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El neozelandés que fue a Egipto para llevar la tumba de Nefertari hasta tu propia casa

Simon Che de Boer capturando imágenes en la tumba de Nefertari

José Antonio Luna

Viajar al antiguo Egipto sin abandonar el salón. Solo basta ponerse unas gafas de realidad virtual, descargar un programa y empezar a pasear por la tumba de la reina Nefertari mientras una voz explica los detalles de las pinturas. Esa es la premisa del experto en digitalización cultural Simon Che de Boer, un neozelandés que fundó una empresa llamada realityvirtual.co dedicada a, según él, ofrecer experiencias para “estar ahí”.

“Ganamos dos cosas de este esfuerzo: la primera, que tenemos un conjunto de datos precisos sobre un patrimonial invaluable; la segunda, que podemos proteger este lugar de la degradación, ya que los recorridos virtuales pueden realizarse incluso si este cierra al público”, señala a eldiario.es Che de Boer refiriéndose a Nefertari: Journey to Eternity, un proyecto hecho público hace dos semanas de forma gratuita en la plataforma digital de software Steam.

Según su creador, el proyecto comenzó de forma “circunstancial” tras viajar por California durante meses haciendo demostraciones de su tecnología hasta que CuriosityStream, un servicio de streaming, y Experius VR, una compañía de realidad virtual, decidieron colaborar para desarrollar esta idea. 

De esta forma, Che de Boer hizo la maleta, metió en ella un ordenador y una cámara, y se desplazó desde Nueva Zelanda hasta Egipto. Treinta y seis horas de viaje que, según este, “merecieron la pena”, pero que no estuvieron exentas de jetlag. “Toda esta experiencia fue como una maratón, en la que tuve que luchar contra la falta de sueño y contra el calor extremo”, explica. ¿La misión? Llegar a la tumba de Nefertari en el Valle de las Reinas, lugar donde se encuentran enterradas la mayoría esposas de los faraones del Imperio Nuevo de Egipto.

Nefertari, como apuntan en National Geographic, era la esposa predilecta del faraón Ramsés II, algo que convierte su cámara funeraria en una de las más destacadas de la historia.  “Lo que hace de la tumba de Nefertari la más bella del Valle de las Reinas es su decoración mural”, la cual, según la revista cultural, representa “diversos capítulos del Libro de los Muertos, una colección de textos funerarios relacionados con las distintas etapas del viaje del difunto al Más Allá, según las creencias del antiguo Egipto”.

Aunque la tumba fue descubierta por el arqueólogo Ernesto Schiaparelli en 1904, esta ha permanecido cerrada durante años por el deterioro de sus pinturas. No fue hasta 2016 cuando el ministro egipcio de Antigüedades, Jaled al Anani, decidió reabrirla durante una cumbre para fomentar el turismo. Pero ahora, para llegar a La Gran Esposa Real de Ramsés II no hace falta desplazarse hasta sus restos. Los vestíbulos, los detalles de los dioses Osiris y Anubis, así como el colorido ornamento, pueden verse, literalmente, a un palmo de nuestra retina gracias a la tecnología desarrollada por Simon Che de Boer.

Un secreto llamado fotogrametría

En lugar de emplear complejos y caros escáneres láser 3D, este estudio decidió que lo ideal era optar por una técnica llamada fotogrametría. “Es el arte oscuro de tomar muchas fotografías y utilizar el ordenador para triangular esas imágenes. De esta manera, se pueden extraer las características de esas capturas y, a partir de ahí, se genera una nube de puntos 3D que da lugar al primer modelo”, aclara el director de la empresa neozelandesa.

Concretamente, para el caso de Nefertari, tuvieron que realizar aproximadamente 3.000 imágenes de 36 megapíxeles. “Nos llevó entre unas seis u ocho horas. Estos datos se adquieren muy rápido, esto si el proceso no se interrumpe a causa de un desmayo por agotamiento de calor”, explica Che de Boer sobre las condiciones en las que llevaron a cabo la toma de datos. Lo que sí lleva algo más de tiempo y trabajo, según el experto, es “procesar las fotos y transformarlas en una experiencia de realidad virtual”.

Asimismo, debido a la fragilidad del material, el técnico en digitalización cultural tuvo que tener en cuenta ciertas medidas para no deteriorar la obra. La luz infrarroja y ultravioleta, como apunta el creador de Nefertari: Journey to Eternity, “no suelen utilizarse en estos entornos” ya que expondría el patrimonio a esta luz. Por ello, la fotografía con flash es la mejor opción: “Solo dura unos pocos milisegundos por disparo y su exposición es mínima, sin degradación”, indica. A pesar de esto, tampoco escatimó en protección y decidió poner un filtro para el destello. “Es mejor estar seguro que lamentarse de ello”, mantiene.

El responsable del proyecto elude hablar de los costes de este trabajo, aunque asegura que los han logrado reducir gracias a la “automatización”, algo que les permite ahorrar más con respecto a un mercado que ofrece el mismo producto con una calidad considerablemente menor.

Pero, ¿a quién va dirigido este producto? Aunque los cascos de realidad virtual aún no están en todos los hogares, como recoge Business Insider, es una tecnología que aumenta sus ventas año tras año. “Creemos que las instituciones públicas también pueden facilitar esto y que los museos deberían abrazar la idea”, mantiene Che de Boer, quien añade que la realidad virtual pronto “será onmipresente”.

“Mejor experiencia que viéndolo en persona”

A priori, la mejor forma de ver el patrimonio cultural es visitándolo de forma presencial. No obstante, el director defiende que no siempre es así: “Esta experiencia en muchos sentidos es mejor que la de verlo en persona, ya que la gente tiene todo el tiempo del mundo para pararse y hacerse preguntas sobre lo que contempla”. Además, también eliminaron algunos elementos incorporados con las restauraciones, “como el suelo de madera, las señales de no fumar o la iluminación halógena”, para que así terminara siendo lo más puro posible.

Aun así, Nefertari: Journey to Eternity no es la primera creación de esta empresa. Una playa maorí, la casa Pah Homestead, un edificio emblemático del siglo XIX hoy utilizado como galería de arte, o incluso la catedral de San Mateo Apóstol en Washington son solo algunos de los simbólicos espacios convertidos en inmortales con el 3D.

¿El problema? La financiación. “He luchado por la obtención de fondos para esto, pero nuestras entidades de Nueva Zelanda han sido muy miopes, lo que me duele, ya que amo a este país”, critica Che de Boer antes de añadir que “habrían desaparecido hace mucho tiempo de no ser por los clientes y socios internacionales”.

Lo próximo de estos es una incógnita que ni siguiera su autor quiere revelar. Lo único que menciona es que están “avanzando en su tecnología para resucitar lugares que se perdieron en la historia hace muchos años” y que “el futuro será brillante y extremadamente detallado”. Por tanto, habrá que esperar para comprobar con cuántos megapíxeles somos capaces de ver a Anubis.

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