El hombre y la tierra
A principios de este siglo, cuando todavía se comercializaba la música en soporte fonográfico, apareció una recopilación 'funkera' en el sello Nuevos Medios. Con el título Afrodisia presents Spanish Grooves, el productor Mario Pacheco introducía una serie de temas de la escena funky española de los años 70, cuando las discotecas lucían sus bolas de espejo sobre la pista de baile y los pantalones de campana vibraban al ritmo de la fiebre del sábado noche.
Aquel primer recopilatorio de Afrodisia –luego vinieron más– tuvo mucha repercusión, no solo en España, sino en Inglaterra, donde fue distribuido por el sello Fantasy. Entre los temas del disco se incluía la sintonía de El hombre y la tierra, el programa de televisión de Félix Rodríguez de la Fuente; una pieza tribal, selvática, de marcadas percusiones afro y con el pellizco 'funkarra' de la época. El tema se debía a Antón García Abril, un músico que perteneció a esa generación de compositores de posguerra que se conoce como Generación del 51 donde, además del propio Abril, brillan nombres como los de Cristóbal Halffter, Carmelo Bernaola o Luis de Pablo, creadores que recompusieron el tejido musical de un país devastado por el conflicto bélico.
Hijos de Stravinsky, y siempre pegados a la vanguardia, cumplieron su misión musical con creces, posicionando nuestra música contemporánea en una Europa que se mostraba reticente a todo lo que viniera de un país tan atrasado culturalmente como lo era España bajo la dictadura franquista. De todo aquel grupo de compositores destacaba Antón García Abril por ser el más versátil, el más fronterizo, cultivando la vanguardia de igual manera que las composiciones de tono popular. Estas últimas tuvieron su cabida en las películas de entonces y en sintonías para programas de televisión. Sirvan como ejemplo algunas piezas compuestas para la serie Curro Jiménez, donde la guitarra española retoma aires de Falla para combinarse con melodías populares a la hora de acompañar peleas de navajas y persecuciones a caballo por la serranía de Ronda.
Porque, aunque jugase en la liga de los Halffter, Bernaola y de Pablo, el compositor García Abril se atrevió con piezas de gusto popular, pongamos que ligeras. Esto último fue lo que le llevó a figurar junto a Waldo de los Ríos, Augusto Algueró y Alfonso Santisteban en el grupo de compositores estrella del soporte audiovisual durante los años 70. En realidad, lo que ofrecía cualquiera de ellos era la dimensión más comercial de la música contemporánea, sin perder por ello un ápice de calidad.
El otro día nos dejó Antón García Abril, víctima del coronavirus, tras varios días hospitalizado. Sus músicas, en especial el tema afrobeat para el programa de Félix Rodríguez de la Fuente, forman parte de la memoria colectiva de una generación, la mía, que creció cuando aún la televisión tenía sólo dos canales y la carta de ajuste era la única manera de escuchar discos completos. Luego llegaría la tele a color y el casete, pero, en un principio, los recursos para escuchar música eran escasos para la mayoría de los hogares españoles. Es sorprendente que en aquella época hubiera músicos tan adelantados como García Abril, que supo captar como ninguno el pulso de los tiempos más allá de los Pirineos y cuyo tema tribal, compuesto como sintonía para un programa dedicado a la naturaleza, se baila en las discotecas del mundo.
5