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Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.

El síndrome de la segunda temporada

Imagen promocional de 'Homeland'

Miriam Lagoa Vidal

No existe una fórmula mágica que asegure el éxito de una serie en televisión y el amor de los fans debe ganarse capítulo a capítulo, temporada a temporada. Lo que fueron elogios en la primera temporada se puede convertir en el más cruel de los hate-watching en la segunda, que asegura que se siga hablando de una determinada serie pero claramente no es lo mismo… y si no, que se lo pregunten a True Detective.

En un panorama tan competitivo y tan competido como el actual, la paciencia es lo primero que pierden los fans, siempre tentados por numerosas nuevas series a las que engancharse y cada vez con menos tiempo para seguir sumándolas a sus agendas seriéfilas.

Después de su etapa como debutante, uno de los primeros puntos críticos a los que tiene que enfrentarse una serie nueva es demostrar en su segunda temporada que su éxito no fue, si tiramos de una metáfora musical, un one hit wonder. El síndrome de la segunda temporada es, en el fondo, una especie de leyenda urbana, una maldición que asegura que en la mayoría de los casos las segundas entregas siempre son, siempre fueron, peores. Hay ejemplos en cada uno de los dos bandos: los suficientes para que la maldición siga vigente pero también hay muchas series que han demostrado que las segundas partes pueden ser incluso mejores que las primeras.

El ejemplo más claro sería Justified, que utilizó su primera temporada para presentar a sus personajes siguiendo el modelo del procedimiento policial (un caso por capítulo). Lo bueno y lo que ha terminado situando a Justified como una de las mejores series de los últimos años llegó con la segunda temporada: el ambiente y las rencillas familiares centenarias del condado de Harlan, el clan de los Bennet, los cara a cara entre Raylan Givens y Boyd Crowder…

Otra de las series que experimentó un cambio, para mejor, en su segunda temporada fue Battlestar Galactica. El ‘casi- remake’ de la serie de los 80 se presentó ante los fans con una miniserie de 90 minutos que servía de introducción a una primera temporada de solo 7 capítulos. En la segunda temporada empezó a desarrollar todo su potencial como una historia nacida a partir de una previa con la que pronto tuvo muy poco que ver y sobre todo mejoró. Battlestar Galactica es una serie imprescindible y no solo del género de ciencia ficción.

Para otras ficciones, la segunda temporada fue la mejor oportunidad para corregir errores. Seguro que muchos fans no recomendarían las primeras temporadas de Veep o Parks and Recreation. Es más casi tienen que añadir la coletilla “es un trámite que hay que pasar para empezar a disfrutar a partir de la segunda”. Veep pulió su apuesta cómica en el segundo año pero lo que hizo Parks and Recreation fue casi empezar de cero.

También están las series que sufrieron bajones en su segundo año en antena. Para algunas solo fue un tropezón del que supieron recuperarse (Friday Night Lights, Homeland, Masters of Sex, The Walking Dead) y para otras fue el comienzo de una agonía que terminó en cancelación (Prison Break, Heroes…).

En unas semanas se enfrentarán a este reto series que destacaron solo hace unos meses con sus primeras temporadas: Transparent, The Affair, Jane the Virgin, Manhattan, The Leftovers, The Knick, Empire, Cómo defender a un asesino, Better Call Saul, Outlander… ¿Qué esperáis de ellas?

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