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CV Opinión cintillo

Preocupados por la democracia

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Hace unos días publicaba El País que 254 intelectuales y expolíticos denuncian que el Gobierno “ha quebrado el proyecto histórico del PSOE” comprometido con el espíritu y la letra de la Constitución del 78. Para avalar tamaña acusación recurren al conflicto territorial en Cataluña, claramente desinflamado, y al vasco, que parece pretenden resucitar. Nada se dice de los derechos y libertades reconocidos en la letra y espíritu de dicha Constitución y pasan, por tanto, de referencia alguna al derecho a una vivienda digna y adecuada, al trabajo y su remuneración justa, a las pensiones y su suficiencia, a la negociación colectiva y su capacidad para establecer la fuerza vinculante de lo pactado, al régimen público de seguridad social para todos que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, a la sanidad y la protección de la salud, a la protección de la cultura, la ciencia y la investigación, o al derecho a la enseñanza. Es como si la Constitución del 78 sólo tuviera un artículo, el que se refiere a la indisoluble unidad de la nación española, desde el que acusar, al único partido político con representación parlamentaria que lleva la “E” de España en sus siglas, de acabar destruyendo la Nación política española.

En la misma sintonía, uno de esos intelectuales publica en ese mismo diario un artículo bajo el título “A Cíbeles” llamando a la participación ciudadana en la manifestación convocada para este pasado domingo con argumentos como que “el Gobierno, sin llevarlo en su programa suprime los delitos de quienes pretenden despedazar España”, que “encumbra a los herederos del rentable terrorismo” o que “convierte los más altos tribunales en un coro de muñidores a su servicio” Y concluye con que todo eso es posible porque “usted no se subleva para corregirlo”

La hipérbole de estas soflamas tiene un propósito, estamos en año electoral; y una motivación que las produce, el rencor y la amargura, supongo yo. Pero lo cierto es que no parece que los riesgos de destrucción y despedazamiento de la patria que se profetizan sean hoy mayores que cuando gobernaba el PP, porque el independentismo ha perdido apoyos y porque el PSOE es tan constitucionalista hoy como siempre. 

En todo caso, lo que a mí me interesa, como ciudadano “llamado a sublevarme”, es cómo le va al contenido de nuestra nación española que es la que, a mi entender, le da sentido a su continente. Y su contenido son mis compatriotas, los que hoy cotizan a la seguridad social en número superior a los 20 millones, que lo hacen desde empleos más estables merced a una reforma laboral pactada que recupera el carácter indefinido en la contratación, que tienen más oportunidades de empleo porque la economía ha crecido en cifras superiores al 5% el pasado 2022, que ven que nuestra inflación es la más baja de todos los países de la UE y eso le proporcionará a nuestras empresas mejoras de competitividad para ampliar mercado, que ven sus pensiones incrementadas en un 8,5% este año y garantizada su revalorización, que han visto cómo el SMI se incrementa hasta los 1.000€ y alcanzará el 60% del salario medio este año, que disponen de un Ingreso Mínimo Vital en caso de situación de necesidad, que se han visto protegidos –ellos y las empresas patrias- con ERTE durante la pandemia para salvar la actividad económica y el empleo con evidente éxito, que ven como una tributación más justa en una Europa que le da soporte han permitido sostener un escudo social durante la pandemia y ahora con la guerra en Ucrania; en definitiva, creo que a mis compatriotas el Estado les proporciona oportunidades y protección como no se hizo en la crisis financiera e inmobiliaria que vino de la mano del liberalismo desregulado, ese que prometía y aun promete, pese a las evidencias, menos Estado y más mercado. Pero es que además, en el 2017, antes de la pandemia, también le iba peor al continente -entendido como España- al borde de ser despedazado.

El panorama no es idílico, cuándo lo ha sido, pero siento no encontrar razones para esa sublevación que me proponen. Lo que si encuentro son razones para la búsqueda de acuerdos entre patronal y sindicatos, entre Gobierno y oposición, entre comunidades autónomas para, entre otras cosas, pactar un nuevo sistema de financiación autonómica que caducó en 2014. Razones hay para cooperar, para poner en primer lugar a los compatriotas cuando se habla de patria, para que a nadie le sobren, no ya 26 millones de españoles, sino ni uno solo.

Definitivamente, no veo motivos para la sublevación, lo que sí creo es que las organizaciones sindicales hemos trabajado y seguimos trabajando cumpliendo nuestro papel Constitucional para los millones de españoles y españolas que son el contenido y fundamento de nuestra nación.

  • Ismael Sáez Vaquero es secretario general UGT-PV  
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