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Una 'app' de actividad física desvela la localización de bases secretas estadounidenses

La base militar norteamericana en Yibuti en en la zona superior. En la parte inferior, la probable base de la CIA.

José Antonio Luna

Strava es una red social para deportistas que, como Runkeeper o Endomondo, permite utilizar el GPS de los dispositivos para registrar actividades físicas. Estos datos pueden ser compartidos con cualquiera. Incluso, si como ha ocurrido en Estados Unidos, revelan la localización de bases militares estadounidenses, algunas de ellas secretas.

Según informa The Guardian, cualquiera con la app de Strava instalada y la ubicación activada ha quedado registrado en un mapa interactivo con más de mil millones de puntos luminosos. A través de estos datos, facilitados por la propia compañía, se pueden observar las rutas y desplazamientos de cada usuario sin importar si estos son militares en zonas ocultas por los gobiernos.

Los desarrolladores reconocen que tienen los datos de unas 27 millones de personas en todo el mundo: desde aquellas con pulseras deportivas como Fitbit y Jawbone hasta las que descargan la aplicación en su móvil. Además, el mapa refleja tanta información porque no es en vivo, sino patrones de actividad acumulados entre 2015 y 2017.

Por otro lado, como indica el Washington Post, el Pentágono es responsable de alentar el uso de dispositivos como Fitbit: los fomentó entre el personal militar y en 2013 distribuyó 2.500 de ellos como parte de un programa para combatir la obesidad.

Nathan Ruser, analista del United Conflict Analysts (IUCA), fue el primero en percibir el problema. “Activar el seguimiento para hacer ejercicio podría convertirse en algo especialmente peligroso”, indicó el experto en su cuenta personal de Twitter. Aunque los datos de cada usuario permanecen anónimos, la información facilitada por el mapa permite establecer patrones de comportamiento y, gracias a ello, detectar cómo operan las tropas.

Como el experto del IUCA añade, esto no solo afecta a las bases estadounidenses. También se aprecian las rutas de patrullas turcas y soldados rusos en zonas de conflicto como Siria o Afganistán. De la misma manera, aparecen datos sobre la zona desmilitarizada de las dos Coreas, una base militar británica que cuenta con armas nucleares, o un posible enclave de la CIA cercano a Yibuti.

El problema, según Ruser, es que gracias a esto “son claramente identificables”, ya que toda actividad física se refleja claramente en el mapa. Un ejemplo es el de Helmand (Afganistan), donde pueden verse las ubicaciones de las bases porque, como explica el experto, “brillan en blanco sobre el mapa negro”. Esto indicaría la distribución interna de las tropas o el número de soldados, detalles censurados en Google Maps pero que sí pueden comprobarse a través de Strava.

En el periódico británico señalan que no solo se puede obtener información de las zonas de conflicto, también fuera de estas. Muestra de ello es un mapa del Área 51 ubicada en el Condado de Lincoln (Nevada), donde se puede apreciar cómo un ciclista viaja desde la base hasta el salar Groom Lake situado al norte de la instalación.

Por su parte, la compañía argumenta que el mapa de calor global representa “una vista agregada y anónima de más de mil millones de actividades cargadas en la plataforma”, y que de su totalidad se excluyen aquellas “marcadas como zonas de privacidad”. Añaden que se comprometen a “ayudar a las personas” para que comprendan mejor la configuración y “tengan control sobre lo que comparten”.

Como recogen en el diario británico, el ejército australiano está considerando adoptar nuevas medidas de seguridad para evitar las transmisiones de estos gadgets. De hecho, la Armada de los Estados Unidos tiene políticas claras al respecto y prohíben dispositivos con “wifi, cámara de fotos o de vídeo, micrófono o grabación de audio”. No obstante, sí que permiten aquellos con “Bluetooth, GPS (solo recepción), acelerómetro, altímetro, giroscopio o actividad cardíaca”, con los que se pueden crear los mapas personalizados presentes en Strava.

No es la primera vez que señalan los peligros de Strava. La aplicación tiene configurado por defecto la función de “tablas de clasificación”, que compara la actividad con la de otros usuarios, incluso si se tiene activado el modo privado. Según indican en Quartz, sería “como tener una cuenta de Instagram privada, y luego comprobar que tus fotos se pueden ver en la pestaña de Explorar”. Permite, entre otras cosas, identificar quién está corriendo y por dónde lo hace.

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