Cinco formas de ahorrar en el consumo de luz en casa

Cómo ahorrar en el consumo de luz.

Martín Frías

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Que suba el precio de la luz es una noticia habitual, pero, en realidad, en los últimos meses el precio ha bajado, gracias a las medidas introducidas por el Gobierno para rebajar los impuestos, que introdujo ante las fuertes alzas que provocó la guerra en Ucrania. Desde comienzos de este año, se eliminan progresivamente estas rebajas y, así, el IVA ha pasado desde el mes de enero del 5% al 10% (antes de las rebajas era del 21%). Se preveía que el IVA fuera del 10% durante todo 2024, a no ser que el precio de la electricidad en origen bajase de los 45 euros/MWh. Esto es lo que ha ocurrido en febrero, cuando los fuertes vientos han contribuido a que el precio de la electricidad en el mercado mayorista se desplome, por lo que el IVA ha vuelto al 21% en el mes de marzo.

La subida del IVA en la factura de la luz este 2024 afectará principalmente a los usuarios que estén en el mercado libre, sobre todo, a aquellos que tengan una tarifa fija, que son la mayoría. La subida será menor para quienes estén en el mercado regulado (PVPC).

Cómo ahorrar en el recibo de la luz

La reciente subida del IVA es una buena oportunidad para revisar nuestro consumo de electricidad y buscar posibles ahorros que lo compensen. 

1. Ajustar el contrato a nuestro consumo

Una cuestión que a menudo produce confusión es decidir entre los dos tipos de tarifas disponibles: mercado regulado o mercado libre. El mercado regulado de la luz ofrece el PVPC (Precio Voluntario al Pequeño Consumidor) y los precios están regulados por el mercado eléctrico y supervisados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En el mercado libre hay una gran cantidad de empresas que ofrecen luz, gas y servicios de mantenimiento con distintos tipos de tarifas: precio estable revisable cada año, con discriminación por franjas horarias o tarifa plana. 

La decisión dependerá de los hábitos de consumo. La discriminación horaria es obligatoria en el mercado regulado, por lo que si no podemos concentrar el mayor gasto en los horarios valle (por la noche, entre las 24 y las 8 horas), puede ser mejor una tarifa plana del mercado libre.

2. Ajustar la potencia contratada

Una parte importante de la factura es independiente del consumo y corresponde a la potencia contratada en nuestro hogar. Solo nos acordamos de ello cuando conectamos demasiados electrodomésticos y 'salta' el interruptor automático de la instalación por superar la potencia de nuestro contrato. 

Sin embargo, ajustar la potencia puede ayudar a reducir la factura. Si la mayor parte del tiempo no usamos grandes electrodomésticos o podemos programar su uso para que no estén todos consumiendo a la vez, podemos revisar la potencia contratada a la baja. prevenir picos de uso de electrodomésticos en los que podían saltar los plomos. Una potencia contratada en exceso para la intensidad de uso que tenemos puede llegar a multiplicar por dos la cantidad a pagar en la factura, ya que cada tramo se va gravando sensiblemente.

No es mala idea entonces chequear la potencia y valorar si se ajusta a la que necesitamos o podemos bajar al tramo inferior. Por ejemplo, pasar de 5,75 kW a 3,45 kW supone pagar aproximadamente la mitad por este concepto, dependiendo de la suministradora.

3. Ajustar los termostatos

La calefacción eléctrica en invierno y el aire acondicionado en verano suponen una buena parte del gasto de los hogares que dependen de la electricidad para la climatización. Hay que tener en cuenta que cada grado de diferencia puede suponer alrededor de un 10% de incremento de gasto o de ahorro. Andar en camiseta por casa en invierno porque mantenemos la temperatura a 24 grados o tener que ponerse un jersey en verano porque el aire acondicionado está a 19 grados son costumbres que pueden salir muy caras. La temperatura recomendada en invierno está entre los 20 y 21 grados, mientras que en verano debería ajustarse a 24-25. En ambos casos estaremos cómodos si nos vestimos adecuadamente. Ponerse o quitarse un jersey puede traducirse directamente en euros de ahorro en la factura.

4. Cuidado con los electrodomésticos

Además de la climatización, los electrodomésticos son los grandes consumidores de electricidad en los hogares. En cada caso podemos reducir sustancialmente la factura si seguimos recomendaciones sencillas:

Nevera: no tienen un consumo de potencia elevado, pero están funcionando siempre. Evitar dejar la puerta abierta, especialmente del congelador, y no meter platos calientes puede ayudar a reducir el consumo.

Lavavajillas: este electrodoméstico supone de por sí un ahorro respecto a lavar a mano. Si además se utiliza siempre a carga completa y dispone programas ecológicos de menor consumo, estaremos ahorrando dinero.

Lavadoras: los programas cortos y en frío (a 40 grados o menos) pueden suponer un ahorro importante del precio en cada lavado, ya que la mitad de la energía se emplea en calentar el agua.

Secadora: igual que los anteriores, se debe usar a carga completa y evitar los programas de secado total (es mejor que la ropa tenga un mínimo de humedad, no se arruga tanto). Tender la ropa en verano también supone un mayor ahorro.

Placa de cocina: las placas de inducción consumen hasta un 40% menos que las equivalentes de vitrocerámica.

Horno: siempre que podamos usar el microondas estaremos ahorrando una gran cantidad de energía. Si necesitamos usar el horno convencional, conviene programar los platos para hacer varias cosas a la vez y evitar en lo posible abrir la puerta.

5. Eliminar los vampiros de energía

Si tienes aparatos electrónicos con el 'piloto' encendido, en modo de espera, la suma de todos ellos puede suponer hasta el 10% de tu consumo de electricidad. Aunque no parezca demasiado, es un gasto innecesario que debemos eliminar para ahorra dinero y reducir nuestra huella de carbono. 

La solución inmediata es desconectar los dispositivos que no estés utilizando, pero esta tarea puede ser tediosa. Una forma de simplificarla es conectar varios dispositivos a una regleta con interruptor (por ejemplo, el televisor o el ordenador y todos los equipos asociados). Otra opción es usar temporizadores y enchufes inteligentes que desconecten estas regletas por la noche o cuando no estés en casa.

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