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¿Es bueno que las perras tengan una camada antes de ser esterilizadas?

Foto: Pixabay

Jordi Sabaté

Álvaro, dueño de una bodeguera andaluza, nos escribe para consultarnos sobre las necesidades de su joven amiga: “Matilda es una perra joven y alegre, pero acaba de pasar su primer celo y me estoy planteando si esterilizarla ya o hacer que críe. He estado comentando con dueños de otros perros donde solemos pasear, y hay disparidad de opiniones: unos me dicen que conviene que críe para evitar tumores y embarazos psicológicos y otros, al contrario, que puede ser malo para ella. Creo hay mucha confusión sobre esto y me gustaría que me lo aclaraseis, ya que he visto que tenéis una sección de perros”.

Lo primero que le debemos decir a Álvaro, y a todas las dueñas y dueños de perros, es que nadie mejor que su veterinario para aclarar estos temas, ya que son los verdaderos expertos. En segundo lugar, ya que nos conmina a indagar sobre la materia, sin mucho esfuerzo hemos averiguado que tienen razón aquellos que le desaconsejan cruzar y hacer parir a Matilda.

No necesitan ser madres

En realidad, tal y como detallan desde la web Sr Perro, ni las perras sienten ninguna necesidad de tener crías ni el parto las previene contra tumores de mamas, cáncer de útero u ovario. Más bien al contrario, según escribe el veterinario Jesús Fraile, “mucha gente piensa que la perra debe tener al menos una camada para estar más equilibrada psíquicamente y evitar el embarazo psicológico. No es cierto”.

“El embarazo psicológico”, prosigue Fraile, “no depende de si la perra ha tenido o no partos previos, sino que es un trastorno hormonal transitorio y en nada depende del deseo de la perra de quedarse preñada”. El veterinario explica que el mejor remedio para evitar los embarazos psicológicos, y otras alteraciones anímicas, es precisamente la esterilización. A este respecto, asegura que cuanto antes se haga, tanto mejor, siempre que sea a partir de los seis meses, justo antes del primer celo.

Desde la clínica veterinaria Torreblanca de Sevilla también aconsejan no esperar a que una perra tenga el primer celo para esterilizarla, ya que de este modo se reduce mucho la probabilidad de que padezca tumores mamarios y otras complicaciones. Además, tras la esterilización se reduce drásticamente el peligro de cáncer de útero y ovarios.

En concreto, aseguran que las perras castradas antes del primer parto tienen el 0,05% de probabilidad de padecer tumores mamarios. Las perras castradas entre el primer y segundo celo suben la probabilidad al 8%; las esterilizadas entre el segundo y el tercero ascienden al 26% de riesgo y a partir del tercer celo, el riesgo de padecer tumores es el mismo que en perras no esterilizadas. 

El embarazo, alto riesgo de complicaciones

Lejos de ser la solución a nada, el embarazo puede suponer un cúmulo de complicaciones y riesgos para la perra que dejan claro que cruzarla no le aporta ningún beneficio extra. En el primer tercio del embarazo el riesgo de aborto es alto y puede que no seamos conscientes del mismo, con lo que se puede producir una infección uterina que ponga en riesgo su vida por peligro de septicemia.

También puede darse un buen número de complicaciones que finalmente exijan un parto por cesárea, con lo que deberemos someter a la perra a una operación considerable y peligrosa, que exigirá no pocos peligros y cuidados en el postoperatorio, y que le impedirán ocuparse de sus cachorros, lo que le provocará una eventual frustración. Por otro lado, en los días posteriores al parto existe el riesgo de infección uterina, eclampsia, mastitis y un largo etcétera de trastornos y enfermedades.

Finalmente cabe tener en cuenta el riesgo de que en el cruce nuestra perra se contagie de alguna enfermedad de transmisión sexual como el herpes virus canino y la brucelosis canina, por citar las más comunes, aunque no sean las únicas. Estas dos enfermedades pueden prosperar de forma asintomática y tienen consecuencias devastadoras tanto para el sistema inmune de la madre como para su camada, puesto que significan muchas veces la muerte de todos o parte de los cachorros en los días posteriores al nacimiento. 

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