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El fisioterapeuta de Zaplana pagó 75.000 euros en 'cash' para un yate adquirido por la trama: “Tenía dinero en efectivo”

Vista del puerto deportivo Marina de Campomanes de Altea.

Lucas Marco

València —

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El fisioterapeuta Miguel Maeso, histórico preparador físico y amigo personal de Eduardo Zaplana, reconoció este viernes en el juicio al exministro del PP que abonó en 'cash' 75.000 euros para la compra del yate 'Loix', una de las adquisiciones náuticas de la presunta trama en 2006. “Lo compramos entre siete u ocho amigos”, explicó el testigo. La Fiscalía Anticorrupción, por el contrario, sostiene que la embarcación de 15 metros de eslora fue comprada con fondos provenientes de “sobornos” en una operación de compra supuestamente ficticia entre varios amigos de Zaplana para ocultar la “titularidad real” de la propiedad, que correspondería al expolítico popular.

Miguel Maeso, patrón de yate, declaró que “lo usaba más en invierno” al tener un apartamento en Altea, en cuyo puerto deportivo estaba atracado el barco. “Daba una vuelta por Altea, por el náutico, comíamos en el barco, lo normal”, especificó.

Se trata del conocido fisioterapeuta que contrató Zaplana como preparador físico personal cuando era presidente de la Generalitat Valenciana. Fue nombrado en 2000 por libre designación (a dedo) técnico de programas de élite en la dirección general de Deportes, al frente de la cual estaba Gonzalo Morell, amigo de Eduardo Zaplana y antiguo compañero suyo en un despacho jurídico de Benidorm. Tenía un sueldo de 36.000 euros aunque, según publicó el diario Levante-EMV, no se dejaba ver demasiado por su despacho, situada a tiro de piedra del Palau de la Generalitat. Miguel Maeso llegó a acompañar al entonces presidente de la Generalitat Valenciana en desplazamientos oficiales al extranjero.

El testigo aseguró que el resto de amigos que figuraban como propietarios del 'Loix' también lo usaban. Además de a Eduardo Zaplana, citó a Paco Grau, asesor fiscal, y “al Gasofa”, en referencia a Francisco Pérez López, ambos acusados en la causa.

A preguntas del fiscal anticorrupción, el fisioterapeuta reconoció que abonó en 'cash' unos 75.000 euros. El fiscal Pablo Ponce no ocultó su sorpresa por el hecho de que pagara tal cantidad en efectivo. Lo hizo, según contestó el testigo, “porque tenía dinero en efectivo”. Un dinero “mío”, aclaró. “Trabajo en la universidad y he trabajado con tenistas y he tenido dinero en efectivo”, apostilló.

El fisioterapeuta ha sido preparador físico de deportistas de élite como el tenista Juan Carlos Ferrero, quien fue consejero en una empresa de clínicas sanitarias junto con Miguel Maeso, entre otros. El fiscal también se interesó por cuál había sido la última vez que conversó con su amigo Zaplana. Maeso contestó en un primer momento que el último encuentro se produjo el “verano pasado”, aunque luego amplió la respuesta: “En el gimnasio algunas veces hemos hecho comidas y nos hemos visto”.

Los áticos de Altea

En la misma sesión de este viernes también declaró el empresario Enrique Javier Céspedes, director del puerto deportivo de Altea Luis Campomanes, convertido en uno de los epicentros de la trama que manejó una 'cifra de negocio' de 20,6 millones de euros. El testigo explicó que mantenía un acuerdo con la empresa Altea Costa Beach SL, de Robert Edgar Bataouche, acusado en la causa por el intento de adquirir dos áticos para Zaplana en la localidad de la Marina Baixa, frente al puerto deportivo, valorados en 812.000 euros. 

Los áticos fueron adquiridos por una empresa del testaferro confeso de Zaplana, su amigo de la infancia Joaquín Barceló 'Pachano'. Durante su declaración se le exhibieron las anotaciones manuscritas halladas en el registro policial de su despacho, en las cuales se lee: “áticos Zaplana”. Preguntado por el significado de tal anotación, Céspedes dijo: “Como el señor Barceló y el señor Zaplana siempre iban juntos, puse esa referencia porque era la persona más relevante”. La explicación del testigo causó cierta hilaridad en el tribunal y un claro escepticismo en el representante del Ministerio Fiscal. “Si hubiese sido con Sergio Ramos, hubiese puesto Sergio Ramos”, apostilló Enrique Javier Céspedes.

El fiscal anticorrupción también le recordó que en los protocolos notariales de los áticos no se corresponden los precios reales con las entregas en B. El testigo, que previamente había afirmado que “no era normal” percibir fondos en metálico por la venta de los apartamentos, alegó a modo de explicación que los apartamentos llevaban “aparejados” trasteros y que la diferencia de cifras correspondía a la posibilidad de unirlos con la vivienda para “dejarla más grande”.

En la misma sesión declararon por videoconferencia dos notarios, Pablo Gómez Clavería y Jorge Iranzo Barceló. Éste último compró a finales de 2006 a Eduardo Zaplana y a su esposa, Rosa Barceló, una vivienda situada en la plaza de la Legión Española de València. Adquirió el inmueble de cara a instalarse tras su jubilación aunque sólo la visitó “un par o tres de ocasiones”. Ni siquiera sabía que hubiera una caja fuerte.

El notario Pablo Gómez se la compró a su vez dos años más tarde. El testigo aseguró que a la vivienda, sita en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, le “hizo un lavado de cara” pintando “algo superficial” y la alquiló al empresario sirio Imad Al Naddaf, quien halló la documentación que entregó a Marcos Benavent, autodenominado 'yonqui del dinero', y que propició el inicio de las pesquisas del 'caso Erial'.

“En la casa había algún objeto, algunos trabajos escolares de alguna hija de un anterior propietario”, dijo el notario, quien también indicó: “En la zona de la caja fuerte no me consta que hubiera nada”.

También declaró por videoconferencia Gabriela Luisa González Lerena Crespi, exesposa de Fernando Belhot, el fiduciario uruguayo que creó el tinglado societario de la presunta trama en paraísos fiscales. La testigo indicó que desconocía haber sido titular de cuentas bancarias de Belhot en países como Suiza, Austria o España. “Yo firmaba con toda la confianza, nunca sabía para qué era la firma, no la conocía esa cuenta”, dijo.

La mujer declaró que una vez divorciada de su esposo, Belhot le pidió su firma para cerrar unas cuentas “en el exterior”. Tampoco conocía si el fiduciario mantenía amistad con Eduardo Zaplana: “Él no me contaba lo que pasaba cuando iba a España”, dijo.

El letrado de Zaplana, poco después de que su cliente se acercara a susurrar algo a la otra abogada que también ejerce su defensa, le preguntó por la “relación” de Fernando Belhot con una prima lejana suya. “Quiero pensar que no tenía ninguna relación porque relaciones fue lo que le sobraron”, respondió. La confesión de Belhot, tanto en la fase de instrucción como en el juicio oral, es una de las bazas de Anticorrupción para apuntalar la acusación.

El abogado se refería a “relaciones comerciales”, le aclaró a la testigo el presidente del tribunal al final de su declaración. El magistrado Pedro Castellano matizó que “no hay ningún dato en el sumario sobre este tema”. La mujer agradeció la aclaración del juez: “Me deja en paz”, concluyó.

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