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Antonio Garamendi, el directivo “afable” que guiará la CEOE desde el conservadurismo

Antonio Garamendi, en una imagen de archivo.

Laura Olías

“De trato fácil”, “tremendamente afable”, “más agradable que Rosell”. Así describen a Antonio Garamendi, el directivo que será elegido este miércoles sucesor de Juan Rosell en la presidencia de la patronal CEOE, personas que han tenido que lidiar con el vasco. Tras ese trato más cordial, en cambio, Antonio Garamendi defiende postulados conservadores, tanto o más que los del empresario catalán, y toma las riendas de la organización con los empresarios enfrentados al Gobierno, especialmente tras sus anuncios de subida del salario mínimo a 900 euros mensuales y la intención de tirar abajo parte de la reforma laboral del PP de 2012.

Garamendi (Getxo, 1958) es licenciado en Derecho, proviene de una familia de empresarios y cumple más con el perfil de directivo que con el de empresario, como criticó recientemente el presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales. Ha formado parte de la dirección o de los consejos de administración de varias empresas, como REE (Red Eléctrica de España), Bankoa, Albura, Tubos Reunidos y Grupo de Negocios de Ediciones y Publicaciones (La Gaceta de los Negocios, Radio Intereconomía y Revista Dinero), entre otras.

Llega a la Asamblea Electoral de este miércoles como único candidato a dirigir la CEOE y con un amplio apoyo de las organizaciones miembros de la patronal, por lo que su elección está asegurada. Las dudas del proceso se centran en si será nombrado por aclamación (sin la necesidad de votar) o si se celebrará una elección. Según fuentes patronales, “hay más posibilidades de que sea por aclamación”, una decisión que tomará la presidencia de la mesa electoral.

De su personalidad, la mayoría subrayan su afabilidad y una trayectoria en la que ha destacado por aprovechar el terreno de la diplomacia más que en el de la confrontación. Pese al enfado de muchos empresarios con el Ejecutivo socialista, y a falta de conocer cuál será el discurso que adopte Garamendi frente al Gobierno en su nuevo puesto, el hasta ahora presidente de Cepyme mantiene en la cabecera de su perfil de Twitter su imagen sonriente junto al presidente Pedro Sánchez.

Segundo intento para dirigir la CEOE

La seguridad de la elección de este miércoles se aleja de la reñida disputa que vivió el propio Antonio Garamendi hace cuatro años, su primer intento de liderar la CEOE y en el que se quedó a un puñado de votos (33, en concreto) de quitarle el puesto a Juan Rosell. Tras ello, el vasco optó por esperar, mantenerse en un segundo plano sin desgastar con críticas públicas a Rosell y ocupar una vicepresidencia de CEOE, así como la dirección de la patronal Cepyme, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa.

Ahora le ha llegado su momento de dirigir la mayor patronal de empresarios, tras permanecer involucrado en diversas organizaciones empresariales desde hace muchos años. Fue uno de los fundadores y el primer presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios del País Vasco (Ajebask), creada en 1996, y ha ocupado también la presidencia de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (Ceaje), y de la Confederación Iberoamericana de Jóvenes Empresarios (Cije). También fue presidente de la Comisión de Energía de CEOE y de la patronal del Metal (Confemetal).

Como presidente de Cepyme, puesto que deja ahora para liderar la CEOE, se puso un sueldo –de 120.000 euros anuales, según publicó El Confidencial– que enfadó a varios empresarios, como Joaquim Gay de Montellà, hasta ese noviembre responsable de la patronal catalana Foment del Treball. Gay de Montellà se dibujaba como posible rival de Garamendi en estas elecciones, pero finalmente no presentó su candidatura para liderar la CEOE.

El directivo vasco ha defendido en varias ocasiones la remuneración por los cargos de representación, cuando estos requieren una dedicación a tiempo completo. Ahora, habrá que ver si decide también recibir un sueldo de la patronal, algo que no ha percibido su predecesor Juan Rosell.

Misma línea que Rosell frente a los sindicatos

Garamendi también cuenta con experiencia en las negociaciones de primer nivel con los sindicatos y el Gobierno de turno, como presidente de Cepyme y junto al hasta ahora presidente de la CEOE. En este papel, los postulados defendidos por el empresario vasco no se han distinguido hasta ahora demasiado de los del catalán, con llamadas a la moderación salarial de los trabajadores durante la recuperación económica y a la reducción de la “presión fiscal” de las empresas.

“Está por ver qué sucede ahora”, afirman fuentes sindicales, que reconocen que las negociaciones en las mesas de diálogo social se encuentran bastante paradas en la actualidad por el inmovilismo de la patronal. “No sabemos si están a la espera de que pase la Asamblea Electoral para definirse”, añaden las mismas fuentes, que destacan que hasta ahora el vasco ha mostrado “capacidad de diálogo”.

El que será quinto presidente de la CEOE desde su fundación (1977), tras Carlos Ferrer Salat, José María Cuevas, Gerardo Díaz Ferrán y Juan Rosell, ha suscrito las subidas del salario mínimo acordadas con el Gobierno de Rajoy y el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) que incluyó un salario mínimo por convenio de 1.000 euros mensuales. Sin embargo, se mostró públicamente más crítico que Rosell respecto a esta última medida y, en plena campaña para acceder a la presidencia de la CEOE, ha atacado la subida del SMI que pretende aprobar el Gobierno de Sánchez, hasta los 900 euros mensuales. En opinión de Garamendi, esta medida “ha roto el diálogo social”.

También ha rechazado otra de las nuevas medidas del Ejecutivo: se ha mostrado contrario a las cuotas de género por ley para aumentar el número de mujeres en las direcciones de las empresas. Garamendi aseguró que las cuotas obligatorias pueden restar competitividad a las compañías.

En las últimas semanas sorprendía también con la propuesta de que las empresas puedan hacer controles de drogas a los trabajadores que sufran un accidente laboral. “No tiene mucho sentido que cuando hay un accidente laboral, una empresa no pueda hacer pruebas de alcoholismo o drogadicción a los trabajadores cuando a todos nos las hacen en la calle ahora mismo si cogemos un coche”, señaló.

En clave interna, Antonio Garamendi ha compartido su intención de convertir la patronal en una organización “más participativa y transparente”, además de liderarla “con sentido de Estado y con lealtad institucional”, un mensaje que entierra una de las últimas tensiones en la CEOE, a propósito del independentismo catalán, ya que algunos empresarios consideraron que la postura de su líder era “tibia” ante el procés, especialmente tras la visita de Juan Rosell a Oriol Junqueras en la cárcel.

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