El primer “no” de Compromís a Sánchez e Iglesias: lo que pasa en Madrid se queda en Madrid
Las redes sociales han echado humo durante las 24 horas. Cargos públicos de Compromís, PSPV-PSOE y Podemos han debatido con más o menos vehemencia sobre el “no” de la coalición valencianista a la prórroga del estado de alarma planteada por el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. El portavoz socialista en las Corts Valencianes, Manolo Mata, ha enviado una nota de prensa explicando que los motivos por los que la formación representada por Joan Baldoví en el Congreso ha roto el apoyo de la investidura pueden ser “perjudiciales” para los valencianos. Y poco más.
Lo que pasa en Madrid se queda en Madrid. Ni el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, socialista, ni la vicepresidenta Mónica Oltra, de Compromís, ni el vicepresidente segundo Rubén Martínez Dalmau, de Unidas Podemos, han hecho ninguna declaración pública o en redes sociales sobre la ruptura por Compromís del consenso que abrió la legislatura en España. Oltra dijo una vez que “el Pacte del Botànic está a prueba de bombas” y por las fuentes de primer nivel consultadas por el diario.es no parece ser que la situación vaya a cambiar. Otra cosa son las relaciones dentro del Ejecutivo y entre los partidos tras cinco años apoyando sin fisuras los presupuestos en la Comunitat Valenciana, que el amor se acaba, pero de tanto usarlo.
Los escarceos habidos este miércoles y los que se sucederán en los próximos días no dejan de ser una búsqueda por ganar la batalla del relato. Desde que los politólogos norteameticanos introdujeran el término “storytelling” en la comunicación, ganar el discurso se han convertido en el objetivo de todos los partidos. Primero para convencer a los suyos y después para desgastar al rival. Pero la onda expansiva de este “no” al estado de alarma no pasará del embalse de Contreras, frontera física y mental entre la política valenciana y madrileña.
“No vamos a confrontar, hemos tenido otras discrepancias y siempre las hemos superado”. Esta frase es del secretario de Organización del PSPV-PSOE, José Muñoz, y resume cómo acabará esta “ruptura” de Compromís con los deseos del presidente del Gobierno Pedro Sánchez y del vicepresidente Pablo Iglesias de conseguir su apoyo para seguir con el estado de alarma. “El lunes, los tres partidos del Pacte del Botànic presentamos la Ley del Juego en las Corts Valencianes y la sacaremos adelante pese a todas las presiones externas que hemos recibido”, argumenta Muñoz, quien separa la política autonómica de la nacional.
Ferran Martínez, diputado de Podemos en el Parlamento valenciano, ha sido de los más activos en redes criticando el voto de Compromís, pero preguntado por el diario.es concluye: “No lo vemos como una pérdida de confianza. Creo que el voto de Compromís tiene más que ver con una posición de partido y con la intención de marcar una posición diferente a la del Gobierno. Es necesario mantener la cohesión por lo que tenemos delante, tanto por la crisis que nos viene encima como por la dura oposición”.
“No hay ningún problema en el Botànic. En Valencia somos un Gobierno y vamos todos a una”, concluye Àgueda Micó, coportavoz de Compromís. Para una de las mujeres fuertes de la coalición, sus socios en el Gobierno valenciano “entienden” que su posicionamiento es “argumentado” y que llevan “peleando este tema mucho tiempo”.
“Saben que nuestro posicionamiento político es legítimo y debemos presionar para que se tenga en cuenta en el Congreso el cambio en el sistema de financiación”, afirma. Eso sí, advierte Micó: “A partir de ahora vamos a ir negociación a negociación. No vamos garantizar nada de inicio. Podemos y el PSOE deben saber que no tienen mayoría absoluta y que deben escuchar y negociar”. Micó añade: “Nuestra presión en Madrid beneficiará a todos”.
Los próximos días los cauces en las redes sociales, que es donde se está debatiendo la discrepancia en estos momentos, irán menguando conforme el Gobierno del Botànic se vaya enfrentando a nuevos retos planteados por la crisis del coronavirus y a las críticas y denuncias de la oposición. Dos son las cosas que más unen en política: el mantenimiento en el poder y el miedo a que los antagonistas políticos se hagan con él.
Lo que no se cuenta públicamente. En Compromís andan muy cabreados por lo que consideran una actitud de “desprecio” del Gobierno de Sánchez a su formación pese a la “lealtad” que les ha caracterizado desde la moción de censura. Creen que no se les trata con el mismo respeto que al Partido Nacionalista Vasco, “con quienes sí negocian dinero a cambio del estado de alarma”, y ven con preocupación el acercamiento del PSOE a Ciudadanos. “Utilizan a los de Arrimadas para presionar a la izquierda”, se lamentan.
En la coalición ya preparan una batería de titulares del presidente Ximo Puig y el conseller Vicent Soler en los que reclamaban que los 16.000 millones no reembolsables del Gobierno para las autonomías se repartieran con criterios de población. Por si acaso.
Por su parte, en el PSOE y Podemos consideran que en Compromís están interprentando un papel. “No están teniendo visibilidad en esta crisis y están buscando un espacio político que no encuentran”, explican.
De momento, ninguno de los tres partidos se toma esta discrepancia como un tema importante. La sangre no ha llegado al río. Veremos el día que una votación dependa de un solo voto. ¿Se mantendrá la serenidad? De momento, lo que pasa en Madrid se queda en Madrid.
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