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CV Opinión cintillo

Apuntad al enemigo

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“Avanceu medidors; esgoteu termes,

malejeu-los, ompliu-los de gemecs,

mediu-nos l’amargor de la impotència

però… ¡guardeu-vos! Surt espés

un fum de fosca rebel·lia 

en mig l’inesgotable menyspreu. “

 Matilde Llòria. València,1960

 

Detrás de cada fracaso hay un responsable. El momento político valenciano está en  la cuerda floja. Exige recuperar pulso y  acierto para evitar males mayores.  Coordenadas: el mito de reparar la financiación autonómica ya está quemado y no sirve para armar la campaña electoral. El eterno Corredor Mediterráneo tendría que transformarse en proyecto pluriautonómico e interdisciplinar para el Eje Mediterráneo ibérico. Efectivo y eficaz. La prolongación de los dos mandatos en la Generalitat y en el Ayuntamiento de València en circunstancias adversas, exige la convicción de que el PSOE por sí mismo no es capaz de revalidar una nueva etapa de gobierno en ambas instituciones. Únicamente lo podría conseguir aliado con las formaciones del arco parlamentario de la izquierda con representación suficiente. Mediante la recuperación de la confianza de los electores plasmada en un proyecto común y creíble de todas las fuerzas políticas que van desde el PP y Vox, hasta el resto de partidos del espectro progresista y valencianista.

Gestión

El PSOE tiene la oportunidad de demostrar su papel como pieza del bipartidismo con experiencia en gobiernos estatales. Sin la presencia de Ciudadanos deberá centrarse y aportar a la coalición un sesgo novedoso y clave para gobernar en la Comunidad Valenciana. Compromís y sus eventuales alianzas, han de empeñarse en  hacer valer su principal activo: el valencianismo ajeno a los vasallajes a fuerzas centralistas con sede en Madrid. Ni Compromís ni el PSOE podrán gobernar sin la aportación de las demás fuerzas políticas afines. Dos condiciones: los socialistas han de  abandonar toda esperanza de monopolizar la opción política de izquierdas. La segunda: Compromís tiene que radicalizarse en sus planteamientos valencianistas. Para todos: un curso acelerado de gestión eficiente de la cosa pública desde el conocimiento en profundidad del caso valenciano. Sin hacer los deberes, es seguro que el alicantinista Carlos Mazón, del PP, será el próximo presidente de la Generalitat Valenciana y que María José Catalá, rememorará los fastos de Rita Barberá en el Ayuntamiento del Cap i Casal.

Manipuladores

La cuenta atrás ya ha empezado y el tiempo perdido difícilmente se podrá recuperar. Las elecciones de 2023 tienen plazo y hora. Las espadas se afilan. Relevo en la delegación del Gobierno en el País Valenciano. La estrategia para controlar los medios de comunicación. Columnistas primarios  se prodigan en periódicos de papel. Trasvase de periodistas a cargos públicos y viceversa. La Comunidad Valenciana se abre paso en las páginas de los rotativos españoles más influyentes. La Generalitat empuja y suple la insuficiencia de la infraestructura de comunicación. La que no ha sabido construir para el País Valenciano. El ente radiotelevisivo público À Punt fracasa en su intento de vertebrar el territorio desde el Senia al Segura y de Requena a Sagunt. Varios años de inutilidad y de incapacidad en contenidos, han impedido crecer en audiencia y en sentido de pertenencia de los ciudadanos. Hacia el único medio de comunicación público que  nació para cubrir el conjunto del País Valenciano. Para integrar a la mayoría de sus cinco millones de habitantes. Ha comenzado la cuenta atrás y se advierte un error manifiesto. Los socios del Botànic, – la coalición que da soporte electoral al Consell– se lanzan al fragor de la batalla de la peor forma posible: con provocaciones y escaramuzas entre ellos. Ahora compro el antiguo edificio de Correos en València, para competir en visibilidad con el Ayuntamiento de València. Ahora  se precipita la caída de la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, de Compromís, mediante el vetusto emisario Ciprià Ciscar. El PSOE gobernará coaligado o no lo hará.

Puerto

De atrás  se arrastra la polémica sobre la ampliación del Puerto de València, competencia del Ministerio de Transportes-Gobierno de España. El puerto contra la ciudad. Cuando la Autoridad Portuaria de València (APV) está presidida por Aurelio Martínez, cargo de confianza nombrado por el presidente Ximo Puig. No ha sido posible o no se ha querido conformar una mesa de diálogo entre las diferentes posturas y los intereses concernidos en la polémica ampliación. Su retraso ha costado una pérdida considerable de esfuerzos, de tiempo, de cohesión política y de recursos económicos de los que nadie se responsabiliza. Aunque sí tiene unos beneficiarios: los grupos de presión política y económica que ansían desde 2015 derribar al Consell de Ximo Puig y al Ayuntamiento de València que preside Joan Ribó. Puertos del Estado, ente estatal del que depende el Puerto de València, ha sido beligerante al ignorar la posibilidad de negociar una salida pactada para este conflicto: Puerto-ciudad. Cuya prolongación es contraria a los intereses de un organismo público y gubernamental. Se trata de impedir a toda costa  que prevalezca el talante flexible y los principios medioambientales del consistorio y del partido que lo preside, Compromís. En el Puerto de València manda el Gobierno de España de Pedro Sánchez y no se negocia nada.

La Marina

En tiempos de Rita Barberá y en la euforia de la Copa del América de Vela, se consiguió la adjudicación a la ciudad de València de la Marina. Incluye en el entorno de la dársena interior, una serie de recintos, tinglados, espacios e instalaciones que han permitido el acercamiento y la integración entre puerto y ciudad. Se derribaron las verjas (2003) y fue posible la coexistencia y la convivencia de los intereses del transporte marítimo con el disfrute de los valencianos. Tienen derecho a acceder al puerto de su ciudad. La Marina se gestionó desde un consorcio paritario compartido entre el Gobierno de España, la Generalitar Valenciana y el Ayuntamiento de València. Ha funcionado en cohabitaciones entre gobiernos españoles del PP y PSOE, con administraciones municipales de distinto signo. Hasta que el 1 de noviembre de 2022 el Ministerio de Hacienda del Gobierno que encabeza el socialista Pedro Sánchez abandonó unilateralmente el consorcio de gestión con la retirada de sus aportaciones económicas para su funcionamiento. ¿Coz o represalia? Quedaron pendientes de su remodelación los otros dos participantes, la Generalitat Valenciana (Ximo Puig) y la corporación municipal de València (Joan Ribó). Estos días se está dirimiendo la forma de continuar en la colaboración entre la Generalitat y el Ayuntamiento. He recibido el siguiente mensaje al respecto: “Se quieren cargar La Marina y La Marina es València”. Hasta ahora la potenciación de La Marina como espacio ciudadano ha sido gestionada por el Ayuntamiento de València, ante la inhibición de los otros dos socios del consorcio. Ahora le dan la espalda. La APV, que permitió el destrozo de la histórica dársena interior del puerto para abrir el canal de acceso actual, se pone de perfil y exige cánones a La Marina por espacios no utilizados. La Generalitat se resiste a colaborar con la ciudad de València, como lo había hecho desde 2003, sin aclarar las razones y las intenciones. La Marina es València. En el Ayuntamiento gobiernan en alianza Compromís (Joan Ribó) y PSOE (Sandra Gómez). ¿Cómo se puede entender el interés y la inversión de 23 millones y medio de euros para que la Generalitat tenga una sede en la Plaza Mayor de València –más los gastos de acondicionamiento y mantenimiento– junto con la desidia a la hora de contribuir a la continuidad de La Marina, a pesar de la retirada extemporánea de la Administración socialista de Pedro Sánchez en el Consorcio que la regía? ¿Por qué se empeñan en dejar solo al Ayuntamiento de València en la Marina, sin reacción por parte de los otros dos socios del Consell del Botànic, Compromís y U. Podemos? El dinero para comprar el edificio de Correos salió de dotaciones presupuestarias de las consellerías de Educación (Compromís) y Vivienda (U. Podemos) ¿La Marina no interesa y Correos sí?

Feria

El drama  de la institución Feria de Muestras de València quedó visto para sentencia después de la desastrosa gestión del Ayuntamiento que presidió Rita Barberá y las presidencias de la Generalitat de Eduardo Zaplana, José Luís Olivas, Francisco Camps y Alberto Fabra, entre 1991 y 2015. Los nuevos gestores del Ayuntamiento y de la Generalitat tuvieron que asumir la ruina de una institución centenaria, pieza clave del desarrollo económico y comercial de la industria autonómica y entidad emblemática para el área metropolitana de València. El agujero superó los mil millones en deuda avalada por la Generalitat y el gravísimo quebranto en intangibles para la economía y para la credibilidad valencianas. Los empresarios: silencio. Lo que mejor saben hacer. Ni la patronal CEV, que celebraba sus asambleas fundacionales en la Feria, ni la Cámara que forma parte del núcleo duro de la institución ferial, se han manifestado, salvo en el hecho nimio de que  la entidad empresarial Unión Gremial, fundadora de la Feria, forme parte de su futurible consejo de administración. El Ayuntamiento de València, en una operación envolvente contra natura, se ha visto forzado a desistir de la presidencia del  Patronato (posible órgano rector) en base a los designios de la Generalitat de Ximo Puig, avalista de la deuda desmedida que se acumuló en las cuentas de la Feria durante los gobiernos del PP.

Experiencia

Formé parte del Patronato de Feria València en varios ejercicios, junto con otros empresarios y expertos que se esforzaron para llegar a un acuerdo de remodelación de la institución. Se intentó preservar el sentido, la misión y la naturaleza de Feria València. El acuerdo se aprobó por todos los órganos rectores hasta que la Generalitat Valenciana decidió esconderlo unilateralmente. Coincidiendo con el trasvase de María José Mira de la conselleria de Economía a la de Hacienda. El trabajo desarrollado por Manuel Illueca (IVF) y los artífices de la negociación en la presidencia de José Vicente González se tiró por la borda. Con la consiguiente pérdida de tiempo y esfuerzo para recomponer una institución de marcado carácter municipal y empresarial. Su funcionamiento permanece paralizado y sin  expectativas, con los consiguientes perjuicios para la economía y para València. La ineficiencia de las entidades y de los líderes económico-empresariales es palmaria. Es la causa de la falta de un proyecto sólido para el País Valenciano. El que necesita  quien quiera ganar las próximas elecciones.

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