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El cine porno feminista entra en el programa de la socialdemocracia berlinesa

Lina Bembe (centro) junto a Nadie Lune y Parker Marx

Aldo Mas

La pornografía también es política. Lo saben en la sede de la sección berlinesa del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). En su último congreso, celebrado a principios de mes, el partido aceptó la idea del apoyo público a la producción de cine feminista. La iniciativa entró en la agenda de la formación de centro-izquierda por iniciativa de Jusos, la organización juvenil del SPD.

En la ciudad-estado que es Berlín, gobierna el socialdemócrata Michael Müller con apoyo de la formación izquierdista Die Linke y el partido ecologista de Los Verdes. Que el alcalde de Berlín sea un hombre fuerte del SPD invita a ser optimistas a la amplia comunidad de trabajadores del porno feminista de Berlín. De un tiempo a esta parte, la capital alemana se ha convertido en uno de los referentes internacionales de este tipo de pornografía alternativa.

Aquí trabajan creadoras como la española Paulita Pappel, considerada una estrella del porno feminista. Su trabajo es multidisciplinar. Ha ejercido de actriz y directora. Lidera la plataforma Lustery, donde parejas documentan sus encuentros sexuales. También se ocupa, entre otras cosas, de la selección de películas en el Festival de Cine Porno de Berlín, una cita anual clave en el porno feminista.

En Berlín también está afincada la mexicana Lina Bembe, otro de los rostros más conocidos de esta escena. Uno de los proyectos más recientes de Bembe es la Escuela del Sexo de Berlín. Ella forma parte del equipo responsable de esa iniciativa, donde actores del porno feminista abordan a través de contenidos pornográficos temas de educación sexual.

Tanto Pappel como Bembe ven con muy buenos ojos la reciente decisión de los socialdemócratas berlineses. “Me parece fabuloso, es importante y una buena idea que un partido decida apoyar esta industria tan estigmatizada y que, además, decida hacerlo desde una perspectiva innovadora, especialmente en Berlín, donde hay mucho talento y donde se están haciendo muchos esfuerzos en este porno”, dice a eldiario.es Bembe.

Por su parte, Pappel ve en la decisión del SPD “un gesto muy positivo”. “Me parece fantástico que la gente del SPD haya entendido que la pornografía tiene potencial a nivel educativo”, apunta Pappel a eldiario.es.

Más allá de la “mujer objeto”

Por porno feminista ha de entenderse aquellas producciones audiovisuales eróticas destinadas a un público adulto en las que el papel de las mujeres va mucho más allá del de “mujeres-objeto”. Éstas últimas son el modelo habitual de la pornografía mayoritaria – o porno mainstream –, el que más se encuentra en Internet. La sobreabundancia de este tipo de contenidos constituye una preocupación de orden social. Al menos así lo entienden en el SPD de Berlín.

“El porno mayoritario muestra en regla general estereotipos sexistas y racistas, no se atiende al consenso y plantea un cierto tipo de cuerpo como 'óptimo'. En esas películas el sexo parece más una performance o un deporte de competición”, según se lee en el documento que Jusos presentó en el congreso del SPD de Berlín. “Estas representaciones del porno mayoritario pueden tener una influencia duradera sobre la sexualidad de quienes lo consumen”, abundan. De ahí, la necesidad de apostar por una pornografía que busque contrarrestar los modelos de un porno mayoritario que, vía la gratuidad de internet, tiene gran capacidad de difusión.

Sólo en 2017, la plataforma canadiense de alojamiento de vídeos pornográficos de internet Pornhub tuvo 28.500 millones de visitantes. Al día la visitan 81 millones de personas. Esos son, al menos, los datos que presentaba este año la empresa con sede en Montreal, un referente en el sector. El pornofeminista en esa plataforma ocupa un papel marginal, casi inexistente.

Un apoyo al cine que incluya al porno

En este contexto, los jóvenes socialdemócratas de Berlín han conseguido que su visión de la pornografía forme parte de las prioridades de su partido. El tipo de apoyo a la pornografía que plantean en Jusos cuenta con múltiples facetas. De hecho, ahora el SPD identifica “varios canales” con los que acompañar la producción de esta pornografía alternativa.

En concreto, el apoyo puede adoptar la forma de “educación sexual” que ofrezcan centros de formación cívica y sanitaria, también puede significar “ayudas financieras o premios” a la producción de este tipo de películas y, finalmente, podría acarrear la “compra y puesta disposición” del público de este erotismo feminista a través de las cadenas públicas de televisión.

“Lo que queremos es que el apoyo al cine que ya existe se extienda al cine porno feminista”, explica a eldiario.es Ferike Thom, presidenta de Jusos Berlín en Pankow, distrito del norte de la capital alemana. Ella es la responsable de la propuesta que acaba de aceptar su partido.

“El porno tiene una gran influencia sobre el desarrollo de la sexualidad de los adolescentes a través de las páginas de Internet que ofrecen pornografía gratuita”, añade, antes de aludir a los estudios que indican la pronta edad a la que niños y adolescentes están confrontados a la pornografía. “Los estudios señalan que los menores ven por primera vez este tipo de contenidos entre los nueve y los catorce años”, sostiene Thom.

Su iniciativa surge del temor a que, siendo el porno mayoritario una representación del sexo en la que no hay comunicación ni manifestación del consenso entre las partes, donde se promueven un tipo determinados de cuerpos y prácticas, esa pornografía acabe moldeando la sexualidad de las generaciones futuras.

En este contexto, la pornografía feminista que el SPD de Berlín quiere promover es un “instrumento” para que se “puedan ver otras películas gratis y disponibles en Internet” porque, sino, sólo se verá la pornografía gratuita que ya existe, según los términos de Thom.

Siguiendo el ejemplo sueco

La inclusión de esta iniciativa en la agenda política del SPD no es una tarea nueva de la organización juvenil de los socialdemócratas. Desde finales del año pasado ha ido tomando forma el deseo de los jóvenes socialdemócratas de Berlín de que el porno feminista pase a formar parte de las prioridades de su partido. La experiencia que ha servido de modelo en Jusos es el de Suecia.

El Instituto Sueco del Cine apoyó en 2009 la producción Dirty Diaries, una colección de cortometrajes elaborados por activistas y artistas comprometidos con otro tipo de pornografía. Los creadores implicados firmaron un manifiesto compuesto por diez puntos entre los que figuran la oposición frontal a la industria mayoritaria del porno.

“La industria del porno es sexista porque vivimos en una sociedad patriarcal y capitalista. Se aprovecha de la necesidad de sexo y erotismo de la gente y las mujeres están siendo explotadas en ese proceso”, se leía en uno de esos puntos. “Para luchar contra el porno sexista hay que acabar con el capitalismo y el patriarcado”, abundaba el manifiesto firmado por los implicados en la creación de Dirty Diaries. La producción, de la que se hizo responsable la cineasta y música Mia Engberg, costó 500.000 coronas suecas, unos 50.000 euros.

Que ese dinero saliera de las arcas públicas causó alguna airada protesta en Suecia por parte de políticos y comentaristas conservadores, pero, en Alemania, para Jusos fue una suerte de inspiración. Tanto es así que su propuesta de apoyo público al cine feminista llevaba por título “¡Dirty Diaries también para Alemania!”. “Dirty Diaries es un ejemplo a tener en cuenta para ver al estado siendo activo en este ámbito, pero existen muchas definiciones del porno feminista y nosotros no compartimos todos los pareceres mostrados en esa película”, apunta Thom.

Sobre las críticas que en su día recibió Dirty Diaries, Thom sostiene que siempre habrá, incluido en el feminismo, “quien piense que la pornografía en cualquiera de sus formas es sexista, pero nosotros pensamos que el deseo sexual femenino también existe y que a las mujeres también pueden gustarles estas películas, en las que las mujeres no son presentadas como objetos”.

Pappel reconoce Dirty Diaries como una apuesta cinematográfica “polémica”, pero también positiva “por abrir un diálogo” y útil “para crear un pornoalternativo, inclusivo y feminista”. Por su parte, Bembe, ve en el feminismo crítico con el trabajo sexual una “facción ultraconservadora”. “A mi me parecen esas críticas, en definitiva, machistas”, asegura.

Un SPD necesitado de ideas

Está por ver el impacto de la idea de Jusos recién adoptada del SPD berlinés y en qué medida se podrá implementar. “Es difícil, de momento, pensar en la implementación de esta idea. Existe un acuerdo de coalición [con Die Linke y Los Verdes, ndlr.], y nuestra propuesta no está dentro de ese documento”, comenta Thom. Se refiere al documento fundacional del Ejecutivo berlinés firmado en 2016 por las fuerzas que ocupan el Gobierno de la capital alemana.

“No hay un automatismo para que se implemente el apoyo a la pornografía feminista, pero hay otras opciones, como la Agencia del Estado de Berlín para la Educación Cívica u otros organismos que son independientes del Gobierno de la ciudad”, sostiene Thom. Ella mantiene que Jusos va a seguir defendiendo su iniciativa ante esas instituciones. “Tenemos que seguir hablando con muchas partes”, reconoce Thom.

Independientemente del éxito que tengan Thom y compañía, de lo que no parece haber duda es de que los socialdemócratas tienen que apostar por nuevas ideas. Desde que ganaran en 2016 las elecciones de Berlín, obteniendo un 21,9% de los votos, los socialdemócratas están ahora perdiendo apoyo de los electores. Según sondeos recientes, al SPD de Berlín se le atribuye un 18% de la intención de voto, por detrás de Die Linke (22%) y de la Unión Cristiano Demócrata, a la que se concede un 21%.

El porno feminista probablemente no decida la continuidad de Müller como el alcalde de Berlín. Pero el reconocimiento de este tipo de pornografía como productos eróticos de mayor utilidad pública que los convencionales sí que puede cambiar curso del colectivo en el que se mueven artistas como Paulita Pappel y Lina Bembe. “Yo me temo que todo esto quede en algo simbólico, pero de concretarse la iniciativa, seré la primera en hacer una solicitud”, concluye Pappel.

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