Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Noticia de agencia

Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Esta información es un teletipo de la Agencia EFE y se publica en nuestra web de manera automática como parte del servicio que nos ofrece esta agencia de noticias. No ha sido editado ni titulado por un periodista de eldiario.es.

Marine Francen dedica su primera película a las mujeres libres y fuertes

Marine Francen dedica su primera película a las mujeres libres y fuertes

EFE

Madrid —

0

La realizadora francesa Marine Francen ha dedicado su primer largometraje, “La mujer que sabía leer”, a las mujeres libres que, “incluso en entornos muy sencillos, han sabido tener las riendas de su vida; mujeres fuertes para las que la sumisión no era algo inevitable”.

“La película -explica la directora en una entrevista con Efe- adapta un relato muy corto que llegó a mis manos en el momento oportuno; trata de un periodo histórico concreto, a mediados del XIX, pero tiene más que ver con la mitología griega porque habla de valores humanos fundamentales que tocan a todo el mundo en todas las épocas”.

Y, muy poderosamente, advierte, habla de sororidad y de feminismo.

“Me pareció fascinante que, hace siglo y medio, las mujeres se plantearan cosas como quién y cuándo tiene el derecho a decidir si se tiene o no un hijo, su capacidad de expresar sus deseos o de resistir a un dominio masculino; hay una resonancia muy fuerte con lo que hoy pasa”, considera la directora.

La película, que se estrena el próximo viernes, comienza en 1851, en el momento en que las fuerzas leales al rey Napoleón III se llevan a todos los hombres de un pueblo republicano como represalia por su posición política; mientras esperan noticias de sus maridos y padres, las mujeres sacan la vida adelante solas, en los campos, con los animales, con los hijos.

Pasado un tiempo, y atemorizadas por los soldados que ocupan las montañas que rodean su pueblo, el grupo toma la decisión de no dejarse ver pero si sólo un hombre llegase al pueblo, lo compartirían; y eso ocurre.

Solo una de las mujeres sabe leer, gracias a que su padre decidió enseñarle, algo muy infrecuente, y el hombre que llega trae un libro con él. Unidos por ese lazo, comienzan una historia de amor hasta que, en un momento dado, sus amigas y vecinas reclaman que cumpla el compromiso.

“Me cautivó cómo el relato de Violette Ailhaud abordaba el deseo femenino, sin tabúes, siendo directo y crudo, pero no vulgar. Y luego, su escritura tenía una fuerza poética extraordinaria”, explica.

Francen, que trabajó más de diez años como asistente de dirección de cineastas como Olivier Assayas o Michael Haneke, reconoce que de ellos aprendió “a gestionar las dificultades de un rodaje; ahora, la escritura cinematográfica, la puesta en escena, solo se aprende haciéndolo, sobre todo si uno quiere colocar su propia voz”, apunta.

Así, no dudó en complicarse la vida: “Mi reto era crear ese grupo de mujeres, transmitir a través de su condición femenina la necesidad de preservar la continuidad de la vida a pesar de las condiciones precarias en las que se encuentran”.

Y lo hizo con un formato inusual, cuadrado, como el cine antiguo: “Era una película histórica a la que quería dar aire y fuerza de modernidad, que la cámara se pegara mucho a sus cuerpos, a veces, encima del hombro. Tampoco quería que las localizaciones, que eran bellísimas, distrajeran”, se justifica.

Es consciente de haber hecho una película muy política. “No quería plasmar ideas a toda costa, con diálogos forzados, sino mostrar el poder de esas mujeres y su manera defender su libertad. Mujeres dispuestas a todo que no soportan el dominio de un hombre y que deciden encerrarse en su pueblo, resistir, como compromiso político”.

En ese punto, Francen hilvana con la polémica sentencia de La Manada: “Creo que es necesario denunciar la violencia masculina porque, desgraciadamente, hay en ciertos hombres un modo de consumar su sexualidad violenta y denunciable, siempre -precisa- sin estigmatizarlos a todos”.

“Aquí no hay rechazo a los hombres, pero sí cosas que las mujeres toleran, incluso inconscientemente. Pero hoy no hay motivo para tolerar nada ni ser sumisa, ni en los sueldos, ni en la calle, ni en las casas. Hombres y mujeres deben encontrar el modo de parar esas relaciones nocivas para la mujer. El hombre -zanja- ni decide ni manda y espero que las jóvenes generaciones integren eso en sus cabezas”.

Etiquetas
stats