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Las singulares esculturas de raíces de Nguema salen de África por primera vez

Las singulares esculturas de raíces de Nguema salen de África por primera vez

EFE

Las Palmas de Gran Canaria —

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Singulares figuras humanas hechas de raíces de árbol recogidas en la selva y convertidas en caras, brazos o piernas se exhiben desde hoy en Las Palmas de Gran Canaria, en la primera exposición fuera de África del escultor guineano Fernando Nguema (1963-2008).

El trabajo de Nguema parte del tallado en madera tradicional del pueblo fang de Guinea Ecuatorial, en cuyo seno nació, y evolucionó a lo largo de su carrera hacia un arte personal y distinto, calificado por el coordinador de la Red de Centros Culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo, Enrique León, de “muy original” e “inclasificable”.

Ello se debe, según ha explicado al presentar la exposición en la sede de Casa África, a que su obra se aleja de los esquemas habituales de la escultura en madera típica de su continente de origen, tanto en sus formas, que van más allá del limitado catálogo de máscaras o figuras de animales, como en las temáticas que aborda, poco comunes entre los artistas de su entorno geográfico.

Nguema, en sus trabajos, “habla del sida o de la tortura”, asuntos que no suelen tocar otros escultores de África, y construye unas formas a camino entre lo real y lo onírico que no siempre son entendidas por el público de su entorno, ha relatado León.

Hasta el punto que muchos “lo consideraban como un loco, casi, porque a la gente le desconcertaba, le asustaba, le inquietaba este tipo de piezas”, en las que un trozo de raíz de árbol podía acabar convertido en una suerte de ser de dos cabezas, en un hombre marrón con una desmedida mano azul mayor que el resto de su cuerpo entero o en los torsos entrelazados de dos personas que se fusionan en una.

Elementos todos producto de la personalidad de un creador que “era un tipo muy, muy peculiar, al igual que su obra”, que “puede gustar o no, pero indiferente no te deja”, ha destacado el coordinador de la Red de Centros Culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo.

Enrique León ha considerado que las figuras de Nguema “son medio oníricas, aunque tienen parte de la tradición y la cultura fang, del interior del país”, y que esa circunstancia configura a su autor como “una excepción dentro de la escultura de Guinea Ecuatorial, que es mucho más clasicista, más tradicional”. De hecho, “ahí radica, un poco, su interés”, ha opinado.

Y ha añadido que en el desaparecido escultor destacan no solo sus temáticas singulares, sino que, además, “la manera de trabajar también es muy interesante, porque él entra al bosque y va buscando las piezas o, como decía él, las piezas le encuentran a él”.

Una peculiaridad esta que se refleja en unas declaraciones que hizo en vida el propio Fernando Nguema y que han sido reproducidas junto a sus esculturas en la pared de una de las salas de Casa África donde se muestran.

“Para buscar las maderas hay que ir a la selva. En la selva las maderas tienen formas. Representan gentes de otro mundo que no vemos”, señala en ese texto el escultor, que añade: “Miro así y digo: este es el título de la obra, por la forma que tiene. Me meto en la selva y veo esas cosas”.

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