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Análisis

Nuevo formato, vieja profesión: 'streamers' que devienen en tertulianos

El Xokas durante una de sus últimas emisiones en directo.

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Twitch es la plataforma de Amazon para la emisión de vídeo en directo que más se ha popularizado en los últimos años. Algunos de los creadores de contenidos más conocidos tienen acuerdos con la plataforma y la usan, dejando a YouTube u otras redes sociales como repositorios donde subir clips de vídeos más cortos que capturen los momentos más destacados de lo que sucede durante una emisión que puede durar varias horas. Justo uno de esos clips se distribuyó mucho esta semana. Joaquín Domínguez, más conocido como 'El Xokas', daba su opinión sobre algunas personas que quieren bajar de peso. Tan solo unos días antes, la madre de Yeremi Vargas, el niño desaparecido en Gran Canaria en 2017, señaló que tuiteros y streamers le habían hecho sentirse acosada en 2013: “No era humor negro”, ha dicho.

El Xokas calificaba de “vagos”, acompañando el término con un insulto, al “90%” de las personas obesas, incidiendo con tono vehemente en que no se trata de “ninguna enfermedad”. Este fragmento fue altamente difundido en redes.

El contexto del comentario refiere a una persona que critica en Twitter a otro creador de contenidos, Alexelcapo, que había subido dos fotos a sus stories donde ironizaba, tras haber perdido peso de forma ostensible, sobre su cuerpo del pasado. La crítica del tuit decía: “Has perdido kilos pero has ganado en gordofobia”. De hecho, en la misma emisión que el anterior exabrupto, Xokas contaba que él mismo ha estado “gordo” y que “es algo que genera complejo” para más tarde añadir que “puedes quererte a ti mismo estando gordo”. Evidentemente hay un sesgo en el clip de vídeo que se ha distribuido y hay más contexto que matiza dicho contenido. Sin embargo hay personas a las que no llegará el contexto completo y que se quedarán con la síntesis del vídeo corto que se ha distribuido. Y ese resumen es: 'Si quieres, puedes'. 

Hay otras personas que se han escandalizado por declaraciones. “Este es Xokas llamando 'vagos' a los gordos. El señor que por no bajar la basura la congelaba”, comentaba una persona en Twitter a raíz de su vídeo y recordando el momento en el que el creador reconoció que congelaba su basura para tener que bajarla solo una vez a la semana. ¿Sabía El Xokas que esta práctica podría generarle una intoxicación alimentaria debido a la denominada “contaminación cruzada”? Probablemente no. De ahí que exista preocupación sobre su impacto. Y es que a El Xokas lo ve mucha gente. El creador gallego acumula 3,2 millones de suscriptores en Twitch, 1,7 millones en YouTube, 2,9 millones en TikTok, 1,1 millones en Twitter y 1 millón en Instagram. Es decir: lo sigue mucha gente y mucha de esa gente es joven, ya que más del 67% de la audiencia mundial de Twitch tiene menos de 34 años; siendo más de un 35% la franja de edad entre 13 y 24 años. 

'La televisión' para los hombres jóvenes

Twitch, fundada en 2011 y adquirida por Amazon en 2014 por 970 millones de dólares, ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos siete años, quintuplicando su valor. En 2020, la plataforma generó ingresos por valor de 219,27 millones de dólares, y durante la pandemia su crecimiento se disparó. Aunque ahora dicho crecimiento se ha reducido y en 2022 sus ingresos rondaron los 180 millones de dólares, hay dos datos que llaman la atención sobre la plataforma. El primero es el porcentaje de creadores de contenido activos con un acuerdo de colaboración con la plataforma: tan solo un 0,42%. El segundo dato llamativo: el 78% de los usuarios son hombres. 

Twitch fomenta la competición salvaje. Tal y como apuntaba el realizador audiovisual Albert Lloreta, la lucha por la relevancia es feroz, especialmente teniendo en cuenta que el porcentaje de los que pueden vivir de ello es tan bajo: “Incentiva que estén el máximo de horas posible en directo, haciendo lo que parece que puede generar más atención en cada momento”. Esto a su vez se transforma en algo donde el 'nuevo mundo' choca con 'el viejo': “Ha derivado una cultura de trabajo sin condiciones laborales, en la que ir de vacaciones puede provocar perder el tren de la atención fluctuante de los usuarios, con grandes dosis de ansiedad, aislamiento e incluso casos de suicidio”.

No es la primera vez que el modelo de Twitch genera una discusión pública sobre sus condiciones laborales. A partir de una entrevista de Ibai Llanos en 2020, uno de los streamers españoles más populares y conocidos, en la que reconocía que no había tenido ni un solo día de vacaciones en seis años, la escritora y periodista Layla Martínez comentaba en Twitter: “Esta entrevista es estremecedora a nivel de explotación laboral. Seis años sin un solo día, ni uno solo, de vacaciones”. A renglón seguido, Martínez proponía sindicarse: “Si estáis en situaciones parecidas, porfa, contactad con un sindicato”. Llanos contestó con tono airado dejando claro que lo hace porque quiere y que nadie lo obliga. 

En algunos casos este modelo de emisión se lleva al extremo y es prácticamente una especie de Gran Hermano. En 2021, el creador español Elm Cherto conocido como 'ElmiilloR', emitió durante casi 274 horas seguidas. En ese tiempo consiguió 9.530 suscripciones. Esta práctica se ha vuelto común y está emparentada con lo que se conoce como subathons o directos extensibles. En ellos se añade tiempo al streaming por cada nuevo suscriptor de pago que se obtenga durante el directo. Esta táctica incentiva a los seguidores a suscribirse para mantener el directo en vivo, y por cada suscriptor, el streamer y Twitch se reparten cinco dólares al mes. Otro streamer, ludwig, permaneció en directo durante 31 días seguidos y consiguió 282.000 suscriptores de pago. 

La sobreexposición deja además al descubierto no solo lo que dicen durante estos extensos directos sino también cualquier cosa que dijeran en el pasado. Estas semanas, los también populares creadores de contenido Auronplay y Biyin han tenido que dar explicaciones en varias ocasiones por comentarios desafortunados que hicieron hace años en Twitter. Más allá de los comentarios en sí o de la semejanza con otros incidentes que sufrieron personas que no estaban asociadas a la creación de contenido en internet —como pudo ser el caso de Vigalondo y su despido de El País—, resulta interesante ver cómo se ven obligados a detener su flujo habitual de contenido, asociado al entretenimiento, para tener que hacer vídeos que se asemejen a una rueda de prensa en la que dar explicaciones. 

En el mismo directo en el que hizo las polémicas declaraciones, El Xokas también opinó sobre el impacto en la economía pesquera que tuvo la marea negra del Prestige, sobre los globos aparecidos en EEUU (haciéndose eco de una teoría de la conspiración según la cual los ovnis son una cortina de humo para tapar el accidente del tren que iba cargado de químicos en Ohio) y consideró “patético” que decenas de jóvenes mujeres chinas decidieran emitir en directo desde un barrio rico para así intentar obtener mejores donaciones. También jugó a varios videojuegos e incluso comió en directo. 

La emisión de El Xokas duró un total de ocho horas y media. Si pensamos en términos de televisión convencional o incluso de radio, una emisión de tantas horas sin intervenciones externas ni descansos es una barbaridad. Es más de una jornada laboral. Es muy complicado que cualquier persona, dirigiéndose a una audiencia generalista con la que encima puede interactuar porque recibe mensajes por escrito a medida que va hablando, no desemboque en algún exabrupto o malentendido. Lo que ocurre es que ese es el modelo que está triunfando en Twitch.

Una tendencia en el que los creadores de contenido más populares se ven forzados, o incluso en ocasiones, se sienten con el derecho a opinar con autoridad sobre cualquier cosa. Algo que en otros medios no tan aparentemente innovadores se conoce como tertuliano. Lo que Carlos Taibo definió en Contra los tertulianos como todólogos

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