Ejes, purgas y trepas
“Els vencedors oblidaren ser pietosos,
els derrocats traspuaren fel i creu.
els innocents feren de sac terrer a la barricada,
els herois pagaren per tots,
Així nasqué, dins foc, el llampec primerenc
i el riu inesgotable de les llàgrimes“.
Matilde Lloria. Altíssim Regne, València, 1960
El País Valenciano soporta tiempos difíciles. No peores que en otras épocas. La incivil guerra del 36 al 39, los cuarenta años de dictadura franquista, la Transición continuista para ir del autoritarismo a la democracia, las consecuencias del llamado “pacto del Pollo” (1995) que le proporcionó el poder a Eduardo Zaplana apuntalado por la exótica Unión Valenciana de Vicente González Lizondo. Quienes conservamos cicatrices de las consecuencias de aquel tránsito fraguado por Federico Félix (AVE), Leonardo Ramón (Unión Valenciana) y José María Jimenez de la Iglesia (CEV) conocemos su modus operandi y el retraso que supuso en los intereses para la modernización y la racionalidad del País Valenciano. Bien entendido que Zaplana no es Mazón ni 1995 es 2023, aquella purga fue despiadada. No se salvaron ni los neutrales. Fría y parecida a como pinta el ansia de venganza que se advierte en los ceses que vamos viendo. Sonó la hora del relevo al conocido grito de ¡Natalio, colócanos a tos!, que clamaban las masas al político liberal alpujarreño e incombustible, Natalio Rivas.
Suma y sigue
Los vientos huracanados que silban en la radiotelevisión valenciana. Ceses en La Marina de València de su gerente, Vicent Llorens y del director adjunto, Evarist Caselles. La numantina rebeldía frente a la destitución de José Luis Pérez Pont en la dirección del Consorci de Museus y en la mejor gestión de la historia en el Centre del Carme. La salida por los aires de Vicent Flor de la dirección en la institución Alfons el Magnànim. El viraje de determinados medios de comunicación adictos al poder. El abandono a su suerte de la casa- Museu Fuster de Sueca. Los palos y lanzas que ha de sortear la Acadèmia Valenciana de la Llengua, por la que tanto trabajó como académico y amigo desaparecido, Josep Lluís Domènech Zornoza. Las andanadas ya nada disimuladas contra la impagable labor realizada por Escola Valenciana en favor de la lengua de los valencianos. Las tretas contra la Cámara de Comercio de València para desbancarla del Consejo autonómico de Cámaras que ambiciona controlar la de Alicante, presidida por Carlos Baño, vinculado al sector zaplanista del PP. La correosa resistencia de Salvador Navarro, presidente de CEV cuestionado por el empresariado alicantino y orillado por el carellonense. Este es el panorama que se constata y advierte en el replanteamiento de entidades e instituciones a partir de los resultados electorales en municipios y en la autonomía valenciana el pasado 28 de mayo. De las debilidades inducidas en las posiciones de poder depende el funcionamiento y la recomposición de fuerzas y alianzas que configurarán el ámbito autonómico en un próximo futuro, del equilibrio o sometimiento se llevarán la peor parte las entidades que constituyen la urdimbre cultural, intelectual y académica (Universidades públicas) del País Valenciano.
Inquina
El odio y el sectarismo llevan a la revancha. Es el vicio conocido de los que persiguen el poder. Trastocar todo, personas y programas, para sustituirlo por los afines, sean o no los que convienen a la sociedad y a los ciudadanos. El espíritu inquisitorial que llevó a Joan Fuster a escribir en 1985 “Uns apunts laterals: INQUISICIÓ I CULTURA”: “No hi ha forma de fer estadístiques sobre les pors actuals, inmediates, que compartim”. La Inquisición era miedo y su herencia sigue entre nosotros. La Inquisición que masacró a la familia del humanista Joan Lluís Vives, entre los pocos intelectuales valencianos que brilló en la Europa ilustrada del siglo XVI y siguientes. Que le llevó a exiliarse, a enriquecer sus conocimientos con Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro, a refugiarse en París, Londres o Lovaina. Escribía a Erasmo en 1534: “Estamos pasando por tiempos difíciles en que no se puede hablar ni callar sin peligro… Los asuntos de España son tristísimos”. Finalmente a renunciar a su tierra: “¿Es allí necesaria mi presencia? Ni lugar me queda para la deliberación, tan atados nos tiene la condición de las cosas”. La terrible intolerancia del fanatismo sectario del Santo Oficio que ni siquiera el emperador Carlos I controlaba. Su padre, Lluís Vives Valeriola, quemado en la hoguera y su madre Blanquina March, perseguida y arruinada, sufrieron de modo incesante la agresividad inquisitorial. Joan Lluís, consultor de reyes, murió triste en Brujas. Tal como decía Albert Camus: “La estupidez insiste siempre”.
Escalada
En el País Valenciano la pinza la ejercen Generalitat y Ayuntamiento de València. Sólo contadas personas saben que Ignacio Rodríguez Santana de Torres, con escaso perfil profesional constatable, ha sido contratado por la alcaldesa de València, María José Catalá, con retribución de conseller: 73.906,42 euros anuales. El azote de periodistas en el imperio del miedo vino a València como consejero áulico para asuntos ignotos de la exalcaldesa Rita Barberá, con quien se enfrentó en conflicto personal de consecuencias irreversibles. Cual Maquiavelo defenestrado pasó a la ejecución de enigmáticos encargos varios, para emerger en esta etapa PP-Vox del gobierno municipal de València, con mando y plaza en la Casa Gran. No basta con dedicar un puente o un galardón para honrar la memoria de las personas. Si tanto se les debe, habrá que respetar sus decisiones y las razones que las motivaron.
Ejes y arcos
Absortos ante el trepidante acontecer en la política interior española y en la barahúnda internacional, se ensombrece el foco hacia los asuntos que interesan en el País Valenciano. Se está conformando el nuevo eje : Alicante– València–Madrid escenificado en el encuentro político-empresarial celebrado la capital del Estado y sellado entre dos presidentes autonómicos del Partido Popular, próximos a los postulados del partido ultraderechista Vox: Carlos Mazón, por la Generalitat Valenciana e Isabel Díaz Ayuso, por la autonomía madrileña. Queda pospuesto, aunque no abandonado el Eje Atlántico que dirigía su trayectoria por Aragón, capital Zaragoza, hacia el flanco norte: Bilbao, Santander, San Sebastián para acceder a Francia por Irún. En esta pecukiar estrategia que incluye el viejo mantra de “València, puerto de Madrid” queda relegada la función de la permanente reivindicación del ferroviario Corredor del Mediterráneo que comisiona Josep Vicent Boira. Resulta difícil sintonizar las posiciones del ministerio de Fomento, que representa Boira, con las posiciones de Mazón y Ayuso, o las tesis centrífugas de la Generalitat de Catalunya y de la gran patronal catalana Foment del Treball. La potenciación del Arco Mediterráneo responde al añejo proyecto periférico, sistemáticamente postergado desde la política centrípeta, que sitúa a Madrid en el principio y fin de todas las cosas.
A las cosas
El nuevo gobierno valenciano PP-Vox, liderado por Carlos Mazón, presidente y Vicente Barrera, vicepresidente y conseller de Cultura, necesita con urgencia establecer las líneas maestras de su acción de gobierno, bien diferenciada de los pactos del Botànic. En esta singladura de mayoría conservadora se ha entrado en la etapa de marcar dos coordenadas para la visibilidad: acción y perspectiva. La acción desde que finalizó el verano de 2023 se hermana con el respaldo del Ayuntamiento de València, igualmente compartido en su gobierno por PP y Vox. En ambas esferas, municipal y autonómica, tras el desembarco se está procediendo a desmontar la estructura y el engranaje, ensamblados en ocho años de gobiernos del Consell del Botànic y del consistorio de la Nau-Rialto, desde dos visiones distintas: para la derecha se ha recuperando el poder que les fue arrebatado en 2015 .
Para la entente progresista, se constata el retroceso en los avances conseguidos en las últimas legislaturas que gobernaron en coalición PSOE y Compromís. ¿Cuesta tanto llegar a acuerdos en lo esencial para ponerse “a las cosas” que interesan a la gente?
Proyecto común
Es buen momento para clarificar las posiciones, los errores y las derivas. No tiene sentido la tentación basculante de invalidar la acción del contrario con ánimo de revancha. Durante los veinte años de gobiernos azarosos del PP –Zaplana, Olivas, Camps y Fabra– el reloj se había parado en muchos aspectos de la necesaria modernización y en las cotas de libertad que necesita una sociedad para reconocerse y avanzar. Por la parte progresista no todo fueron aciertos a la hora de aplicar políticas de acoplamiento de cambios de talante con el sustrato social todavía por madurar. La ausencia de reformas decididas, en sintonía entre las fuerzas coaligadas en la izquierda y la incapacidad en la labor didáctica, que se llama comunicación, han hecho fracasar la aventura del Botànic, más atentos a las suspicacias entre los partidos coaligados por la izquierda, que a la consolidación del proyecto integrador, generoso, realista y ajeno a las servidumbres partidistas que el País Valenciano necesita.
¿Cuándo se trabaja?
¿Si se pasea tanto cuándo se trabaja? El actual gobierno valenciano, de PP y Vox, se vuelca en desaforada carrera por salir en las fotos y figurar por todos los eventos. La hiperactividad se compagina con la siniestra tentación represiva de cortar cabezas. ¿ No sería más positivo trabajar conjuntamente, en vez de descomponer y anular todo lo hecho y adelantado en los gobiernos anteriores de Ximo Puig (Generalitat) y de Joan Ribó (Ayuntamiento de València) con las tres diputaciones provinciales y cientos de municipios? Son más visibles las represalias en el ámbito de la cultura. El error de Mazón al ceder a Vox el área cultural especialmente sensible, con el vicepresidente y conseller de Cultura, Vicente Barrera, es decisión de la que, más temprano que tarde, se arrepentirá. La cultura, es una materia sutil con historia y de vital importancia – que seguramente desconocen y menosprecian Carlos Mazón y su entorno– tiene un efecto multiplicador. Afecta a las raíces del pueblo, a los sentimientos, a las señas de identidad y a su espíritu creativo. Sobre todo cuando se trata de reprimir y manipular desde el despotismo de la sinrazón. y la arbitrariedad.
0