiempo sabemos que entramos en una fase nueva, en un nuevo ciclo político, que será una fase acumulativa. Nuestro trabajo es acumular la fuerza que nos permita generar las condiciones objetivas para que el referéndum que hoy parece imposible sea inevitable. ¿Cuándo se darán estas condiciones? Veremos.

Todos tenemos que reflexionar en torno a la cultura de la “hoja de ruta”. Si alguna cosa hemos de repasar es si fue bueno o no el planteamiento de unas hojas de ruta con unos calendarios muy determinados y unos pasos muy concretos. Porque la resolución de este conflicto no solo depende de lo que planteemos nosotros sino de las circunstancias, unas condiciones objetivas que se deben dar para que pase el referéndum. 

Por lo tanto la cuestión es no ponerse un calendario.

Que no es poco importante. Marcarse un calendario que no solo depende de ti puede generar frustración.

¿Qué más cosas cree que deben hacer?

Aplicar todos los mecanismos democráticos de presión que tenemos a nuestro alcance para generar las condiciones que obliguen al Estado a sentarse en la mesa de diálogo. ¿Cuáles son? Las que tienen que ver con la movilización civil y ciudadana, que deberemos de mantener la movilización de forma intensa y permanente. También nuestra capacidad de incidencia en la gobernabilidad del Estado. Hemos demostrado que cualquier partido que tenga la tentación de cronificar el conflicto en Catalunya, como parece que quiere hacer el PSOE, tendrá muchas dificultades para mantenerse al frente del Gobierno español. Y finalmente, la parte internacional es la pata que nos permite también generar una presión a nivel exterior, que es la parte que hace que al Estado le salga más caro intentar cronificar el conflicto.

ERC prometió que este sería un gobierno efectivo. ¿Lo es?

Sí. Gobierna. También es evidente que gobierna con la necesidad de tener unas mayorías en el Parlament de Catalunya que han de manifestarse en las decisiones que tomemos en el futuro y todavía más concretamente en los Presupuestos de la Generalitat. Sin presupuestos será muy difícil que el Govern pueda gobernar y seguir la legislatura tal y como la tiene planteada hasta ahora.

Seis de cada 10 catalanes no piensan lo mismo y suspenden la gestión del Govern,  según el último sondeo del Centre d'Estudis d'Opinió. ¿También es porque no saben explicarlo?

En todo caso lo que es evidente es que debemos  ser capaces de aprobar aquellas herramientas que permitan gobernar. No solo porque tengamos que responder a las necesidades urgentes de la ciudadanía, sino porque para nosotros también es fundamental demostrar que el Govern gobierna en clave de construcción republicana. En ese sentido es imprescindible que el Govern haga todos los pasos necesarios para demostrárselo a la ciudadanía. Venimos de unas circunstancias muy difíciles, del 155 y de una situación de inestabilidad en el Estado, con unas mayorías en el Parlament de Catalunya que han fluctuado, y ahora veremos si en este nuevo ciclo político tenemos o no las mayorías necesarias.

Ha defendido en varias ocasiones que debe haber un gobierno de concentración tras la sentencia. ¿Opinar tanto sobre qué hay que hacer no es abandonar el papel institucional que implica ser la segunda autoridad del país? 

Al contrario, yo creo que a los que estamos al frente de las instituciones en el momento en el que estamos se nos exige que no solo hagamos propuestas sino que lideremos también estas propuestas.

Si Meritxell Batet dijese que el Gobierno español no debe ser de coalición, ¿a usted le parecería adecuado?

Lo encontraría legítimo.

Sobre ese Govern de concentración que defiende, los 'comuns' y la CUP ya han respondido que no están interesados. ¿Tiene alternativa?

Bueno, en los 'comuns' algunos han dicho que sí, otros han dicho que no. En cualquier caso a mí lo que me parece es que se ha de explorar la vía del Govern de concentración. Primero porque quien piense que no le interpelará la sentencia se equivoca. Incluso aunque no forme parte de la mayoría parlamentaria que hoy da apoyo al Govern. La sentencia pondrá delante de un espejo a todo el mundo, a todos los actores políticos del país. Y por tanto deberemos ser capaces todos juntos de dar una respuesta política a la altura de las circunstancias que viviremos con esta sentencia.

En segundo lugar, si defendemos estos grandes consensos que hoy representan al 80% de la sociedad catalana, hemos de ser capaces de materializarlo en las instituciones. Eso es lo que nos hace fuertes, seamos independentistas o no, seamos soberanistas o no, formamos parte o no de esta mayoría del 80% que no quiere represión, que quiera una solución democrática. Tenemos una responsabilidad política para demostrar esta mayoría tras esta sentencia. El Govern de concentración es lo que debería permitirnos llegar al referéndum y poner fin a la represión.

¿Cuál sería la tarea que debería hacer un Govern de concentración?

Es la forma no solo de simbolizar este 80% que hay en la ciudadanía catalana, sino poner a trabajar a los representantes políticos de ese 80% en este doble horizonte: por un lado el referéndum y por otro el fin de la represión. En el marco conjunto alrededor de una agenda republicana, que evidentemente tiene también una agenda social, con una serie de medidas que es imprescindible que abordemos y con las cuales Catalunya también debe de tener estrategias, como es la agenda feminista, el cambio climático, la revolución 4.0, muchos elementos que también son globales y tenemos que tener una estrategia catalana.

¿Cuánto tiempo debe durar este Govern de concentración? Porque Pedro Sánchez ya ha dicho que no habrá referéndum y con Casado está claro que tampoco lo habrá. Por tanto, usted dice que con este Govern debería hacerse el referéndum, ¿para hacerlo cuándo y negociado con quién?

La pregunta es si dadas las circunstancias que viviremos en las próximas semanas, un Govern que representa el espíritu del 3 de octubre es la mejor manera de responder a la limitación de los derechos fundamentales que supondrá la sentencia. Para mí sí, porque nos hace fuertes. En Catalunya tenemos tres grandes mayorías: una parlamentaria, del 48% independentista; otra soberanista, que tiene una traslación parlamentaria del 60%; y finalmente la del 80%. En la medida en que seamos capaces de jugar con estas tres mayorías, de coserlas, podremos generar los grandes consensos que nos permitan superar una situación muy compleja. Este Govern de concentración por sí mismo ya es un mensaje porque apuesta por la solución democrática, que es decirle al Estado que metiendo a la gente en la cárcel no resolvemos el conflicto sino que lo empeoramos.

¿Y si la condición de los partidos que invitan al Govern es que cambie la presidencia?

Los criterios concretos que generen las condiciones necesarias para que se dé este Govern no me corresponden a mi darlos de entrada, corresponden a todos los actores políticos que, insisto, serán interpelados por la sentencia. En todo caso, para mí el Govern de concentración es el mejor mecanismo que permite visualizar las grandes mayorías y fortalecer las instituciones. Porque eso no solo tiene una translación al Govern de la Generalitat: también debe tener, evidentemente, una repercusión en las mayorías del Parlament, entre otras cosas porque hemos de aprobar unos presupuestos para 2020. Y en este sentido, finalmente, el Govern de concentración es la mejor opción, pero no descartaría ninguna otra que nos permita fortalecer las instituciones.

¿Adelantar las elecciones sería una buena alternativa para responder a la sentencia?

A mí no me corresponde decirlo porque esa es una potestad del president de la Generalitat.

Pero tampoco le correspondería decir cómo tiene que ser el Govern y sí lo hace.

Esta es su visión. Dadas las actuales circunstancias políticas, aquellos que estamos al frente de las instituciones estamos obligados a intentar poner propuestas encima de la mesa. Dicho esto, yo no descartaría ninguna opción que nos permita fortalecer las instituciones. Porque si lo que busca la sentencia es limar las bases democráticas, la mejor respuesta debe ser apuntalar las instituciones. En ese sentido, si no existe la posibilidad de un gobierno de concentración yo no descartaría ninguna de las otras opciones que pueda haber encima de la mesa.

¿Un tercer adelanto electoral en cuatro años fortalecería las instituciones catalanas?

Se puede leer así o como prefiero hacerlo yo, que es decir que a nosotros las urnas nunca nos dan miedo. En todo caso, unas elecciones pueden generar nuevas mayorías más reforzadas. De hecho, las elecciones municipales han permitido gobiernos de coalición como el de Tarragona y el de Lleida [un pacto entre ERC, JxCat y comuns].

JxCat ha amagado con volver a promover la investidura de Puigdemont, lo cual sería desobedecer al Constitucional. ¿Usted está dispuesto a practicar la desobediencia como respuesta a unas eventuales condenas?

¿Qué quiere decir desobediencia? Lo digo porque a veces entramos en disquisiciones terminológicas.

Desobedecer sería proponer a Puigdemont como presidente sabiendo que el Constitucional no lo permite.

En esta cuestión y en cualquier otra he intentado ser coherente con lo que digo y también con los hechos. Cualquier decisión que adoptemos desde las instituciones debe permitirnos avanzar y abrir un escenario mejor que el anterior. Por lo tanto, debe ser una decisión que sea efectiva y no solo lo digo en relación a esta cuestión concreta.

Entiende, pues, que proponer de nuevo a Puigdemont no serviría para avanzar.

He defendido siempre lo mismo en relación con las diferentes decisiones que hemos ido adoptando, también en relación con las investiduras. Una investidura efectiva es aquella en la que el presidente puede tomar posesión, nombrar consejeros y gobernar.

¿Tiene la sensación de que hay diputados de Junts per Catalunya que no le han perdonado que no sometiese a votación la investidura de Puigdemont?

Prefiero no mirar atrás y no entrar en una dinámica de reproches entre las distintas fuerzas independentistas. Porque al final la energía y recursos que destinamos a una competencia interna que no nos aporta nada son energías que no destinamos a lo que es necesario. Al principio decía que es evidente que no nos hemos explicado bien y entre otras cosas es porque algunos de los esfuerzos que deberíamos haber dedicado a ello los hemos destinado a veces a confrontarnos entre nosotros. Por eso creo que el gran servicio que hace ERC al independentismo es huir de la burbuja e ir a las fronteras electorales, a sumar gente para ampliar las mayorías.

Algunos dirigentes, también de su partido, apuestan por una huelga general y la CUP propone que esa huelga sea “continuada”. ¿Tiene sentido hacerla si no cuentan con el apoyo de los principales sindicatos?

Cualquier propuesta debe contar con una mayoría muy amplia, representada especialmente por los agentes sociales, económicos y políticos.

¿Si Oriol Junqueras es inhabilitado, cosa muy probable, a usted le gustaría ser el candidato de ERC en las próximas autonómicas?

Estamos normalizando el hecho de que Oriol Junqueras sea condenado, cosa que para mí es escandalosa desde el punto de vista democrático. El candidato de ERC es Oriol Junqueras, no solo porque representa mejor que nadie los valores de este partido sino porque es el mejor patrimonio político que tenemos y porque el partido decidió que para denunciar la situación de represión que vive sería el cabeza de lista en todas las elecciones. Dicho esto, todos los militantes de ERC sabemos que no somos más que un eslabón en una cadena que es histórica y que siempre ponemos al servicio de la ciudadanía de este país.

¿Está diciendo que llegado el caso estarían dispuestos a presentar como candidato a las autonómicas a una persona que estuviese inhabilitada?

Lo que estoy diciendo es que me parecería un escándalo democrático que por poner urnas, que no es ningún delito, se pudiese inhabilitar a ninguno de los que están siendo juzgados por el Supremo. Defendemos que Oriol Junqueras es el mejor candidato de ERC.

¿Pero puede que en el partido se estén ya preparando para un escenario en el que Junqueras no pueda ser candidato?

Si se dan esas circunstancias, dentro del partido hay mucho talento, también talento femenino que a veces tendemos a olvidar cuando se hacen quinielas, para asumir las responsabilidades que sean necesarias cuando sea necesario.

Respecto a las quinielas que usted cita, el diario Ara publicó que hay encuestas internas que le sitúan por delante de Pere Aragonès como candidato favorito de la militancia para sustituir a Junqueras.Ara

No suelo hacer caso de las encuestas.

Debe de ser una excepción porque a los políticos les gusta mucho hablar de encuestas.

A los políticos les gusta y a los medios, también. En todo caso este es un debate que no está encima de la mesa de ERC y si algún día tiene que estarlo será la militancia quien decidirá libremente.

¿Junqueras no ha designado ya a Aragonès?

Insisto: este es un debate que no se está planteando y no hay ninguna decisión al respecto.

La mayoría de cargos institucionales de ERC están en la nueva dirección elegida este fin de semana. ¿Por qué usted no está?

Lo que ha hecho el partido es ir hacia un modelo en el que haya una cierta especialización de unos militantes en la organización y otra parte que esté liderando las instituciones. Son dos roles marcados que se retroalimentan para ayudar a fortalecer ERC. En mi caso, por la responsabilidad institucional que ostento no me correspondía estar en ningún cargo de dirección orgánica del partido. Ha sido una decisión personal.

Ahora hace un año usted comenzó conversaciones con los grupos para impulsar la renovación de un centenar de cargos y consejos que dependen del Parlament. ¿Lo han hecho?

Se han renovado algunos pero es cierto que aún falta mucho recorrido. Volveré a insistir a los grupos en que hay que desencallarlos.

¿Qué le hace pensar que si en estos meses no han sido capaces de hacerlo, lo conseguirán en los meses que se avecinan y que no se prevén especialmente tranquilos?

En todo la responsabilidad es de los grupos parlamentarios. Es importante que seamos capaces de avanzar. Soy consciente de que no es fácil encontrar las mayorías de 90 diputados que requieren algunas de estas renovaciones pero mi trabajo como presidente es recordar a los grupos que su trabajo es ponerse de acuerdo y desencallarlo.

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