El Gobierno británico estima que sus propias medidas para reducir la migración legal costarán al Estado hasta 12.000 millones de euros
Las medidas del Gobierno laborista para limitar la llegada de trabajadores y estudiantes extranjeros al Reino Unido le costarán a la economía británica miles de millones en los próximos años, según la estimación del propio Ejecutivo. La ofensiva de Keir Starmer para reducir la migración será un obstáculo más para las finanzas del Estado y el lánguido crecimiento del país.
Contando sólo las nuevas reglas con más requisitos para obtener visados para empleados del sector sanitario y sus parejas y otros trabajadores de sectores clave, el coste directo para el Estado británico puede ser de hasta 10.800 millones de libras (más de 12.000 millones de euros). Se trata de la pérdida posible de ingresos por los visados y por los impuestos que pagarían los extranjeros que no llegarán, según la estimación del Ministerio del Interior, el mismo que está defendiendo nuevas reglas migratorias y que tiene la obligación de cuantificar el impacto de sus medidas.
Si el crecimiento fuera de verdad tu prioridad, no estarías haciendo esto
Este análisis tiene fecha de julio, aunque no se ha publicado hasta este martes. Desde su elaboración, el Gobierno Starmer ha anunciado más medidas para limitar la llegada de extranjeros. Algunas –como las que afectan a los empleados sanitarios– ya están en vigor, pero otras todavía están en proceso de aprobación, por ejemplo, para limitar el número de estudiantes extranjeros, una de las principales fuentes de financiación de las universidades británicas.
Menos contribuyentes
El informe sólo cuantifica el impacto directo en las finanzas públicas y no estima lo que puede suponer para la economía en términos de pérdida de actividad económica, especialmente en sectores como el transporte, la hostelería, la construcción y la agricultura, donde la escasez de mano de obra ralentiza, encarece y en algunos casos cierra negocios.
Se trata, en todo caso, de una estimación, basada en la idea de que la migración neta –la diferencia entre quienes llegan y quienes se van– baje en al menos 200.000 personas en los próximos cinco años. El escenario “central” es que las pérdidas sean de 5.400 millones de libras (más de 6.000 millones de euros), pero puede llegar hasta casi el doble si la reducción es mayor.
Desde la publicación de este análisis, la migración neta ya ha bajado más de lo esperado, según los datos publicados hace unos días por la oficina nacional de estadística británica. De hecho, entre junio de 2024 y junio de este año, ha bajado un 69% respecto al curso anterior, en particular por la marcha de ciudadanos de la UE y de otros lugares de fuera del Reino Unido. La cifra sólo para este año ha bajado en 204.000 personas.
Estado en apuros
La economía británica no se ha recuperado del golpe del Brexit, que es más profundo de lo esperado, y está tocada por los aranceles de Estados Unidos y las subidas de precios desde la pandemia y la invasión rusa de Ucrania. A la vez, el Estado británico endeudado tiene poco margen de maniobra, y el Gobierno laborista ya ha tenido que subir impuestos, en contra de sus promesas electorales.
Desde que ganó las elecciones en julio de 2024, Starmer fía todos sus planes al crecimiento del PIB que no llega. Esto parece contradecir la política de limitar la llegada de migrantes –también por las vías legales– que el Gobierno laborista defiende como argumento contra el avance de la extrema derecha xenófoba.
“Si el crecimiento fuera de verdad tu prioridad, no estarías haciendo esto”, comentó este martes Jonathan Portes, catedrático de Economía y experto en migración del King’s College de Londres.
Impacto social
El Ministerio de Interior británico también reconoce en su análisis el impacto social que tendrán sus medidas a medio plazo, en particular para las personas que más utilizan el Servicio Nacional de Salud y otros servicios de cuidados, “probablemente, las personas mayores y con discapacidades”, pero defiende que los cambios son necesarios para limitar el reclutamiento en el extranjero y reducir la migración neta.
Starmer incluso critica a los partidos de izquierda en Europa que defienden la migración como esencial para el crecimiento económico y el mantenimiento del estado del bienestar, como es el caso del Gobierno español. En septiembre, Starmer defendió que la izquierda se había “equivocado” al decir que la migración es “una buena noticia para la economía”.
Además de las medidas contra la migración legal, el Gobierno laborista está reduciendo los derechos de los refugiados que llegan al Reino Unido a través del canal de la Mancha sin hacer los trámites legales, y está haciendo campaña para que la convención europea de derechos humanos se interprete de manera más restrictiva en los tribunales.
El Reino Unido es uno de los países de Europa que menos refugiados recibe ahora en relación con su población –es el número 17– y está por detrás de países como Francia, Alemania, Italia y España en números absolutos, según los datos del Observatorio de Migración de la Universidad de Oxford.
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