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Los trámites para solicitar asilo en Madrid se agilizan tras las denuncias

Personas haciendo cola en las inmediaciones de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Aluche.

Fabiola Barranco

Yuri Herrera y su esposa llegaron hace pocos días a Madrid huyendo de la represión instaurada en Nicaragua desde el pasado abril. La noche del martes al miércoles, acudieron a la cola que cada día se improvisaba en las inmediaciones de la comisaría del madrileño barrio de Aluche para estar entre las 80 citas que expedían diariamente para solicitar asilo.

No lo consiguieron. Se quedaron fuera del cupo y decidieron volver al día siguiente. Acudieron al mismo lugar a las cuatro de la tarde para guardar su turno hasta la mañana siguiente. Sin embargo, según cuentan, al cabo de unas horas se acercó un agente de la Policía Nacional que les dijo que ya “no era necesario hacer cola, eso ya se terminó”. Luego, les aseguró que a partir del día siguiente atenderían “a todos”.

Así fue. Herrera y su mujer, así como la mayoría de solicitantes, regresaron al día siguiente por la mañana y todos recibieron atención. “A las 9:00 horas empezó a avanzar la fila, nos atendieron y a las 10:30 horas ya estábamos fuera con un papelito para la cita el próximo 5 de febrero de 2019”, indican. Este procedimiento se convirtió en presencial en mayo de este año, cuando dejó de estar operativo el número de teléfono destinado a la petición de cita previa.

Los escollos que se han encontrado en las últimas semanas quienes acudían a diario a la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras con el objetivo de conseguir esta cita empezaron a diluirse a partir del pasado jueves, después de que medio centenar de familias solicitantes de asilo presentaran sus quejas ante el Defensor del Pueblo, lo que movilizó a las instituciones.

Desde entonces, han empezado a notarse algunos cambios. Por un lado, en las largas horas de espera, lo que llevaba a muchas personas a pasar la noche en la calle haciendo fila. Por otro, en las fechas que allí se expiden, que ahora son más próximas en el tiempo: ya no hay que esperar hasta finales de 2019 o 2020 para conseguir la primera entrevista para formalizar la petición de protección internacional, como se les comunicó a algunas de las personas que lo intentaron la semana pasada.

Alejandro también huyó de Nicaragua junto a su mujer y su bebé de nueve meses. Desde que llegó a Madrid, se han esforzado en conseguir el refugio que esperaban alcanzar. La suya fue una de las familias desalojadas por el Samur Social que acabaron en la calle, sin ningún techo en el que dormir. También fueron unos de los protagonistas de las quejas ante el Defensor del Pueblo, después de pasar horas durante la noche bajo el frío y la lluvia para ser atendidos y recibir una notificación verbal para el 15 de octubre de 2020, sin resguardo que lo demostrara.

Ahora esperan que esta fecha se rectifique pronto. “Nadie me ha comunicado ningún cambio hasta el momento, pero sé que están llamando a gente para rectificar la fecha. Por ejemplo, a un amigo le llamaron y han cambiado su cita de finales de 2020 al 5 de febrero de 2019”, cuenta el joven. Según ha podido comprobar este medio, estas modificaciones se están aplicando para varios de los afectados.

En declaraciones a eldiario.es, fuentes del Ministerio de Interior consideran que estos cambios se deben “gracias al esfuerzo de los funcionarios policiales de la Brigada de Extranjería en Aluche” mientras, aseguran, se pone en marcha “un plan de choque ordenado por el ministro Fernando Grande-Marlaska, con el objetivo de que el trámite para pedir asilo pueda ser de forma ágil y digna”.

Movilizaciones

Este martes, diferentes colectivos sociales han convocado una concentración frente a la Brigada de Extranjería en rechazo a la situación que han vivido los solicitantes de protección en las últimas semanas. “Asilo, asilo para todos” o “Sin refugio, no son refugiados”, han sido algunas de las consignas coreadas por los asistentes.

Entre ellos estaba Manuela, de la Casa Autogestionada del Barrio de Aluche, que aglutina a diferentes colectivos. La activista considera que “gracias a la presión mediática y ciudadana ya no tienen que hacer largas colas de espera, ni tienen citas para 2020”. Sin embargo, apunta que “hay que estar vigilantes”, porque, a su juicio, “estas medidas pretenden disuadir a los solicitantes de protección internacional en España”.

Sigue habiendo familias en la calle

Pese a estas rectificaciones, muchas de las familias solicitantes de protección internacional, con menores a su cargo, continúan en situación de calle en la ciudad de Madrid. Desde que la Parroquia San Carlos Borromeo abriera sus puertas el pasado 16 de noviembre para dar acogida a las familias que fueron desalojadas de la sede del servicio municipal de emergencias, el templo vallecano no ha dejado de recibir diariamente a familias con niños que no cuentan con alternativa habitacional, ni acompañamiento psicosocial o asesoría legal.

Para el párroco Javier Baeza, las respuestas que están dando tanto el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social como el Ayuntamiento, son “muy tímidas”. Fuentes del Consistorio madrileño aseguran que ya se ha habilitado un dispositivo de emergencia en la calle Francos Rodríguez, y que “se están planificando varios otros para poder atender a familias solicitantes de asilo y refugio sin recursos mientras esperan la respuesta del Ministerio del Interior; pero también destinadas a otras situaciones como las que afrontan familias desahuciadas”.

La gran mayoría de estas 86 personas, incluidos menores de edad y mujeres embarazadas, que han pasado por la parroquia madrileña previamente solicitaron sin éxito ser atendidas en los dispositivos gestionados por entidades sociales como Cruz Roja, responsable de la acogida de emergencia para solicitantes de asilo en Madrid; en el albergue Mejía Lequerica, gestionado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y financiado por el Ayuntamiento de Madrid, o en dispositivos del Samur social.

Desde CEAR aseguran estar “muy preocupados por todo lo que está pasando” y ante las grandes colas para “ingresar en un sistema que ahora mismo no puede ofrecer respuestas”. “Es bastante complicado asumir que familias lleguen a un recurso como Accem, CEAR o Cruz Roja y se les tenga no que cerrar la puerta, porque la puerta está abierta, pero dentro hay mucha gente”, sostiene Ana Soriano, del área de incidencia de participación social de la ONG . “El sistema está colapsado y la situación que se ha generado en la Brigada de Extranjería es un claro reflejo de la falta de voluntad para facilitar el acceso al procedimiento de acogida”, concluye. Este medio ha contactado también con Cruz Roja pero de momento no ha obtenido respuesta.

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