La difícil integración en Podem: Davó y Lima subrayan sus líneas rojas en el primer intento de acuerdo
Un cargo por persona o una figura que aúne partido e institución. El eterno debate de Podem aboca a la organización valenciana a una nueva disputa en su proceso interno. Las dos candidatas que han confirmado que optarán a la secretaría general, Pilar Lima y Naiara Davó, han mantenido este lunes su primer encuentro para pactar una candidatura unitaria. Un encuentro del que han salido con más distancia que acercamiento y con fuertes reproches entre equipos.
Si atendemos a los comunicados enviados, 'Un Podem amb tú' (la candidatura de Pilar Lima) ha ofrecido a la actual portavoz parlamentaria “integrarse en una lista unitaria”, mientras que 'Governar Unides' (el equipo de Naiara Davó) ofrece a Lima “trabajar conjuntamente en su ejecutiva y la portavocía adjunta de Podem”. Ambas expresan su deseo de converger en una candidatura y aseguran que dejan la puerta abierta.
El problema, en esta Asamblea y en cualquier otra, son los tiempos. El 28 de mayo finaliza el plazo de inscripción de candidaturas individuales y el 9 de junio arranca oficialmente la campaña. Para evitar una guerra, las candidatas deberían llegar a un acuerdo en diez días. Y, dadas las circunstancias y el pesimismo en ambos equipos, no parece que vaya a suceder.
En conversaciones posteriores con miembros de los equipos, la oferta de Lima se amplía a “un puesto en la futura Ejecutiva con un peso importante” y “reforzar” la figura de Davó como portavoz parlamentaria. Una oferta que los de la síndica consideran vacía, dado que fue elegida como portavoz parlamentaria en una votación del Consejo Ciudadano. Superó a la exsenadora, que entonces también quería ser portavoz, por apenas 3 votos. La votación se produjo cuando Unides Podem entró en el Gobierno autonómico y Rubén Martínez Dalmau dejó su acta de diputado para ejercer de vicepresidente segundo del Consell.
La candidatura de la portavoz parlamentaria acusa al equipo de la exsenadora de lanzar un comunicado a la prensa antes de terminar la reunión y de airear una propuesta inexistente; mientras que los de Lima acusan a Davó de no haber llevado ninguna propuesta y mentir en su comunicado. La oferta de la portavocía, sostienen, no ha existido. Y recalcan que el modelo que dejó Antonio Estañ, secretario general dimitido, ya incluía una portavocía coral que recaía en Lima, el ahora director general César Jiménez y Àngela Ballester, destituida de la vicepresidencia segunda del Consell recientemente, por lo que consideran que carece de sentido. Una serie de acusaciones cruzadas muy similares.
Las líneas rojas están sobre la mesa y ninguna candidata parece tener intención de saltárselas. Salvo que aparezca una tercera candidatura -el sector Anticapitalista es dado a participar en estos procesos y aún no ha manifestado su postura- que fuerce un acuerdo. En las anteriores asambleas ha resultado clave el pacto entre corrientes para conseguir una mayoría, y aunque el debate entre pablismo y cualquier otro ismo parece finiquitado, las diferencias entre métodos continúan vivas en otras corrientes.
Pero las líneas rojas a menudo se quedan en un garabato. Cuando Antonio Estañ ganó la votación que le convirtió en secretario general anunció que quería una portavocía coral y feminista; una mujer al frente del grupo parlamentario. Semanas después, con la dimisión de la diputada Sandra Mínguez, el grupo acordó que él mismo ejerciera de portavoz. Asumió su contradicción y, finalmente, no hubo separación de poderes.
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