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Menos gasto turístico y más obstáculos a las exportaciones: los riesgos del Brexit para la economía española 

Menos gasto turístico y más obstáculos a las exportaciones: los riesgos del Brexit para la economía española

Iván Fernández

El Brexit, duro o blando, tiene en vilo a los sectores turístico, agroalimentario y automovilístico de nuestro país. Las exportaciones de las empresas españolas se ven amenazadas por una disminución del valor de la libra respecto al euro, una pérdida de poder adquisitivo por parte de los ingleses, un aumento de los aranceles y la incertidumbre regulatoria. Según apunta el Banco de España (BDE), la dependencia española de Reino Unido es menor que la media europea, sin embargo, representa el primer destino para las inversiones extranjeras directas (aquellas que son a largo plazo) y es nuestro primer socio turístico.

Entre ambos países existe una balanza de pagos positiva para España, es decir, 15.587 millones de euros más salieron en 2018 de la economía británica hacia la española que a la inversa como resultado de todos los intercambios de bienes, servicios, rentas, capital y transferencias. De entre las exportaciones, la mitad del total fueron de bienes (49,3%), principalmente del sector de la automoción y agroalimentario (juntos representan más del 50%); la otra mitad (50,7%) fueron exportaciones de servicios, destacando por su mayor peso los servicios turísticos (32,7%).

Según el Banco de España (BdE) las exportaciones españolas a Reino Unido representan el 3,3% del PIB. “Un porcentaje algo inferior a la exposición promedia de la zona del euro frente al Reino Unido, pero más elevado que los respectivos porcentajes de Francia e Italia”, señalan en un informe que trata de analizar las consecuencias del Brexit. En cuanto a las importaciones inglesas, el peso en términos de PIB es aproximadamente del 1,9%. Un porcentaje inferior al del conjunto de la zona euro, situado en el 2,8%. El BdE estima una caída del PIB español del 0,8% sin acuerdo y del 0,2% en caso de una salida acordada.

“El superávit se verá afectado por la depreciación de la libra y una contracción de la demanda, que encarecerá las exportaciones españolas y las hará menos competitivas respecto a los productos ingleses”, señala Javier Montalvo, director Internacional de la Cámara de Comercio. Pero no está todo perdido, para Montalvo estos factores no son “determinantes” y el impacto del Brexit también “dependerá de cómo nos sepamos adaptar y buscar nuevas oportunidades”. “Las empresas pueden competir por calidad, buscar reducir coste en el transporte o analizar otros mercados para diversificar sus exportaciones”, señala.

Desde el ICEX y la Cámara de Comercio se están llevando a cabo campañas informativas para que las pymes elaboren planes de contingencia, ya que grandes empresas con presencia en Reino Unido como Iberdrola, Telefónica o Santander ya tienes elaborados los suyos propios. “Un tercio de las empresas aún no lo ha elaborado”, comenta Montalvo. Desde la Cámara recomiendan prepararse para lo peor, teniendo en cuenta que un Brexit duro puede suponer mayores controles aduaneros a los que no están acostumbrados, la posibilidad de una subida arancelaria y una posible divergencia regulatoria que afecte al etiquetado, envasado o normas fitosanitarias.

El sector servicios es el más expuesto

En el ámbito de los servicios, la exposición española (1,6% del PIB) supera a la de los principales socios de la zona euro. En 2018 las exportaciones de servicios superaron ligeramente a las de bienes con un valor de 19.622 millones de euros. El turismo se contabiliza como exportación a pesar de que la actividad económica se realice dentro de las fronteras españolas, y los turistas que más vienen a España son los ingleses. “Representa alrededor del 20% de las entradas de turistas y del gasto total”, apunta el Banco de España en el informe sobre el Brexit.

En los primeros siete meses de este año, han venido 120.000 turistas británicos menos, una contracción del 1,4% respecto al mismo periodo de 2018. Aunque, los que han venido han desembolsado más, ya que el gasto de los turistas británicos ha aumentado un 1,51%, con un total acumulado de 10.209 millones de euros en los primeros siete meses del año, según los datos provisionales de la Encuesta de Movimientos Turísticos en Frontera (Frontur).

Para Ignacio Vasallo, primer director fundador de Turespaña y experto en el sector turístico, el Brexit no tiene efecto todavía, pero augura que lo tendrá por la pérdida del valor de la libra. “Si el Brexit empeora, no es que vayan a venir menos ingleses. Para ellos las vacaciones son sagradas, pero van a gastar menos por su menor poder adquisitivo”. Para Vasallo el autentico riesgo está en los turistas alemanes (los segundos que más vienen). “A los alemanes no les cuesta nada tomarse sus vacaciones en su país. Tienen destinos turísticos muy buenos a precios muy aceptables y una cultura del ahorro que no tienen los ingleses”, comenta.

Otro de los sectores “sensibles” señalados por el BDE es el mercado de la vivienda. Históricamente, los ingleses han sido el principal comprador extranjero. Sobre todo, en zonas costeras como Baleares, Canarias o la Comunidad Valenciana. Un descenso del turismo puede acarrear una bajada en la adquisición de viviendas. En la última estadística disponible (primer trimestre de 2019), se marcó un nuevo mínimo histórico en la demanda británica. Algo que para el Colegio de Registradores es un “efecto derivado del Brexit”.



Escasa desinversión por el Brexit

Otros de los servicios con más exposición son telecomunicaciones y finanzas, y, en menor medida, transporte y empresarial. Algo que para el BDE refleja la implantación de multinacionales españolas en el mercado británico. Estos sectores, son en los que más se concentra la inversión extranjera directa (IED) de España en el Reino Unido, el primer destino mundial, seguido por Estados Unidos y Brasil. “La presencia española en Reino Unido abarca todos los sectores. El producto español está muy reconocido en las islas británicas y gracias a la transformación de la inversión en las últimas décadas (especialmente el sector financiero) se ha generado una imagen seria de España”, comenta Montalvo.

En términos acumulativos, el Reino Unido ha recibido más de 141.000 millones de euros de España en IED. Según la delegación de la Cámara de Comercio en Reino Unido, en los nueve trimestres desde el referéndum los flujos de inversión española en Reino Unido han supuesto el 25% de toda la IED española, unos 36.000 millones de euros. En el último año se ha vivido una ligera desaceleración, que el organismo achaca más a una disminución global de la IED que a la preocupación por el Brexit.

Otra característica de la inversión española en el Reino Unido son los escasos flujos de desinversión. Históricamente inexistentes y con un crecimiento escaso en 2018. Desde la delegación inglesa de la Cámara de Comercio reconocen que algunas desinversiones realizadas en los últimos dos años han estado relacionadas con la incertidumbre política. “Nuestra encuesta revela que la preocupación es elevada, y la tendencia puede continuar en los próximos trimestres dependiendo del tipo de Brexit”, señalan en un informe realizado con la colaboración de empresas con fuerte presencia en el mercado británico como: Iberia, Sabadell, Ferrovial, Santander o CLH.

Gibraltar y las zonas pesqueras, lugares de conflicto

Andalucía es una de las comunidades autónomas más expuestas debido a la fuerte afluencia de turismo y la importancia de la exportación de frutas y hortalizas. Según su consejero de Economía, Rogelio Velasco, la comunidad puede perder entre 500 millones de euros, en un escenario optimista, y 1.200, en el más pesimista, aunque el cálculo no tiene en cuenta la respuesta que den las propias empresas. En la región también se encuentra la frontera con Gibraltar, que en palabras del ministro de Exteriores, Josep Borell, nos guste o no, va a cambiar. “Esa frontera se va regir por unas normas diferentes”, señaló el pasado jueves tras una reunión con el embajador británico.

Por la frontera de Gibraltar con La Línea pasan unos 15.000 trabajadores diarios, de los cuales 10.000 son españoles, unos 3.000 son comunitarios y el resto, de países exteriores a la Unión. A partir del Brexit, según advierte el alcalde linense, Juan Franco, la Policía tendría que revisar los pasaportes de esa legión de trabajadores, lo que provocaría el bloqueo diario. Franco también teme la salida de empresas desde Gibraltar hacia otros países, como Malta, y la depreciación de la libra.

El acceso a los caladeros del Gran Sol y las Malvinas también está en juego. Un reciente informe elaborado por el Instituto Universitario de Estudios Europeos Salvador de Madariaga y encargado por la Xunta de Galicia, establece que una salida no negociada del Reino Unido pondría en riesgo la actividad de más de un centenar de barcos gallegos que faenan en caladeros controlados por los británicos y el empleo de más de 1.700 tripulantes.

El Gobierno y la Xunta de Galicia han anunciado esta semana la creación de una comisión de seguimiento para proteger los intereses del sector. La conselleira do Mar, Rosa Quintana, recordó en la reunión del pasado 3 de septiembre, que los 47 barcos que integran la flota gallega de bandera británica precisan que se articulen medidas que garanticen su actividad después del Brexit.

Iberia busca demostrar su españolidad para poder operar

Hasta el 24 de octubre de 2020 tienen las aerolíneas que quieran operar entre dos ciudades de Europa para demostrar que, al menos, el 51% de su accionariado es europeo. Entre las compañías en jaque, se encuentra Iberia, perteneciente al grupo International Airlines Group (IAG). El plan de reestructuración accionarial presentado ante la Comisión Nacional de Mercados y Valores (CNMV) limitaba a 47,5% el accionariado extracomunitario. En el 52,5% restante incluía entre los inversores europeos a los británicos, ya que según IAG no serán tratados como extracomunitarios.

El plan fue aprobado por el Gobierno Español, pero la Comisión Europea no piensa lo mismo. Según informa EFE, tras analizar los planes de las compañías, el Ejecutivo están contactando de nuevo a estas autoridades y “en algunos casos señalando sus dudas de que los planes propuestos aseguren que se cumplen los requisitos comunitarios”. Para IAG, “es una compañía española” y lo justifican con que los derechos políticos están en manos de Garanaur, controlada por El Corte Inglés. Sin embargo, en las cuentas del ejercicio 2018 afirman que “la sociedad dominante considera que no ostenta el control de IB Opco Holding”, la matriz de Iberia en la que están los derechos políticos sobre la compañía.

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