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Todo lo que merece la pena existe para acabar en un libro

Exposición 'Libros (y otras publicaciones) de artista' en la Fundación Juan March

elDiarioes Cultura

“Los libros de artista a partir de los años 60 son el resultado de lo que los artistas hacen con libros, sobre libros, en torno a los libros, para o contra los libros”. Estas publicaciones se diferenciaban de los volúmenes de toda la vida o de los fotomanuales por su esencia artesanal y vanguardista, que respondía a aquello de que todo cuanto hay en el mundo existe para ir a parar a un libro. Fue entonces cuando el soporte pasó de ser un mero contenedor de arte a un objeto digno de reposar en las más prestigiosas galerías.

Ahora, la Fundación Juan March les dedica un homenaje especial con su exposición Libros (y otras publicaciones) de artista, 1947-2013, que se puede disfrutar desde hoy hasta el 30 de agosto en su sede de Madrid. Entre este cajón de sastre se pueden encontrar desde obras de Pablo Picasso, Salvador Dalí y Pierre Bonnard junto a testimonios literarios y artísticos de Raymond Queneau, Tàpies, Alberti, Antonio Saura, Octavio Paz, Brassaï y otros tantos. El encanto de la muestra es precisamente que no existe un nexo de unión coherente entre las piezas, cada una en un formato inverosímil pero que inspira homogeneidad.

El recorrido se inicia con algunas publicaciones donadas a la fundación por la Biblioteca Fernando Zóbel en 1981 y la Biblioteca Julio Cortázar en 1993. En la exposición se ha optado “por mezclar sin complejos todas las iniciativas en torno al libro y otras publicaciones de una cincuentena de artistas, diseñadores, escritores o poetas, entre los cuales se encuentran nombres conocidos y algunos menos conocidos, pero no menos valiosos, del panorama artístico nacional e internacional”.

Origen de la vanguardia

Esta fusión de conceptos artísticos tiene su origen a principios del siglo XX, cuando el simbolista francés Stéphane Mallarmé quiso publicar su último gran poema -Un coup de dés- en una tirada especial y rompedora. Y aunque el audaz creador falleció antes de ver cumplido su sueño, su testigo fue recogido por los futuristas italianos y rusos. “Los libros de artista a partir de los años 60 son el resultado de lo que los artífices hacen con libros, sobre libros, en torno a los libros, para o contra los libros”. Dentro de su belleza estética, los libros de artista supusieron un desafío a la vanidad e individualidad de la fima de los autores y al concepto de mercado de entonces, para apostar por la democratización y la difusión pública y universal del arte.

Esta modificación del concepto de libro como obra de arte, abrió las puertas a la experimentación del soporte, por lo que se pueden encontrar convertidos en todo tipo de manualidades. Su envoltura navega tanto por el tradicional papel como el cartón, la madera, los tejidos, el plomo o el plástico; y las formas de sus páginas en circulares o triangulares, en acordeón, transparentes o empaquetados.

Para muestra, obras tan dispares como la monografía de John Franklin Earhart The Color Printer, una reedición de Último Round de Julio Cortázar, los Discos Visuales, Vrindaban de Octavio Paz, o el célebre Cent mille milliards de poèmes, de Raymond Queneau. Y también ediciones de artista como el Libro de horas de Fernando Zóbel o Ardicia, de Pablo Palazuelo, y experimentos de arte postal como la caja con cien postales de artistas WC4 Box'83. La exposición propone una ruta por casi un centenar de “publicaciones” aparecidas entre 1947 (Du Cubisme de Albert Gleizes y Jean Metzinger) y 2013, que testimonian la riqueza y la variedad de resultados de esta ya larga interacción entre los artistas y el libro.

Los padrinos Zóbel y Cortázar

Como decíamos, gran parte de la colección fue abastecida por la Biblioteca de dos grandes amantes de la literatura, Fernando Zóbel y Julio Cortázar. El primero apelaba continuamente a la “bibliomanía” como una actividad de promoción editorial que impulsó ediciones de libros de artista, foto-libros y porfolios de obra gráfica. “Siguiendo a su mentor en Harvard, Philip Hofer, Zóbel se especializó en incunables, libros raros y manuscritos, lo que le permitió adquirir avanzados conocimientos de teoría, catalogación y técnicas gráficas, relacionadas, en último término, con la producción en papel”. Lo que le llevó a hacerse con una colección personal de más de 2000 ejemplares que coparon su Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca y que más tarde donaría a la Fundación Juan March.

Por su parte, la viuda de Cortázar cedió una colección con 3786 títulos, entre libros y revistas, que incluye muchos ejemplares dedicados por los autores Rafael Alberti, Pablo Neruda, Juan Carlos Onetti u Octavio Paz. “Escritores y poetas se introducen en el terreno de las artes plásticas para crear una suerte de obra de arte total, en la que los valores estéticos y literarios tienen igual peso, con obras cuya intención va más allá de los límites definidos por las formas pictóricas o escultóricas habituales”.

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