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La lluvia hace que las ventas caigan un 7% en la Feria del Libro de Madrid

La Feria del Libro cierra con una bajada en las ventas del 7% y 2,2 millones de público

Paula Corroto

Ocho días de lluvia. Frío y viento. Un ambiente desapacible. Estos han sido los enemigos contra los que ha tenido que luchar la Feria del Libro de Madrid este año. Y ha salido tocada: un 7% menos en ventas que en 2017, según sus organizadores, lo que se traduce en 8,2 millones de euros. “Sí, ha sido una feria atípica y hemos tenido el hándicap meteorológico. Si no, hubiera sido una feria excelente”, resume su director, Manuel Gil. Fernando Valverde, presidente del Gremio de Libreros de Madrid, comparte la opinión de Gil: “Es que ha sido increíble. Llevo 43 ferias del libro y no recuerdo una con tanta lluvia y frío”.

No había empezado bien. Un día antes de su inauguración el parque del Retiro fue cerrado por el viento. La feria se mantuvo en vilo, pero finalmente las casetas abrieron sus persianas. Sin embargo, no era extraño ver a los libreros ateridos durante las frías mañanas y tardes. Todo el mundo, y más aún los visitantes, (se ha llegado a los 2,2 millones – un 28% procedente de fuera de Madrid, lo que afianza la feria como un importante destino turístico-), ha estado muy pendiente del cielo por si había que echar mano del paraguas.

Las sensaciones derivadas de estas inclemencias meteorológicas son ambivalentes para libreros y editores. La mayoría reconoce que ha habido “días muy malos. Cuando ha llovido se ha perdido dinero”, como manifiesta Jesús Trueba, de la librería La buena vida. Alfonso, de Tipo Infames, ya veía venir antes del último día que iba a ser “una feria un poco peor que el año pasado”. Es más, en privado algunos libreros han llegado a comentar a lo largo de todos estos días que estaban perdiendo hasta un 30%. Otros como Isabel Hernández, que ha llevado la caseta de la editorial Sajalín, prefieren mirarlo con mejor cara. “Es verdad que se ha notado mucho la lluvia y entre semana ha ido muy mal, pero la gente se ha acercado más a las casetas y ha vuelto a hablar más con los libreros, no sólo a mirar. Pero sí, las ventas han bajado”, reconocía.

Después están los optimistas. Como Álvaro Llorca, de Libros del KO. No ha podido vender Fariña por decisión judicial, pero se congratula porque muchos han podido conocer mejor su catálogo. “Con Quemad Madrid, de Raquel Peláez, nos ha ido muy bien, y con Camarón, de Francisco Peregil. Este año hemos crecido un poco con respecto al año pasado”, sostiene. David Copé, de Sexto Piso, también señala que “este año ha ido mejor, aunque no tanto como hace dos. Ha llovido, pero la feria ha funcionado bien. Ha habido días entre semana bastante fuertes”.

Cambio de hábitos, cambio generacional

Además de la omnipresente lluvia, lo que ha mostrado esta feria es que el relevo generacional ya está aquí. Aunque sea en formato youtuber. Son estos autores , como Folagor o ilevoblogs o Martina, los que más colas han concentrado en toda la feria. Los fans de estos chicos son los que aún resistían cuando caían los chaparrones. Todos, con permiso de Blue Jean, que sigue manteniendo sus lectores y admiradoras. Más aún con su nuevo libro, el thriller La chica invisible.

“Ha habido un cambio de consumo y en la prescripción. El fenómeno youtuber, booktuber, instagramer se está dando en todas las ferias del mundo. Nosotros vemos muy positivo que haya esas colas. Y la tendencia va por esa línea”, admite Manuel Gil. De hecho, el público menor de 25 años ha supuesto este año un 27,8%. Y va al alza.

Los consagrados y sospechosos habituales también han sorteado bien la lluvia. No ha ido mal para Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Almudena Grandes, Javier Marías, Fernando Aramburu o María Dueñas. Este año se ha contado con la visita internacional de JM Coetzee y los rumanos, Mircea Cartarescu y Ana Blandiana, autores que también tienen sus lectores fieles. Si acaso, como se preguntan desde la feria, si bien los más jóvenes están teniendo su público, y los consagrados se mantienen, ¿dónde está la generación intermedia? “Sí, es un rango de edad, los que tienen en torno a cuarenta años, que no acaban de asentarse para el público”, reflexionaba Fernando Valverde.

Quien agrupa a todas las edades es Francisco Ibáñez. Un verdadero incombustible que no dejó de firmar tebeos de Mortadelo y Filemón. Él ha sido una de las grandes estrellas de la feria. Dejando aparte, claro está, a Màxim Huerta, que firmó su último libro, Firmamento, y una semana después se paseaba entre las casetas ya como flamante ministro de Cultura. Y ese día, contra todo pronóstico, no llovió.

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