Tecnologías 2G y 3G: ¿cuándo dejarán de funcionar y qué consecuencias tendrá según el teléfono que uses?

Un teléfono móvil

Cristian Vázquez

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La tecnología avanza a toda velocidad y algunos recursos, que hace no tanto tiempo fueron revolucionarios, ahora ya han quedado obsoletos. Como si fueran un mueble viejo, no solo no se utilizan, sino que además ocupan un espacio valioso y necesario para el funcionamiento de los productos nuevos.

Eso es lo que sucede con las redes de telefonía móvil de segunda y tercera generación, conocidas como 2G y 3G. Con el tiempo, la red de 4G se ha expandido hasta abarcar la gran mayoría de los equipos en uso en este momento.

Y la 5G, además, viene abriéndose camino para ser, en los próximos años, la dominante. Es por esto que las redes más antiguas ya tienen fecha de caducidad: el “apagón” del 2G y 3G está previsto para los próximos años. Una medida que acarreará varias consecuencias positivas, y también alguna dificultad.

Hacer sitio a las tecnologías nuevas

La comparación con un mueble que ya casi no sirve y ocupa demasiado sitio es más directa de lo que puede parecer. Y es que el espacio disponible para las redes telefónicas es limitado: cuenta con una serie de canales a través de las cuales circulan los datos.

Esos canales son las frecuencias del espectro radioeléctrico disponible para radiocomunicaciones. A la telefonía móvil en España les corresponden nueve bandas, desde la de 700 hasta la de 3.500 megahercios (MHz).

Varias de esas frecuencias todavía están destinadas, en la actualidad, a tecnologías antiguas. La de 900 MHz es compartida por las redes 2G y 3G, mientras que la de 2.100 MHz se destina en exclusiva para la 3G. La de 1.800 MHz, en tanto, se divide hoy por hoy entre la 2G y la 4G.

Cuando las 2G y 3G se “apaguen”, esas frecuencias dejarán un hueco que podrá ser aprovechado por la 5G, que por ahora utiliza solo las bandas de los extremos: la de 700 MHz y la de 3.500 MHz.

Y esto es valioso por varios motivos. El más evidente es la mayor eficiencia de las redes 4G y 5G, que con los mismos recursos ofreceN a los usuarios mucha mayor velocidad y, por lo tanto, un mejor servicio.

Pero las ventajas también se harán notar en aspectos como el consumo energético y la emisión de gases contaminantes. Según un estudio difundido por Vodafone, la red 3G es la más ineficiente de las todas que están en funcionamiento.

Cuando se apaga una antena 3G que consume de media unos 410 vatios, el puesto 4G que la sustituye necesita apenas de 4 vatios -lo que gasta una bombilla de luz, grafica el documento- para absorber el mismo tráfico.

Para un “típico gran operador europeo” con 18.000 antenas de 3G, añade el informe, apagar la red 3G representará un ahorro de 65 gigavatios-hora (GWh) por año. La red 2G seguirá vigente un tiempo más, y para compensar el apagón de la 3G requerirá de 13 GWh más por año. El resultado, entonces, es un ahorro de 52 GWh por año.

Dado que en España existen cerca de 62.000 antenas de 3G, el ahorro total sería de unos 180 GWh por año. Y esto a su vez equivale a una reducción de unas 53 toneladas en los gases de efecto invernadero que se liberan en la atmósfera.

¿Cómo afectan estos cambios a los usuarios?

Hasta aquí, los beneficios globales. Pero ¿cómo afectará a los usuarios ese apagón de las redes 2G y 3G? Pues para la mayoría -que emplea teléfonos que se conectan a internet a través de 4G y 5G- esto no cambiará nada en sus vidas cotidianas.

Tampoco cambia nada para quienes utilizan pulseras, relojes, gafas y otros aparatos de la llamada "tecnología vestible”, que también se conectan a internet a través de las redes 4G y 5G. 

Los que sí dejarán de funcionar son los teléfonos más antiguos y sencillos, así como muchos de los modelos con teclas grandes pensados para adultos mayores. Estos dispositivos solo sirven para hacer llamadas y enviar mensajes de texto tradicionales (SMS). En estos casos, los usuarios tendrán que actualizar sus equipos.

Por lo demás, el apagón del 3G tendrá otra consecuencia pero a un nivel más técnico. La mayoría de llamadas de teléfonos móviles se efectúan todavía a través de esa red. Hablamos de las llamadas tradicionales, no las que se realizan por WhatsApp u otros sistemas de mensajería (ni mucho menos las videollamadas por Zoom o Skype).

Cuando el 3G ya no esté disponible, las empresas tendrán que activar las llamadas a través del 4G, también conocidas como VoLTE o “voz sobre LTE” (acrónimo de ‘Long Term Evolution’, como se conoce a la tecnología de esa red).

El problema es que no todos los móviles con 4G soportan llamadas VoLTE. Es por eso que el apagón no será de las dos redes a la vez: primero dejará de funcionar el 3G, mientras que el 2G seguirá vigente durante un tiempo más.

¿Y cuándo será todo esto?

El apagón de la red 3G sucederá relativamente pronto. Vodafone ha anunciado que será a finales de 2023, aunque ya lo ha realizado, de forma experimental, en dos ciudades: Talavera de la Reina, en Toledo, y Badalona, en Barcelona. En ambos casos se crearon grupos especiales de asistencia, para ayudar a los posibles afectados.

Orange, por su parte, advirtió de que sus redes 3G quedarán inactivas en 2025, tanto en España como casi todos los demás países europeos donde está presente (Francia es la única excepción).

Movistar, en tanto, también se ha puesto la meta de que en 2025 salga de servicio su red 3G, al mismo tiempo en que -según las previsiones de la propia empresa- toda la red de telefonía fija de cobre termine de ser sustituida por la de fibra óptica.

Las empresas pueden detectar qué clientes siguen usando teléfonos que solo funcionan con 2G o 3G, y enviarán mensajes de texto para avisarles de que deberán renovar sus equipos para no quedarse sin conexión.

La red 2G, como se ha mencionado, continuará “con vida” un tiempo más: se estima que hasta 2030 (fecha para la cual ya podría estar llegando el 6G, la sexta generación de teléfonos móviles). Y no solo para permitir que sigan pudiendo efectuar y recibir llamadas los teléfonos 4G sin VoLTE.

El 2G sigue siendo la base de muchísimos dispositivos, como terminales de puntos de venta (TPV, es decir, datáfonos) y otros aparatos que utilizan un tipo de conexión llamado M2M (‘machine-to-machine’). Es una red muy extendida a nivel industrial y comercial, y por eso en España -al igual que en casi todo el resto de Europa- se ha decidido esperar algunos años más hasta su definitivo apagón.

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