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Consumo cede a las demandas del sector y sacará el aceite de oliva del semáforo nutricional

Una garrafa y dos botellas de aceite de oliva

Analía Plaza

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El Ministerio de Consumo sacará al aceite de oliva de Nutriscore, el semáforo nutricional que pretende implantar en los próximos meses. Según han informado fuentes del departamento dirigido por Alberto Garzón a elDiario.es, España “ya ha planteado formalmente ante los órganos de gobierno de Nutriscore” la exclusión de este producto del sistema, planteamiento que ha sido recibido “positivamente” por el resto de países. En España, una vez se implante Nutriscore y antes de la exclusión oficial del aceite, los supermercados no exigirán a las productoras aceiteras este etiquetado, tal y como han acordado el Ministerio y el sector de la distribución. La adhesión a Nutriscore será, en cualquier caso, voluntaria.

Consumo responde así a las demandas del sector, que ha mostrado en los últimos meses su “rotundo rechazo” a un sistema con el que saca mala nota. El aceite de oliva estaba calificado con la letra D (poco favorable), pero España peleó para mejorar su puntuación y logró elevarla a C en 2018. No es suficiente para la interprofesional del aceite. En una carta enviada al ministro el pasado 4 de febrero, la organización alertaba de que “muchos consumidores asumirán” dicha nota “como una advertencia para limitar su consumo”. Se da la circunstancia de que los aceites de semillas —entre ellos, el de colza, del que Francia es productor— también subieron un escalón en 2018 y ahora tienen la C.

Nutriscore es un sistema frontal de etiquetado de alimentos —en inglés, front-of-pack labelling, o FOP— que califica cada producto con una letra y color, siendo la A (verde oscuro) la más saludable y la E (rojo) la peor. Fue desarrollado por científicos franceses y está implantado en Francia, Bélgica, Holanda y Alemania, pero no es obligatorio. La regulación europea sobre información alimentaria de 2008 introdujo el concepto de FOP y permitió que fuera voluntario al no haber un sistema “comprensible y aceptable” para todos los consumidores europeos. La idea era recoger experiencias en varios países para una futura armonización. Han pasado trece años y la Comisión Europea aún no ha legislado sobre ello, aunque ha anunciado su intención de hacerlo a finales de 2022.

En su pacto de Gobierno, el PSOE y Unidas Podemos se comprometieron a “reducir el impacto de la comida basura” mediante la adopción de un sistema de etiquetado frontal. Ya antes de que se formara Gobierno, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en funciones —entonces dirigido por María Luisa Carcedo y no partido en tres, como ahora— anunció la futura implantación de Nutriscore y desató la polémica con el aceite de oliva y el jamón ibérico.

El Ministerio dijo entonces que excluiría a alimentos de un solo ingrediente, como el aceite, la leche, la miel o los huevos. El manual de Nutriscore lo permite: concretamente, permite excluir a productos no procesados de un único ingrediente (como la miel) y a productos procesados cuyo único ingrediente haya sometido a maduración. Pero Sanidad nunca lo llegó a implantar.

Ahora, el departamento de Garzón prepara su implantación en España y maniobra para sacar el aceite de oliva del todo, de forma que no solo quede excluido aquí sino en el resto de países con Nutriscore. “Tiene características de monoingrediente que nos permitirían sacarlo. Para hacerlo efectivo, primero hay que formar parte de los comités de Nutriscore”, aseguran fuentes del Ministerio. Como es muy posible que este etiquetado sea obligatorio en el futuro, Consumo entiende que “es imprescindible agilizar los trámites de la exclusión del aceite de oliva ahora para que no pueda generar un impacto negativo en la industria española en el futuro”.

En Italia también están preocupados por el impacto que podría tener en el queso grana padano, el parmesano y el jamón de Parma. En el sector español circula la idea de que Nutriscore hizo “ajustes” en sus cálculos para favorecer a los quesos franceses, una información matizada (junto a otras “fake news”) por un equipo de científicos de la Sorbona: se reconoció una “inconsistencia en el algoritmo” que no tenía en cuenta que el queso es una fuente de calcio y se subió de E a D a la mayoría.

Desde Consumo aseguran que la entrada de nuestro país en el sistema de Nutriscore será clave para defender los intereses de la industria. “El ministro siempre ha defendido que el sistema era el mejor posible, pero que aun así era imperfecto”, subrayan. “Hay que tener en cuenta que Nutriscore ya se está implantando en países como Francia, Holanda y Alemania, con lo que estar dentro de los comités (de gobierno y científico) es la única forma de defender el aceite en otros países”.

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