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“Me ofrecieron hacer lo de la ceja desde Ferraz y les dije que lo hiciera su puta madre”

Ray Loriga: "Hay que leer a Orwell, Jonathan Swift o Herman Melville... Y saber que todo esto estaba avisado desde el año 32". Foto: Fernando Alvarado / Efe

Alberto Quintanilla

Muy poca gente sabe que el coguionista de Almodóvar en Carne trémula fue Jorge Loriga Torrenova. De hecho, muy poca gente sabe que bajo este nombre se encuentra Ray Loriga, uno de los autores más eclécticos del panorama actual. Novelista, articulista, realizador... Como director debutó en 1997 con La pistola de mi hermano, basada en su novela Caídos del cielo. También dirigió en 2007 la superproducción Teresa, el cuerpo de Cristo, y es también autor de guiones que rodaron Carlos Saura o Daniel Calparsoro. Como novelista, tiene en su haber obras como Héroes, Trífero, Tokio ya no nos quiere o Lo peor de todo.

Usted es miembro oficial del jurado de la 51 edición del FICXixón, ¿qué tal la experiencia?

Había hecho varias veces de jurado en algunos festivales. Esto supone ver cine gratis y conocer gente interesante. Entre el jurado de este año, nos hemos llevado especialmente bien. Hemos hecho un grupo de cinco personas que nos hemos divertido y entendido, hemos hablado de cine en general y de las películas del festival. Además, Patrice Leconte, el presidente del jurado, es un realizador al que yo admiraba.

Siempre es una experiencia buena ser jurado. Lo malo es tener que decidir sobre el trabajo de los demás. Es todo subjetivo y es difícil juzgarlo pero, aun así, si piensas en la parte positiva, se trata de una fiesta del cine y de reconocer de alguna manera el esfuerzo de mucha gente que ha logrado sacar una película adelante. Entrar en un festival ya es una forma de reconocimiento. En España tenemos la manía de decir: “No ganó nada”. Hay muchísimas películas que no llegan a festivales...

¿Qué nivel ha visto en las películas de sección oficial?

No quiero meterme con la gente que me ha invitado. Les agradezco mucho la invitación, pero he de ser sincero. El nivel por arriba, afortunadamente, es muy brillante. Las películas que han ganado, para mí, podían haberlo hecho en cualquier festival de máximo nivel. El problema de una programación es que se juzga también por el medio y por abajo. Lo de arriba está muy arriba. Y yo diría que lo de abajo está muy abajo. No es que sea dramático, pero es una cosa que los programadores deberían vigilar.

La pistola de mi hermano, sobre la que comentó alguna vez que podría salir en DVD en edición especial, sigue siendo una obra de culto. ¿Qué pasó con ella, que sigue descatalogada?La pistola de mi hermano

Si no se ha sacado en DVD, revisada y con una edición bonita, ha sido por culpa mía. Tiene un making off maravilloso de Santiago Tabernero. La película es de Enrique Cerezo y él me ofreció sacarla hace tiempo. Me fui metiendo en escribir otras cosas y lo fui dejando. No hay ningún problema de derechos de ningún tipo. En su día estuvo en el Festival de Berlín y pasó por veintitantos festivales, aunque en España pareciera que no pasaba nada con ella. Viajé muchísimo con ella: Miami, Montreal, Puerto Rico, y ganó premios en Viena, Bogotá, el Festival de Pescara... Luego se produjo un fenómeno y es que varios directores, casi todos catalanes (Plaza, Balagueró...), la tenían como película de culto. Todo esto me recuerda que debería ponerme a ello, aunque luego la gente se la descargue gratis. Me gustaría que exista ese objeto...

Con la película Teresa, con Paz Vega, hubo altas expectativas quizá no cumplidas, ¿cambiaría algo de ella?Teresa,

A mí me gusta la película. Me gusta haber estado tan chiflado de querer hacer una película de Santa Teresa y haberla podido hacer con un presupuesto que, por cierto, no es el que se dijo que era. A mí me gusta la película. Es todo lo que puedo decir. Hablando con Abel Ferrara en Montreal, donde por cierto Teresa ganó un premio a su factura artística, me decía que la gente nunca sabrá que nuestro logro es haber conseguido hacer las películas. Hacerlas es el logro. A veces gustan y a veces no gustan pero lo difícil es conseguir hacerlas. Es una película de la que no me avergüenzo.

Hablemos también de literatura. Han pasado más de dos décadas de Lo peor de todo, su primera novela. ¿Se reconoce aún en ella?Lo peor de todo

Me reconozco todavía y en Lo peor de todo, especialmente. Es un libro que aunque nunca me leo a mí mismo podría casi escribirlo de memoria. Y de Héroes recuerdo casi todo también. Lo peor de todo fue lo primero que hice y creo que me representa bien. Me siento tranquilo, no digo “orgulloso” porque ese término es como presumir.

¿Tiene predilección por alguna de sus novelas?

Va a sonar cursi pero tengo debilidad por una novela que en Alemania fue muy bien pero en España no tanto: Trífero. Es como cuando tienes cinco hijos y piensas que a uno no le hacen caso y le quieres especialmente. Es lógico. En este oficio no pueden poner en la portada de Babelia al mismo tipo con cada novela.

Con El bebedor de lágrimas cambia de registro y busca un público adolescente con una historia de vampiros. ¿Por qué?El bebedor de lágrimas

El asunto tenía parte de broma pero por otro lado la escribí porque necesitaba el dinero. Se presentó como una trilogía y la idea es que siga. Dentro de lo que es, una broma sobre la literatura adolescente, en ese contexto, a mí la novela me gusta. Mi amigo Vila-Matas me dijo el otro día que la leyó y también le gustó, y ya con esto me basta (risas).

El complicado mundo del cine

¿Qué le pasa al cine español y cómo se puede arreglar la compleja situación actual?

Hay varias cosas. Una es la dinámica de cómo se recibe y se consume la cultura hoy en día, que ha cambiado mucho. Otra es la política de este país. La subida del 21% de IVA equivale a decir que el 21% de cero es cero. Esos tipos que son tan listos no lo han pensado.

¿Piensa que es una manera de machacar a la cultura, directamente?

No. Es ridículo que toda la vida tengan que cargarse a Alberto San Juán y Willy Toledo por el “No a la guerra”. Es por simplificar la metáfora pero no puede ser “la venganza de Aznar” ¿Se va a llamar así la película? No.

La campaña de 'la ceja'

¿Fue negativa aquella campaña de 'la ceja' para el mundo cultural?

A mí me llamaron de la calle Ferraz para hacer lo de 'la ceja' y les dije: “Lo va a hacer tu puta madre”. Me parecía una gilipollez y un absurdo. Yo nunca fui de 'la ceja'. Otra cosa es que sea de izquierdas. Y de izquierdas no quiere decir del Partido Socialista. Son cosas distintas... La gente se pensaba que eso de las subvenciones era ir al Ministerio de Cultura y te daban el dinero en la mano. A mí no me ha dado dinero nadie jamás.

¿El programa 'Carta blanca' de TVE no le tentó a volver a la televisión?

Me convenció Santiago Tabernero, que ideó el programa. Como decía Mastroianni: “¿Soy yo o la televisión es un invento verdaderamente estúpido?”. La TV es un invento formidable. Hay una cosa que me gusta más de la TV que de la red y es que no la dirijo yo. El azar al poner la TV en un hotel y encontrar algo no lo tiene Internet. El problema es cuando encuentras la ruleta, el adivino... Yo los llamo los “programas de cocaína”, que solo los ven los que están rallados y no pueden dormir porque nadie puede ver eso. En la TV pasa una cosa formidable: ves las cosas cuando suceden, por ejemplo, en deportes. A mí me encanta ver fútbol, boxeo, patinaje, en directo, en el momento que lo hacen en cualquier parte del mundo.

Con la situación actual que vivimos, ¿cómo se sobrevive al desencanto?

Has dado con el gran problema. Si todo lo que nos dan nos hiciera felices, no estaría mal. El problema es que no lo consiguen. La gente se va dando cuenta de los límites del consumo. Sí, tienes un iPhone 5, ¿y? La página de Facebook de no sé qué, ¿y? La superweb de la aplicación tal y los emoticonos de cuál... Y de pronto la gente se va dando cuenta de que eso es El mago de Oz. Detrás de eso no existe nada. El perrito tira de la cortina y deja un tipo patético al frente asustando a los demás para ganar dinero. No te compensa. Genera cierta desesperanza. Las armas de la felicidad no existen para ser feliz y eso es dramático.

Hay que leer a autores como Orwell, Jonathan Swift o Herman Melville... Y otros. Y saber que todo esto estaba avisado desde el año 32. Tienes que saber que normalmente lo que te venden no está hecho para tu felicidad. Está hecho para la felicidad de quien te lo vende.

Llega el fin del mundo y acaba en una isla desierta. ¿Qué lleva: discos, libros, cine?

Me llevo a una mujer.

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