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Cómo una camiseta puede cambiar el mundo

Un modelo luce un diseño "ecológico" durante un desfile de moda sostenible organizado por el Instituto de Modas danés en la Opera House de Copenhague.

EFE

Madrid —

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La moda es tan caprichosa y adictiva como contaminante y perversa con el planeta, pero una camiseta de algodón orgánico, vestida durante al menos dos años y reciclada al final de su vida habla de moda sostenible, un simple gesto que puede cambiar el mundo.

Aunque cada vez más la sociedad apuesta por una moda responsable, no hay que olvidar que la moda sostenible es una emergencia medioambiental.

Hoy se fabrican más 100.000 millones de prendas al año en el mundo y en los últimos 15 años se ha multiplicado por dos, “pero las veces que se lleva una misma prenda ha disminuido”, según publica Ellen MacArthur Foundation, fundación implicada en acelerar la transición a la economía circular.

Para fabricar esta cantidad de ropa es necesario hacer uso de recursos naturales. Por ejemplo, se gastan 13.000 litros de agua para cultivar, procesar y teñir un kilo de algodón “con el que se confeccionan tan solo cinco camisetas”, ha explicado a Efe Pablo Ramiro, de Hilaturas Ferré.

Se gastan al año cerca de 79.000 millones de metros cúbicos de agua y el 20 por ciento de los vertidos tóxicos que llegan al agua proceden de la industria textil, lo que daña gravemente el suelo, la biodiversidad, las cuencas hidrográficas y los ríos y océanos.

La moda es también responsable de 1.200 millones de emisiones de gases invernadero, una cifra que supera al que produce el transporte aéreo y marítimo. “Con tan solo conservar la ropa uno o dos años se reducen las emisiones de CO2 en un 24 por ciento”, según el informe “Detox my Fashion” de Greenpeace.

“Uno de los grandes desafíos al que debe hacer frente la industria textil es el uso del poliéster”, asegura la presidenta de la Asociación de Moda Sostenible de Madrid, Paloma G. López, quien advierte de que esta fibra “tarda más de 200 años en descomponerse y emite cerca de tres veces más de CO2 en todo su ciclo de vida que el algodón ”.

1,5 millones de toneladas de poliéster acaban en el mar en forma de microfibras de plástico que contaminan el medio marino y entran inevitablemente en la cadena alimentaria.

Todo esto produce un gran daño medioambiental y el uso de una prenda de ropa, antes de ser desechada, ha disminuido en un 36 por ciento desde hace 15 años, “lo que produce inmensos volúmenes de residuos textiles”, dice en el informe “Detox my Fashion” Greenpeace.

Y lo que es peor, todo este deterioro para que al final el ochenta por ciento de la ropa que se consume acabe en el vertedero, cifras que producen escalofríos.

“La sostenibilidad ha llegado para quedarse”, apunta Paloma G. López. Donde algunos ven ropa vieja, otros descubren un valioso hilo de algodón reciclado, ideado para crear nuevas prendas cien por cien sostenibles, un reciclado circular.

“La ropa no es basura, puede tener hasta siete u ocho vidas más. La tecnología, hoy por hoy, nos permite transformar residuos textiles en hilo reciclado de gran calidad”, añade Pablo Ramiro.

Pero, ¿en qué consiste la moda circular? El proceso comienza con la recogida de materia prima: “retales, ropa usada y ropa nueva que no se ha vendido, residuos con los que se fabrica un algodón sostenible”, ha dicho Ramiro, quien recuerda que la ropa no debe acabar en el vertedero, sino en un contenedor para reciclar y que continúe el ciclo de la vida.

Carmen Martín

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