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Sánchez y Torra allanan el camino al diálogo pese a la incertidumbre electoral en Catalunya

Hora y media de deshielo para encarrilar el diálogo pese a los recelos mutuos

Irene Castro / Arturo Puente

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Pedro Sánchez ha sido recibido en el Palau de la Generalitat prácticamente con honores para su reunión con Quim Torra, en un ambiente de máxima expectación puesto que de ella depende en buena medida la gobernabilidad del Estado y también la relación de los socios del Govern. En Moncloa se muestran muy satisfechos por el resultado del encuentro, que se prolongó durante aproximadamente una hora y media en un clima de “cordialidad”. Pero lo importante, subrayan, es que la mesa de diálogo entre gobiernos, que Sánchez llegó a plantearse retrasar con el anuncio del adelanto electoral en Catalunya, se pondrá en marcha de manera inmediata.

En los próximos días los equipos técnicos de Moncloa y la Generalitat comenzarán a trabajar en los detalles de esa mesa: contenido, formato y calendario, según explicó Torra. Este mes de febrero se producirá el primer encuentro liderado por los presidentes, que era una petición expresa de Torra que perdía sentido si Sánchez renunciaba a acudir.

No obstante, la composición final del organismo con el que tratarán de encontrar una solución “al conflicto político” no está cerrada. Torra tiene que negociarla con ERC y Sánchez, que inicialmente reservaba la negociación a la parte socialista de la coalición, se abre ahora a que haya ministros de Unidas Podemos. “Si tenemos un gobierno de coalición es normal que estemos ambos socios”, señalan fuentes socialistas. “La situación general va cambiando”, justifican la fuentes de Moncloa que hace tres semanas aseguraban que en la mesa solo habría ministros con carné del PSOE.

Pese a que las expectativas eran bajas para las dos delegaciones, finalmente la reunión ha acabado con avances sustanciales. Si Torra había anunciado la semana pasada que una de las razones para no convocar elecciones inmediatas era “comprobar” la voluntad del Gobierno respecto al diálogo -la otra era aprobar los presupuestos-, Pedro Sánchez se ha esforzado este jueves por demostrar que su interés por la negociación es máxima. Hay en España, ha dicho, un “ansia de diálogo” por lo que “la forma de hacer política debe cambiar radicalmente” para “buscar el acuerdo y no la división”.

El presidente del Gobierno llegó a Barcelona con una “Agenda para el reencuentro” bajo el brazo que consiste en 44 puntos de los que Artur Mas y Carles Puigdemont entregaron a sus predecesores con reclamaciones para Catalunya y los ejecutivos catalanes han dado por ignorados durante estos años. “Son todos los temas pendientes desde el momento en que los caminos se se separaron –explicó Sánchez–. Precisamente por eso junto a cada asunto figura una respuesta. Y, en ciertos casos es afirmativa; en otros, se sugiere una alternativa. Pero en todos los casos la respuesta es constructiva. Todos se tratarán en la Comisión Bilateral Gobierno-Generalitat que esperemos también se pueda reunir a lo largo del mes de febrero”.

La apuesta por el diálogo de Sánchez y el interés por responder a propuestas concretas de la Generalitat no oculta que, pese a todo, las posiciones entre el Gobierno y la Generalitat están “alejadas y dispares”, en palabras del presidente. Preguntado por su opinión sobre la autodeterminación y la amnistía que propone Torra, Sánchez ha asegurado: “Demuestra que estamos ante un diálogo largo y complejo, pero que tenemos que hacer paso a paso”.

Pero también el propio Torra ha mostrado este jueves después de la reunión con Sánchez una inclinación hacia la mesa de negociación que pocas veces se le había visto. El president ha puesto los reparos habituales, pues ha dicho que no está claro si el cambio de ciclo pasará de las palabras a los hechos, pero después ha asegurado que la Generalitat lleva “mucho tiempo preparada para el diálogo”, se ha lamentado “de que el 'sit and talk' haya tardado tanto en llegar” y se ha propuesto para encabezar la delegación catalana. Todo ello pese a la provisionalidad que pesa sobre él, tanto por la posible inhabilitación definitiva que el Tribunal Supremo puede dictar en cualquier momento como por su propio anuncio de que convocará elecciones una vez se aprueben las cuentas, previstas para mediados de marzo.

En ERC, sin embargo, creen que este aparente banzado de Torra en favor de la mesa tiene que ver con un cálculo electoral. Los republicanos consideran que, una vez establecidas las condiciones para el diálogo, a JxCat se le haría muy complicado dar un portazo, pese a que no descartan que lo acabe dando según las elecciones se acerquen. Sería una forma de reavivar las tesis del independentismo más intransigente, creen en Esquerra, aunque también confían en que la mesa funcionará suficientemente como para que el president vea demasiados costes en hacerlo.

Por esta razón, los republicanos se han limitado a celebrar la buena marcha de la reunión entre presidentes y a saludar que Torra haya confirmado su participación. “Después de que todo el mundo haya aceptado que la mesa debe celebrarse, ahora tenemos que hablar de quién la compondrá”, ha explicado la portavoz de ERC, Marta Vilalta, quien ha considerado que no habrá problema para decidir los nombres de la parte catalana, entre la que ha considerado “lógico” que esté Pere Aragonès, vicepresident de la Generalitat y líder de su formación.

El optimismo es palpable en las filas socialistas, donde temían una reacción inesperada de Torra que hiciera volar por los aires el camino emprendido por ERC. “Ha salido bien, porque la habíamos preparado mucho”, expresa una de las personas del núcleo duro de Sánchez. El presidente, no obstante, ha dejado claro que la negociación no será fácil en buena medida por todo lo que separa al Gobierno a los partidos que actualmente componen la Generalitat.

Así, Sánchez ha lanzado balones fuera a la pregunta sobre la autodeterminación o la amnistía que exige Torra. “Si algo demuestran estas propuestas por parte del Govern de la Generalitat de Catalunya es cuan diferentes, cuan dispares, cuan alejadas están las posiciones del Gobierno de España y del Govern de la Generalitat”, ha expresado. Esa respuesta ha sido alentadora para Torra, que ha llegado a decir que le parecía que Sánchez asumía la autodeterminación aunque hiciera falta un largo camino. En Moncloa niegan la mayor: el referéndum para la independencia de Catalunya es una línea roja.

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