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Iberia cambia a su número dos para aplacar a Fomento

Luis Gallego y Rafael Sánchez Lozano. EFE

Antonio Ruiz del Árbol

Madrid —

El ajuste en Iberia y su desenlace por una vía menos drástica que la prevista por IAG se ha cobrado la primera víctima. El holding aeronáutico ha anunciado a la CNMV que Rafael Sánchez Lozano ha cesado en el cargo de consejero delegado de Iberia a petición propia. Le sustituye Luis Gallego, que era hasta hoy consejero delegado de la controvertida filial de corto y medio radio Iberia Express. La salida de Sánchez Lozano era una noticia largamente esperada. Su gestión desde que fue nombrado en verano de 2009 para la dirección ejecutiva de la aerolínea, junto con el presidente Antonio Vázquez, ha seguido de manera rigurosa las directrices que llegaban de la cúpula de IAG en Londres. La creación de Iberia Express, las pésimas relaciones con los sindicatos y la absoluta falta de entendimiento con la ministra de Fomento, Ana Pastor, hacían inevitable su salida.

Su sustituto, Luis Gallego, tiene un buen cartel en la mayoría de los estamentos del grupo, y es “aceptado” por el Ministerio de Fomento quien, en los últimos meses da muestras de “ejercer su condición de primer accionista de IAG” a través de la participación del 12% del banco español nacionalizado Bankia.

Gallego, según fuentes consultadas por eldiario.es, tiene dos peculiaridades que dan a su nombramiento un matiz especial dentro del proceso de turbulencias que vive Iberia. El primero, que es de nacionalidad española; y el segundo, que durante el último año y medio, tiempo que ha pasado al frente de Iberia Express, ha sido el más estrecho colaborador del hoy dimitido Rafael Sánchez Lozano. La nacionalidad de Gallego tiene su interés dado el divorcio que existe entre el jefe indiscutible de IAG, Willie Walsh, y los directivos de Iberia. La ruptura comenzó a fraguarse ya desde el comienzo de la fusión de la aerolínea española con British Airways.

Pero la separación definitiva ocurrió el pasado mes de agosto cuando desde Londres se cesó de manera fulminante al director general del área Comercial y de Clientes, Manuel López Aguilar, por oponerse al severo plan de ajuste que, ya entonces se diseñaba en IAG. Walsh, en ese momento, no quiso confiar en cualquier otro ejecutivo español. Nombró de manera provisional a un hombre de British Airways, Gavin Halliday, y ya en otoño eligió a otra persona de fuera de Iberia para ocupar ese cargo clave: se trata de Marco Sansavini, que venía de ocupara cargos de relevancia en el gigante franco-holandés Air France-KLM. En ese punto los directivos de Iberia comprendieron que ya no tenían futuro en la nueva andadura de la compañía una vez que estaba vinculada irreversiblemente a IAG. El nombramiento de Luis Gallego como nuevo consejero delegado de Iberia se interpreta como “una debilidad” o “una concesión” que Walsh hacía a los accionistas españoles, en especial al Ministerio de Fomento, para intentar recomponer las relaciones.

La segunda característica del nuevo consejero delegado, su vinculación a Rafael Sánchez Lozano, se interpreta como un esfuerzo de la dirección de IAG por mantener la línea de dureza que ha caracterizado la gestión del grupo desde que se formalizó la fusión de Iberia y British Airways en enero de 2011. Los sindicatos de Iberia resaltan “el buen talante personal” de Gallego, pero aseguran que durante los últimos 18 meses “ha practicado una clara política anti sindical” en el seno de Iberia Express. El sindicato de pilotos, Sepla, es particularmente crítico ya que acusa a Gallego de haber “impedido la aplicación de el laudo” instado por Fomento y redactado por Jaime Montalvo, en el que exigía que los copilotos del escalafón de la matriz de Iberia se ‘soltaran’ como comandantes en los aviones de Iberia Express. Antes de fichar por la filial de bajos costes de Iberia, Gallego ocupó importantes cargos ejecutivos en Vueling, Clickair y Air Nostrum.

Consejeros

La evolución que está tomando la crisis de Iberia denota, a juicio de las diferentes partes consultadas, que los “planes expeditivos” que tenía Willie Walsh y la cúpula de IAG para la aerolínea se ven “matizados”. Estos planes conducían a la aerolínea española hacia un futuro como una ‘low cost’ en el sur de Europa y a abandonar su posición como puente aéreo entre el viejo y el sur del nuevo continente, con las nefastas consecuencias que ello está teniendo ya en el aeropuerto de Madrid-Barajas. Se valora el papel que juega la ministra de Fomento, Ana Pastor, que en el último año ha forzado los canales que tenía en su mano para imponer una mediación entre las partes, con un resultado que ahora aparece más evidente.

Fuentes cercanas al Ministerio de Fomento han señalado que Pastor no solo ha mantenido una relación tempestuosa con Rafael Sanchez Lozano y, aunque algo mejor, nada buena con Antonio Vázquez. La ministra se ha sentido “decepcionada” por la actuación en el conflicto de los miembros españoles de los consejos de administración del Iberia y de IAG. Desde hace semanas, según las fuentes indicadas, realiza gestiones para sustituir a alguno de ellos. En los consejos se encuentra el presidente de Telefónica, César Alierta, José Manuel Fernandez Norniella, José Pedro Pérez Llorca, quien acaba de dimitir como vocal de la Comisión de auditoría de la aerolínea, y Manuel Lagares.

Negociaciones

Tras el acuerdo con la dirección Iberia de los sindicatos de tierra y de los tripulantes de cabina de pasajeros (TCP) en base al arbitraje de Gregorio Tudela hace dos semanas, los contactos entre las partes están encaminados, por un lado a discutir los acuerdos de productividad, y por otro, articular el proceso por el que causarán baja voluntaria unos 3.100 trabajadores de la empresa. Fuentes sindicales han señalado que las negociaciones de los TCP “van por buen camino”, mientas que “hay dificultados” en las negociaciones de los colectivos de tierra. Para iniciar el proceso de aplicación de las bajas voluntarias se realizan trámites ante el ministerio de empleo para ampliar la vigencia del ERE de 2001 hasta el final del ejercicio de 2015.

Por su parte el colectivo de pilotos y su sindicato, el Sepla, mantienen negociaciones con la dirección de Iberia sin que se haya logrado ningún avance significativo. De hecho la dirección del Sepla mantiene su postura de votar “no” al pacto conseguido por el resto de los colectivo en base al llamado “plan Tudela”. Fuentes del sindicato dijeron que, “si no llegamos a ningún acuerdo, nos atendremos al ERE que actualmente está en vigor, al anexo 10 de nuestro convenio (salvaguarda el empleo y la producción de los tripulantes) y a lo que dicta el laudo” de 25 de mayo de 2012.

Los hombres españoles de Walsh

Luis Gallego es uno de los tres directivos españoles de los que se fía el jefe indiscutible del proyecto IAG, Willie Walsh, a día de hoy. Los otros dos son Enrique Dupuy y Alex Cruz. Dupuy es director financiero de IAG, ocupó este mismo cargo durante más de una década en Iberia en las presidencias de Xabier de Irala y Fernando Conte. En ese periodo realizó operaciones de compra y alquiler de aviones en la que fue la mayor renovación de la flota de la compañía y se enfrentó a la subida de los precios del crudo con una batería de seguros de combustible, en las que solo tuvo un error, por otra parte, bastante sonado. Tras la fusión de Iberia y British se convirtió en el ejecutivo español de mayor rango en IAG y en mano derecha de Walsh.

El segundo español que ha sabido ganarse la confianza del hombre fuerte de la alianza Iberia-British es Alex Cruz , actual consejero delegado de Vueling y persona a la que Walsh ha dirigido más piropos en los últimos años. Cruz comenzó en el negocio aéreo como consultor y experto externo de uno de los equipos básicos de la actividad del gigante Amadeus. Posteriormente fue fichado como primer ejecutivo de Clickair, la primera aventura en el mundo de los bajos costes de Iberia. Tras la fusión de esta empresa con Vueling pasó a ser consejero delegado de la nueva empresa. Vive desde hace muchos años con su familia en Londres. Habla tan correctamente el inglés como el castellano y al parecer ha conectado a la perfección con Walsh en lo que algunos consideran una “estrecha amistar forjada tanto en el trabajo como en las barbacoas del fin de semana”.

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