El pueblo donde ERC se junta con Ciudadanos para echar al PSC y otros pactos insólitos en los ayuntamientos catalanes
Es sabido que la lógica política que se sigue en el Congreso, los parlamentos autonómicos y los grandes ayuntamientos tiene difícil traslación a los municipios. En los pueblos, e incluso en las ciudades pequeñas, las dinámicas locales pesan más que cualquier otra cosa, y no es extraño que los concejales lleguen a acuerdos contra natura, a veces por razones políticas que solo pueden comprenderse en clave municipal, pero otras por pura afinidad personal o animadversión.
Uno de los pactos más insólitos que dejó la constitución de los ayuntamientos del pasado sábado ocurrió en el municipio de Cabrera d'Anoia, localidad de 1.300 habitantes cercana a Igualada. Durante la pasada legislatura gobernó el PSC, que volvió a ganar las elecciones el pasado 26 de mayo, aunque quedó empatado a concejales con ERC, cuatro para cada uno. Por tanto, la decisión estaba en manos de Ciudadanos, con un concejal, que ha decidido servir la vara de la alcaldía al independentista.
Algo similar sucedió en Sant Vicenç d Montalt, un pueblo de 6.300 habitantes cercano a Mataró. En este municipio ganó JxCat con cuatro concejales, pero la CUP se ha sumado a un bloque formado por PSC, Ciudadanos, PP y un grupo independiente para dar la alcaldía al socialista Javier Sandoval. De esta forma Sandoval repetirá mandato, después de haber llegado a la silla de edil gracias a una moción de censura contra el anterior alcalde, Miquel Àngel Martínez, que fue acusado de corrupción.
Aún más rocambolesca es la investidura de Sant Fost de Campsentelles, de 8.700 habitantes. En esta localidad del Vallés Oriental será alcaldesa la única concejal que resultó elegida por la lista del PSC, y pese a que su partido había decidido dejar gobernar a la lista de independientes, Independents Units per Sant Fost, que ya gobernaban en la última legislatura y que volvieron a ganar las últimas elecciones. Sin embargo, la socialista María José Sánchez decidió presentarse a la investidura y recibió el voto de la lista conjunta de todos los independentistas y también de los 'comuns', lo que le dio la mayoría. El PSC ha expulsado a Sánchez del partido.
Este tipo de acuerdos sorprendentes no se limitan a las ciudades más pequeñas. Uno de los pactos más sonados del pasado sábado en Catalunya ocurrió en Sant Cugat, ciudad de 90.000 habitantes, donde la CUP y el PSC unieron sus fuerzas para investir a la candidata de ERC en contra de la alcaldesa saliente, de JxCat. Un pacto idéntico ocurrió en Figueres, donde ERC también sustituirá al alcalde posconvergente.
En total, los partidos independentistas han pactado uno a espaldas del otro en una sesentena de municipios, aunque solo Sant Cugat de entre las ciudades más grandes. Esta circunstancia ha generado malestar en ambas formaciones, JxCat y ERC, y el president de la Generalitat, Quim Torra, llegó a asegurar este domingo que se habían llevado a cabo “pactos inaceptables”. A juicio de Torra, el independentismo no debe realizar alianzas con los que llama “partidos del 155”.
Precisamente esta opinión del president generó el sábado momentos de tensión y confusión en Santa Coloma de Farners, municipio gerundés de donde es oriunda la familia de Torra. La candidata de JxCat pensaba suscribir un pacto con el PSC para arrebatar la alcaldía a ERC, que había ganado, pero el jefe de la Generalitat intervino con llamadas a ambos grupos para reclamarles que se entendieran. Finalmente, tras aplazar el pleno municipal, JxCat se avino a pactar con los republicanos y a repartirse la alcaldía.
