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Pau Marí-Klose, nuevo alto comisionado para la lucha contra la pobreza infantil

Pau Marí-Klose en un acto de la Federación Española de Municipios y Provincias sobre pobreza infantil, este 13 de septiembre.

Economía

El sociólogo Pau Marí-Klose ha sido nombrado este viernes en el Consejo de Ministras nuevo alto comisionado para la lucha contra la pobreza infantil, según ha informado la portavoz Isabel Celaá en rueda de prensa. Marí-Klose era hasta el momento director general dentro del alto comisionado creado por el Gobierno de Pedro Sánchez y se situará en primera línea después de que la hasta ahora alta comisionada, María Luisa Carcedo, fuera nombrada esta semana ministra de Sanidad tras la dimisión de Carmen Montón por las irregularidades de su máster.

Pau Marí-Klose, ibicenco residente en Zaragoza desde hace años, es profesor de Socilogía en la Universidad de esta ciudad y uno de los mayores expertos en pobreza infantil en España. En la carrera de Pedro Sánchez para optar a la Secretaría General del PSOE, frente a Susana Díaz, Marí-Klose mostró su apoyo al hoy presidente del Ejecutivo y colaboró con la candidatura.

De sus cien días como alta comisionada para la Lucha contra la Pobreza Infantil, dependiente de Presidencia del Gobierno, María Luisa Carcedo recalcó en una entrevista con la agencia EFE su “enorme satisfacción” por haber dado visibilidad a este problema al colocarlo en la agenda política: “Es una realidad, no una cuestión de demagogia. Es cómo viven lamentablemente muchos de nuestros ciudadanos, y yo me esforcé mucho en explicar que es un asunto de justicia social con las personas que lo sufren en este país”.

Uno de cada tres niños en riesgo de pobreza

La pobreza infantil afecta a uno de cada tres niños en el país: un 32,9% de los menores en España está en riesgo de pobreza y exclusión social según el indicador AROPE, más de 2.749.000 menores. La media de la UE es del 26,9%, con datos de Eurostat de 2016 recopilados en 'Infancia en datos'. Este indicador mide la población que se encuentra en alguna de estas tres situaciones: en riesgo de pobreza, con carencia material o con baja intensidad en el empleo.

Si atendemos solo al riesgo de pobreza, se mide la pobreza en relación al resto de la población: con unos ingresos inferiores al 60% de los ingresos medianos. Para los hogares de dos adultos y dos menores de 14 años, este umbral de la pobreza estaba fijado en 17.238 anuales en 2016 (último año disponible). Este escenario lo vivían un 29,7% de los menores de 18 años en España. Muchos de estos niños, más de la mitad, afrontan un riesgo de “pobreza severa” (con ingresos inferiores del 40% de la mediana).

El nuevo alto comisionado toma el relevo de Carcedo en su función de medir y combartir este problema y sus efectos, que lastran las oportunidades de los niños y niñas que la padecen.

En una entrevista con eldiario.es sobre esta materia antes de acceder al puesto de director general, Pau Marí-Klose explicaba que “la pobreza puede tener efectos corrosivos desde la más tierna infancia. En la salud, tienen una probabilidad más alta de sufrir determinadas enfermedades de carácter infeccioso, por las viviendas en las que viven, con humedad, corrientes,... que pueden afectar a su salud. Hay evidencias de que la probabilidad de hospitalización, por ejemplo, también es más alta. También hay una relación cada vez más fuerte entre ser pobre y desarrollar obesidad infantil”.

En su trabajo como investigador, el socilógo también alertaba de las consecuencias de la pobreza infantil en el ámbito educativo: “Cuando los niños pobres llegan al sistema educativo obligatorio, lo hacen con brechas cognitivas respecto a otros niños, sobre competencias cognitivas muy básicas como conocer las letras, saber contar o reconocer formas. Esa desventaja inicial es un hándicap que se acumula y, a veces, el fracaso educativo en la adolescencia tiene su raíz claramente en estas etapas más tempranas”.

Entonces, Pau Marí-Klose recomendaba dos vías de actuación para luchar contra este problema: una que ataje la privación material, mediante rentas y becas que mejoren sus ingresos, y otra que apunte a otras consecuencias de esta escasez de recursos, como los efectos educativos (con acceso a la educación de 1 a 3, por ejemplo) y en la salud.

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