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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Seis películas LGTBIQ a las que seguir la pista esta temporada

Póster de 'Heartstone: corazones de piedra', ahora en cines en España

Francesc Miró

Un festival de cine puede ser cualquier cosa. Puede ser ventana de exhibición para un cine que raramente llega a salas comerciales, punto de encuentro de profesionales dentro o fuera de los márgenes de la industria, muestra de lenguajes innovadores o experimentales, mercados de compraventa de derechos o lugares en los que conseguir financiación para proyectos. Un festival de cine puede ser cualquier cosa, también un altavoz de inquietudes y reivindicaciones de colectivos de todo tipo. Un lugar desde el que fomentar la conciencia social.

Así lo ha sabido entender la comunidad LGBTIQ de nuestro país que ha impulsado en la creación de un panorama propicio en el que desarrollar propuestas culturales que visibilicen y fomenten relatos colectivos de todo tipo. Que acerquen al gran público temáticas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y queer. Más de dos décadas llevan explorando sendas cinematográficas en la muestra FIRE!! de Barcelona, o en LesGaiCineMad de Madrid, veteranos en el tema. Sin embargo, en los últimos años también han crecido y se han consolidado propuestas en otras latitudes como el Zinegoak de Bilbao, el Andalesgai de Sevilla o el Festival de Cine LGBTIQ del Centro Niemeyer.

Este año el festival asturiano llega a su tercera edición reforzado por su acogida el año pasado y por una selección que renueva el compromiso con el colectivo, que empodera políticamente y que, además, rastrea y rescata algunos de los mejores films del género actual. Eso sin olvidar actividades paralelas entre las que destaca la instalación Queer British Art de la TATE Modern y la exposición cómic de Iván García y Carla Berrocal. De toda su programación, rescatamos algunos de los títulos que se cuentan entre lo más importante de la temporada.

They

They

“Entonces… ¿Cómo prefieres que te presente a los demás, como él o como ella?”, le pregunta el novio de su hermana. “Llámame simplemente J”, contesta con resignación. A J le diagnosticaron disforia de género a los doce años y lleva dos tomando hormonas que bloquean su pubertad. Sus padres están fuera de viaje y ha quedado a cargo de su hermana durante un tiempo. Un día, el médico le comunica que debido a un problema óseo debe de dejar de tomar hormonas, lo que significa que debe decidir si quiere ser 'él' o 'ella'.

Tras su paso por Cannes con el cortometraje Needle, con el que consiguió el premio Premio Cinéfondation, la realizadora iraní Anahita Ghazvinizadeh se hizo un hueco en el cine de autor europeo. De ahí que su primer largometraje repitiese en el festival, esta vez con una acogida dispar que descolocó a más de uno. They no es una película cómoda, tampoco un film con un discurso claro o un posicionamiento con respecto a algunos de los conflictos de identidad de género que plantea.

Ghazvinizadeh prefiere plantear preguntas y ahondar en la noción del tiempo cuando no se tiene respuesta. Nadie puede decidir por J, pero J tampoco sabe si quiere ser hombre o mujer.  El resultado es un maravilloso drama que retrata el entorno de un personaje para mostrar el vacío que le separa de quienes intentan ayudar, y las dudas que no por legitimas resultan menos dolorosas.

A cidade do futuro

A cidade do futuro

A mediados de los sesenta, la población de varios pueblos indígenas brasileños del interior de Bahía fue despojada de sus tierras y propiedades debido a la inminente construcción de una presa. Las familias movilizadas fueran redistribuidas en un pequeño pueblo que se llamaría Serra do Ramalho. Allí conocemos, cinco décadas después, a Milla y Gilmar, profesores en el instituto de la localidad. Ambos han decidido tener un hijo aunque no son pareja. Gilmar mantiene una relación homosexual con un joven llamado Igor, y Milla es bisexual aunque no quiere ninguna relación. Cuando decidan formar una familia se sentirán desplazados, inmigrantes en su propia tierra. Incomprendidos y despojados de sus identidades como sus antepasados.

En lugar de ofrecer el obvio -y trillado- triángulo amoroso al que parece apuntar A cidade do futuro, Marília Hughes Guerreiro y Cláudio Marques optan por construir una historia muy distinta.

Más cercana al drama social que la melodrama romántico, A cidade do futuro plantea un diálogo entre el pasado y el presente de la realidad contemporánea brasileña. Expone sin remilgos los problemas de una generación en pie de guerra contra una sociedad intolerante y homófoba que, de hecho, repite patrones de conducta de los mismos que una vez sometieron a sus abuelos al exilio y la exclusión social. Estupenda radiografía de una contienda constante por los derechos sociales de ayer y hoy.

Heartstone, corazones de piedra

Heartstone, corazones de piedra

Thor y Christian son amigos desde la infancia. Han crecido juntos en un diminuto pueblo de pescadores islandés en el que el 'qué dirán' y la presión social son mucho más que una norma no escrita: son una prisión sin barrotes. Durante un verano, Thor empieza a sentirse atraído por su vecina mientras Christian intenta gestionar lo que siente por Thor. Cuando los sentimientos del segundo sean ya demasiado evidentes, ambos tendrán que enfrentar su amistad de otra forma en un entorno absolutamente hostil.

El joven realizador islandés Guðmundur Arnar Guðmundsson lleva años reflexionando sobre a influencia del prejuicio en el ambiente rural. En Whale Valley, el maltrato en una familia granjera era el vehículo de otro tipo de violencias vividas por los más pequeños de la familia. En Ártún, la educación sentimental de un chaval de pueblo de doce años se enfrentaba al contraste psicológico de la gran ciudad.

Ambas obras están presentes en Heartstone, corazones de piedra, pero esta vez su discurso va mucho más allá. El primer largometraje del director islandés se configura no sólo como una inteligentísima propuesta sobre la influencia del heteropatriarcado en la vida rural, también como una gran historia de amistad sincera y emotiva.

Señorita María: La falda de la montaña

Señorita María: La falda de la montaña

María Luisa Fuentes Burgos nació en Boavita, un municipio conocido como El corazón del norte por ser uno de los asentamientos más antiguos de la Provincia del Norte de Boyacá, Colombia. Toda su vida ha trabajado la tierra, se ha dedicado a la agricultura local y a la iglesia. Es una ferviente creyente de un Dios que no la escucha: todas las noches, María Luisa le pide que a su deidad que le otorgue el cuerpo de mujer que desea y merece, en lugar de tener que vivir encerrada en el cuerpo de un hombre. Tiene 44 años y sigue combatiendo, con una entereza y una emotividad desarmante, la falta de comprensión de su entorno.

El realizador colombiano Rubén Mendoza, que lleva años rastreando a los protagonistas anónimos de la historia de su país desde la ficción y el documental con películas como Tierra en la lengua o El valle sin sombras, construye su última obra en torno a un único y omnipresente personaje: la señorita María.

Retrato de la lucha transgénero a través de una persona sin fuerzas para luchar por sí misma, que encuentra refugio en la religión y abrigo en la solidaridad de sus vecinos. Fascinante retrato psicológico hasta la desnudez emocional de un personaje entrañable en un entorno apabullante.

O Ornitólogo

O Ornitólogo

Un joven ornitólogo se adentra en las profundidades de Tras-os-Montes remontando el Duero en una pequeña canoa. Su trabajo consiste en estudiar los cambios de población en las especies de aves del entorno, pero también en encontrar ejemplares de especies en vías de extinción como las llamadas cigüeñas negras. Persiguiendo una, sufre un accidente que destruye su canoa y le deja incomunicado en mitad de la naturaleza. En su camino de vuelta a casa encontrará a personajes cada vez más extraños que le llevarán a dudar de su cordura y de su identidad.

João Pedro Rodrigues se hizo con el premio a Mejor Director en el pasado festival de Locarno por esta alegoría alucinada del despertar sexual e identitario que escapa a toda lógica. De ambición surrealista clara, O ornitólogo se nos presenta como una metáfora crística, ambientada en el Camino de Santiago, que plantea estimulantes ideas sobre la influencia del relato heterosexual en la religión, sus flaquezas y la contradicción de propugnar la autoaceptación condenando la diversidad afectiva.

Terrorífica en ocasiones, divertidísima en otras, O Ornitólogo transita sin miedo entre géneros y referentes - de Passolina a Lynch pasando por Carax-, para devenir única e irrepetible. Un fantástico relato gay con ansias de molestar y despertar imaginarios.

Con amor, Simon

Con amor, Simon

La cantidad de películas sobre adolescentes norteamericanos  que ha influenciado la cultura pop contemporánea son incontables. Desde Grease a El club de los cinco pasando por Todo en un día, la sombra del cine teen hollywoodiense sigue proyectándose sobre el imaginario actual de forma irremediable.

Sin embargo, títulos actuales tan dispares como Juno, Supersalidos, Aquí y ahora o Bajo la misma estrella siguen narrando el autodescubrimiento y la entrada en el mundo adulto desde una óptica estrictamente heterosexual. El cine comercial adolescente no ha normalizado relatos plenamente LGBTIQ más allá del guiño al colectivo, cuando no de la perpetuación del cliché tóxico. Así las cosas, el cine que abraza relaciones no heternonormativas ha proliferado en el terreno indie y el cine de autor sin dar el salto a grandes estudios.

Con amor, Simon, producida por una major como la 20th Century Fox, viene a suplir el relativo vacío. Sin disimular su mediocridad y su falta de ideas, este film dirigido por Greg Berlanti se nos descubre como una buena noticia al plantear un coming of age prototípico desde un prisma abiertamente homosexual. Cumpliendo, eso sí, con todos y cada uno de los lugares comunes del imaginario romántico adolescente, pero narrando el despertar sexual de un joven gay. Sin más, pero también sin menos.

Con amor, Simon plantea que la creación de imaginarios colectivos que integren miradas lesbianas, gays, transexuales o bisexuales también se construye desde un cine sin pretensiones autorales. Un blockbuster abiertamente comercial puede vehicular mensajes a espectadores de todo tipo, con distintas sensibilidades y niveles de lectura. También puede crear nuevos referentes que inspiren a una generación que acepte la diversidad afectiva como una realidad sin peros.

De hecho, no son pocos los adolescentes gays y lesbianas que, inspirados por el film, han salido del armario sin miedo a ser lo que son y amar como quieran. Un relato sencillo que  deviene significante en sí mismo por su representantividad y su discurso.

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