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“No queremos que nadie nos meta en su casa, sino las mismas oportunidades que el resto”

El Open Arms-

Gabriela Sánchez

Es la respuesta antiinmigración por excelencia, pero la ola de solidaridad despertada ante el abandono del Open Arms ha provocado que suene con aún más frecuencia en los últimos días: “Mételos en tu casa”, contestan una y otra vez desde ciertos sectores contrarios a la llegada de migrantes o a la exigencia de respeto de los derechos establecidos en la legislación internacional.

La escuchamos en 2014 en boca de la candidata francesa de extrema derecha Marine Le Pen en respuesta a una pregunta sobre inmigración de la periodista Ana Pastor. El exministro de Interior del PP Jorge Fernández Díaz utilizó el manido argumento para defender la normativa con la que regularizaría las devoluciones en caliente en Ceuta y Melilla. Acorralado ante las críticas recibidas por parte de organismos internacionales, ONG o la Iglesia, empleó como 'escudo' la tan sonada contestación: “Que me den la dirección y les enviamos a esa gente”.

Una de las últimas representantes políticas en tirar del mismo razonamiento ha sido Isabel Pérez Moñino, portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Fuenlabrada (Madrid). Hemos podido ver a Richard Gere alardeando de solidaridad. O Jordi Évole dando ese mensaje de falsa humildad. [...] Es muy fácil ser solidario con el dinero de todos pero, y tú, ¿has acogido inmigrantes en tu casa?“, ha espetado este fin de semana la concejala del partido de extrema derecha.

Su discurso, lanzado en un vídeo en redes sociales, ha empujado a desmontar de nuevo la reiterada contestación por parte de quienes llevan días exigiendo a los Estados miembros una solución para el Open Arms. “Ya me llevo a los náufragos a mi casa. Tú también. Cada vez que pagamos impuestos. Cada vez que pagamos impuestos al Estado español espero que con mi dinero ayude a la gente que lo necesita. Y, si alguien lo necesita, son los náufragos del Open Arms”, ha respondido en un breve vídeo Antón Losada, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela.

Varios especialistas en migración y antirracismo consultados por eldiario.es sostienen que se trata de un argumento basado en ideas “paternalistas” y “xenófobas” que conciben la inmigración “como un problema” y desde una perspectiva “filantrópica” en vez de “abrirse a las posibilidades que derivan de ella”.

Malick Gueye no puede evitar la risa al escucharlo. “Es que es absurdo...”, comenta al otro lado del teléfono. El portavoz del Sindicato de Manteros de Madrid está cansado de escuchar lo que considera un argumento “ridículo”. “No quieren ir a la casa de nadie. No son víctimas. A ver cuando empiezan a hablar de los migrantes como sujetos de derechos y no como alguien que necesita ser ayudado”, sostiene.

El senegalés, tras más de una década con residencia en España, recuerda que esta frase también suelen recibirla quienes defienden los derechos de los manteros, el colectivo que representa. “Si venden en la manta es, precisamente, porque quieren trabajar y luchar por salir adelante. No queremos que nadie nos meta en su casa, ni caridad, sino tener las mismas oportunidades que el resto”, enfatiza Gueye.

El sociólogo Carlos Delclós considera que se trata de una respuesta con una “carga ideológica muy potente” pues “individualiza una responsabilidad colectiva” con respecto a los derechos de las personas migrante, transformándola en un asunto “más moral que ético y político”. Así, dicen, quienes la usan logran “relativizar” el debate y convertirlo en una cuestión particular. “Es una manera de decir que 'no caben todos', cuando los Estados deben hacerse cargo”.

Quien es interpelado con este argumento, apunta Delclós, suele optar por callar. “Se lanza esa pregunta ridícula y, como no es digna de respuesta, pocas veces se encuentra algo que contestar”, dice el doctor en ciencias políticas y sociales de la Universidad Pompeu Fabra, que no es capaz de recordar todas las veces que le han lanzado el comentario a modo de ataque.

“Ellos no quieren venir a mi casa. Ellos quieren venir aquí a construir la tuya. O la suya. Vienen a tener su casa o alquilarla”, dice el sociólogo. Georges Belinga, presidente de la organización Koop SF 34, también cuestiona el tono paternalista vinculado a este tipo de respuestas. “Las personas migrantes tienen capacidades que no se están poniendo valor. Se asume que no sabe hacer nada, que viene a aprender, cuando tiene mucho potencial que aportar a la economía del país”, sostiene el activista.

“No hay que abrir casas, el Estado debe cumplir la ley”

Desde su iniciativa, se parte de la base de que toda persona cuenta con aptitudes y actitudes, relata. Quienes migran, apunta Belinga, “han demostrado de sobra su actitud”. Sobre las aptitudes, continúa, “es necesario dejar que florezcan pero, el principal problema es que España no lo permite pues cuenta con una ley de Extranjería con la que es muy difícil regularizarse, incluirse en la sociedad y aportar”, sostiene el presidente de Koop SF 34.

Para Paula Guerra, presidenta de SOS Racismo Madrid, la reiteración del “acógelos en tu casa” representa esa aura de “caridad o filantropía” que a veces gira en torno a la inmigración. “No se trata de que personas individuales abran su casa y cedan sus camas. Si no que los Estados respondan acorde al derecho internacional. No es una cuestión de solidaridad, se trata de cumplir leyes”, valora la activista.

“Todos los Estados y cualquier buque tienen la obligación de rescatar a cualquier persona en peligro en el mar independientemente de su situación jurídica”, contextualiza Jorge A. Quindimil, profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de A Coruña especializado en seguridad en las fronteras marítimas.

“Lo que dice el derecho marítimo es que hay que rescatarlas y desembarcarlas en el menor tiempo posible y en el puerto seguro más cercano”, recuerda el experto. “Si bien los puertos que cumplen estas condiciones son Malta e Italia y estos se niegan, España es el Estado de pabellón del buque y podría recibirles”, sostiene el catedrático.

La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), una de las organizaciones que gestiona la acogida de las personas refugiadas en España, destaca que se trata de una “responsabilidad de los Estados, y no debemos trasladar a la sociedad civil”. Además, “la situación de vulnerabilidad en la que llegan estas personas requiere una atención especializada por parte de profesionales”, apunta Mónica López, directora de Programas de CEAR.

Tanto la reticencia a abrir los puertos para el Open Arms como le mismo argumento erigido contra su acogida se asientan sobre la percepción de la inmigración como un problema, destacan varios de los expertos consultados. Matteo Salvini exige a España recibir a los rescatados por la ONG catalana, mientras que el Gobierno español insiste en que debe ser Italia el encargado de recibirlos.

“Cuando dicen 'mételos en tu casa' también parecen decir: 'mete el problema en tu casa', reflexiona Georges Belinga. ”Mientras se siga mirando la inmigración en estos términos en vez de verlos como una oportunidad, esto no va a cambiar“, concluye.

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