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OPINIÓN

Porque fueron, somos; porque somos, serán

Fachada del Parlament de Catalunya

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Las fuerzas independentistas hubiesen querido una campaña más larga, más tiempo para tensionar hasta el límite, como ya nos tienen acostumbrados a hacer con el Estatut, la Constitución y la democracia. Pero no fue así, y no solo eso sino que, muy a su pesar, Salvador Illa ganó las elecciones. No contaron con que la propuesta solvente y seria del socialismo triunfaría. Salvador Illa fue el único comprometido políticamente con el feminismo, presentando unas listas paritarias (también en sus caps de llista) y sosteniendo la firme promesa de hacer un Govern feminista y paritario como President de la Generalitat. El PSC ha sido el partido más votado por las catalanas.

Los y las socialistas somos conscientes de las desigualdades estructurales que sufrimos las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Por eso defendemos que se priorice la agenda feminista política y presupuestariamente. Nuestro camino hacia una sociedad más justa e igualitaria entre hombres y mujeres es radicalmente inverso al que quieren los y las que han gobernado Catalunya la última década. Los y las que no cumplen con el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, los y las que lideran el ranking de Comunidades Autónomas con menos órdenes de protección de todo el Estado español (46%), los y las que afirman sin sonrojarse, a pesar de las 169 catalanas asesinadas desde 2003 y de los y las 4 menores asesinados desde 2013, que la pandemia les ha impedido aprobar el Pacto Catalán contra la Violencia Machista. Ojalá para otros temas les hubiese faltado tiempo…

El independentismo lo ha hecho, ha ignorado la advertencia que Clara Campoamor hizo un 1 de octubre –la fecha es, sin duda, paradójica– y ha cometido el error de dejar al margen a las mujeres. Pero nosotras hemos contestado como las que lo hicieron por primera vez en 1933: con nuestros votos.

Los y las socialistas deseamos pasar página de este desgovern. Nuestra prioridad política pasa por luchar contra la violencia machista que mantiene a la mitad de la humanidad, las mujeres, atemorizadas, cansadas, hastiadas de tanta violencia. Pero nuestra misión política como feministas socialistas no se limita a erradicar la violencia machista, sino que nuestro objetivo político es la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. La mitad del cielo, la mitad de la tierra, la mitad del poder.

Porque, sin duda, la violencia machista es el instrumento al servicio del patriarcado para perpetuar las relaciones asimétricas entre los sexos y sostener en el tiempo las jerarquías existentes entre hombres y mujeres. Pero esa violencia no es sólo física, sexual o psicológica. La hallamos también en el contrato social. Urge que lo renovemos. Y para ello, debemos apostar firmemente por la coeducación a lo largo de la vida, para romper con esa cadena de transmisión de estereotipos, que dificulta que las niñas escojan carreras STEM. No more Matildas. Sólo así destruiremos la dinámica perversa de la segregación horizontal y vertical en el mercado de trabajo. Sólo así acabaremos con los suelos pegajosos y destruiremos los techos de cristal.

Las mujeres sólo hemos avanzado en derechos cuando hemos tenido a referentes socialistas en los gobiernos. Mujeres fuertes, valientes, conscientes, todas ellas, que debían ser incómodas si querían ser transformadoras. Y ellas, las que nos precedieron, y nosotras, por las que vendrán, nos comprometemos firmemente a iniciar la transformación en Catalunya. Y es que, porque fueron somos, porque somos serán!

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