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Socialmente perdidos en internet

Mercedes Caballero

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Llevo varios meses dándole vueltas a la utilidad de las redes sociales (a todas). Cierto que según una clasificación muy personalista no todas merecen el mismo calificativo. No creo que a nadie le interese mi opinión sobre ellas, pero siento la necesidad de trasladar algunas inquietudes, quizá para en un futuro decid aquello de “yo ya lo advertí”.

He vivido muy intensamente las campañas electorales de abril, mayo y noviembre y no sé si por el alto grado de confrontación o porque directamente a los medios de comunicación y a la sociedad ya solo le interesa el ultimo exabrupto y/o conflicto entre candidatos, no he encontrado espacios públicos para trasladar a la ciudadanía la verdadera esencia de la política, la que habla de pacificar, de progresar, de consensuar, de avanzar hacia un modelo de sociedad más justo y equilibrado, de solucionar problemas en vez de crearlos, de empatizar entre nosotros. A través de las redes sociales tampoco, ya que más allá de los Likes que se consiguen no tengo la certeza siquiera de que se haya leído el “mensaje”. Solo a través de la oportunidad que me brinda www.eldiariocv.es puedo trasladarles ahora que la vorágine del día a día parece más calmada, algunas de mis preocupaciones.

La principal ansiedad que me provocan las redes es la pérdida del contacto personalizado entre semejantes. Voy más allá de la autocensura impuesta en algunos colectivos de dejar los móviles en una cesta aparte cuando organizas una actividad concreta, o en casa durante los escasos momentos de convivencia que tenemos (por cierto esto mismo lo vivimos con la televisión cuando se metió en los salones y cocinas para ser un sujeto más sobre el mantel). El teléfono redujo considerablemente las conversaciones pausadas frente a frente – recuerdo con nostalgia las riñas de mis padres por esas facturas exageradas por llamadas entre amigos a los que veía a diario -. Ahora el whassap ha sustituido el dialogo.

Y ¿qué me dicen de la falsa visión de la vida a través de los post, las fotos y comentarios pertinentes que se cuelgan para que el mundo envidie nuestra existencia? Hay redes y redes pero ¿se han dado cuenta que todo lo que nuestros millares de amigos comparten en sus perfiles personales son estampas de situaciones bucólicas que para nosotros quisiéramos?. O eso o la muerte de un ser querido. No hay término medio. ¿Saben por qué de mi preocupación?, porque nadie vive en constante bienestar, porque es imposible que esa sea una situación real, porque estamos ocultando conscientemente parcelas de realidad.

La parte positiva es, sin duda, el acceso generalizado que suponen las redes a la información, a toda – la verdadera y la falsa – y los canales que abre para compartir experiencias gracias a la interacción que propicia con una variedad ingente de personas a las que no tendríamos acceso por otros canales. Un universo virtual valioso, una herramienta de participación ciudadana y un espacio libre donde el debate puede incluso generar opiniones y por qué no, formarlas. Ventajas que, sin embargo, quedan eclipsadas por quienes propugnan el enfrentamiento como base de su acción, que insultan- todos lo hemos sufrido en alguna ocasión- y que transgreden la oportunidad de opinar libremente. Como en la vida real, no todo vale y quizás sea la falta de afectividad que solo se trasmite con el contacto directo y queda excluido del universo de internet, la que propugna este tipo de acciones que nos tiene socialmente perdidos.

Dicen que los más jóvenes se informan en gran medida a través de las redes sociales. Si eso es cierto y a la mayoría de nosotros nos sigue costando encontrar espacios públicos para transmitir la esencia de la política, ya entiendo parte de la desafección de gran parte de la población. Me preocupa y me ocupa porque huyo de “no politizar” la vida, porque la vida es política, y si no díganme si –fuera de la “realidad ficticia”- ¿su vida no está marcada por decisiones políticas?. Es política la construcción de mejores accesos por autovías; es política apostar por mejoras salariales; es política invertir en modernizar la educación; es política incrementar el personal sanitario en centros públicos; es política la decisión de crear cuerpos policiales especializados en la lucha contra la violencia de género; y sí, es política este artículo porque el dialogo entre personas no puede ser sustituido por mensajes de whassap, porque la formación de nuestros jóvenes debe ser continua en un mundo cambiante y porque la información que hemos de asegurar a tod@s debe ser veraz. Solo así conseguiremos una sociedad más justa, más igualitaria y sobre todo más concienciada de que el futuro depende de encontrarnos unos a otros en la vida real.

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