Las cuatro claves para que la fruta y la verdura no se estropeen (tan rápidamente)

Foto: Jacqui Sosa

Marta Chavarrías

El consumo de fruta y verdura se convierte, de forma especial durante la temporada de verano, en una parte importante de la dieta gracias a su aporte de frescura. En la mayoría de las ocasiones se trata de alimentos que suelen consumirse crudos, sobre todo la fruta. Y ahí está el principal problema. Cualquier vegetal crudo puede ser portador de gérmenes, y algunos pueden llegar a ser patógenos para las personas.

En la mayoría de los casos, estos gérmenes son sensibles al calor, es decir, no resisten los procesos de cocción, que son los que reducen el riesgo de contaminación. Pero, si la fruta o cierta verdura no se cocinan, tiene que haber alguna manera de reducir los riesgos. Sí existen varias formas para conseguir que la fruta y verdura nos duren más tiempo en buen estado.

1. El momento de la compra, crucial

Si hacemos la compra con la intención de que dure al menos una semana, debemos fijarnos en que la fruta y la verdura no haya madurado del todo para que no se estropee antes de consumir. De esta manera, dejaremos que madure en casa hasta que hayan madurado lo suficiente para comer. Si adquirimos fruta ya madura y no la consumimos en un plazo máximo de dos a tres días, corremos el riesgo de que se nos estropee. Al llegar a casa, deberemos vaciar la bolsa lo más pronto posible y guardar los productos en un lugar fresco y ventilado, como una cesta de mimbre.

2. En casa, ¿todo a la nevera?

Cuando llegamos a casa, debemos quitar la fruta y verdura de las bolsas y recipientes. En función de su maduración y del momento que tengamos previsto consumirla, la guardamos fuera o dentro de la nevera. La clave para que alargue más es conservarla en la nevera, no en cualquier zona, sino en el compartimento especialmente destinado a estos productos, donde deben estar entre 3-5ºC, ni más ni menos. Deben ir a la nevera fresas, lechuga, brócoli, coliflor, higos, espinacas o rúcula. También las setas como los champiñones.

Ciertas piezas de fruta y verdura pueden conservarse fuera de la nevera, preferiblemente en un lugar fresco, seco y que no le toque el sol. Algunos productos, aunque con la refrigeración duren más, probablemente pierdan parte de su sabor. Es el caso de naranjas, mandarinas, plátanos, pomelos, limones o limas. También patatas, cebollas, calabazas, ajos o tomates. Otras frutas, como los plátanos, si se ponen en frío aparecen unas manchas negras. Es recomendable mantenerlos en racimos y cubrir la parte donde se unen con un poco de papel film.

Tanto si conservamos fruta o verdura en la nevera como fuera, lo haremos durante un periodo de tiempo no muy largo. Con el paso del tiempo, la mayor parte de estos alimentos pueden perder algunas de sus propiedades.

3. No todas las frutas pueden ir juntas

Apilar varias piezas de fruta juntas, en un mismo frutero, puede hacer que se aceleren los procesos de maduración. Por ejemplo, las manzanas contienen gas etileno, que hace que el resto de frutas que están al lado maduren más rápidamente. También continúan el proceso de maduración tras la recolección otras frutas como plátanos, melones, aguacates, higos, nectarinas, melocotones o peras. Son frutas climatéricas.

En cambio, las no climatéricas, como cerezas, uvas, naranjas o piñas, maduran mientras permanecen en la planta y dejan de hacerlo tras la recolección, cuando ya no están en la planta. En este caso, la vida útil se reduce si se recogen en el punto de madurez máximo. Deberemos mantener separadas, por tanto, las verduras más susceptibles al gas etileno como espárragos, coles de Bruselas, brócoli, escarola, lechuga o guisantes) de manzanas, plátanos, melones, higos, uva, kiwis o melocotones.

4. ¿Cómo y cuándo lavar la fruta?

¿La lavo antes de guardar? ¿Es preferible guardarla en la nevera aunque tenga restos de tierra? En algunos casos, lavar la fruta y verdura antes de guardarla (en la nevera o en la despensa) acelera el proceso de descomposición. Es aconsejable lavar solo aquellas piezas que sabemos que no se estropean. No se incluyen dentro de esta categoría frutas como las fresas, los frutos rojos o las hierbas aromáticas como perejil o menta. Estos deben lavarse antes de consumir.

¿Cuál es la mejor manera de lavar la fruta y la verdura? La Agencia catalana de Seguridad Alimentaria (ACSA) da algunas pautas sobre la mejor manera de hacerlo:

Lavar la fruta antes de pelar y cortar bajo el chorro de agua, enteras y con piel. De esta manera se evita que, al cortarlas, los microorganismos u otros contaminantes presentes en la superficie pasen en el interior. Mientras se lava, se frota bien la superficie.

Eliminar las hojas exteriores de productos como lechuga o col. Las hojas que se vayan a consumir deben lavarse una por una.

En alimentos como las setas se puede usar un cepillo para verduras, también para las patatas o los melones.

Si detectamos la presencia de magulladuras, heridas o cortes o zonas excesivamente maduras, es mejor descartarlas.

Una vez pelados y cortados, volvemos a lavar los vegetales.

Es importante secar bien con papel de cocinao un trapo seco para acabar de eliminar la posible presencia de bacterias.

Una vez limpias, si no se consumen inmediatamente, las conservaremos en la nevera hasta el momento de servir.

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