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Dos caras distintas pero con propuestas similares se disputan el liderazgo de CEOE

Juan Rosell y Antonio Garamendi. EUROPA PRESS

Ana Requena Aguilar

La foto en la que los agentes sociales y el Gobierno firmaban este lunes el pacto para poner en marcha la nueva ayuda para parados de larga duración contenía otra imagen relevante: la del presidente de la CEOE, Juan Rosell, y el de la Confederación Empresarial de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), Antonio Garamendi, estampando juntos su firma dos días antes de enfrentarse por el liderazgo de la patronal. La CEOE celebra este miércoles unas elecciones que decidirán quién será el líder de la organización durante los próximos cuatro años.

Mientras que Rosell ha pedido más tiempo para continuar con los objetivos de reorganización interna que se fijó al principio de su mandato, Garamendi reclama más transparencia y más peso de las pequeñas y medianas empresas. Más allá de sus reivindicaciones internas, sus propuestas en materia laboral parecen calcadas. Ambos candidatos apuestan por reducir los costes del despido, flexibilizar el empleo o rebajar cotizaciones sociales. Dentro del diálogo social con los sindicatos, ambos han abogado por mantener la moderación salarial. Ese es precisamente el principal escollo para que patronal y sindicatos renueven el Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva que caduca en pocas semanas, ya que las centrales exigen una subida salarial que devuelva poder adquisitivo a los trabajadores y reactive la economía.

Son los segundos comicios para presidir la patronal en los que dos candidatos compiten entre sí. Los anteriores fueron precisamente los que llevaron a Rosell al liderazgo de la CEOE hace ahora cuatro años. Entonces, el contrincante era el presidente de la patronal andaluza, Santiago Herrero, y ambos buscaban devolver a la CEOE el brillo perdido tras los escándalos empresariales de Gerardo Díaz Ferrrán, ahora en la cárcel.

La victoria de Rosell fue contundente: obtuvo 444 votos frente a los 247 de Herrero. Un mandato después, sin embargo, su liderazgo está cuestionado por una parte de la organización. La reforma de la formación para el empleo, la nueva ley de mutuas o su gestión del proceso soberanista catalán han hecho que muchos de sus miembros estén descontentos con el presidente. Fue ese descontento el que llevó a varias patronales a fraguar una alternativa que plantara cara a Rosell en las elecciones.

El elegido como candidato de consenso fue Antonio Garamendi: presidente de la comisión de energía de la CEOE, vicepresidente de Cepyme y exconsejero de Red Eléctrica. La renuncia de Jesús Terciado como líder de Cepyme (presionado por su implicación en un caso de supuestos cobros irregulares a través de sus empresas) hizo que Garamendi ascendiera a presidente hace apenas un mes. Su nombramiento, que contó con todos los votos favorables del Comité Ejecutivo de la organización salvo los de Fomento del Trabajo (la organización de la que procede Rosell), supuso un importante paso adelante en su candidatura.

Código ético

El código ético que la patronal aprobó en junio de 2013 también ha dado que hablar a los candidatos. Garamendi ha pedido una regulación más contundente y efectiva, y ha sido abiertamente crítico con casos como los de Arturo Fernández o Jesús Terciado. Rosell, por el contrario, ha defendido la actuación de la CEOE, aunque ha acabado por reconocer que el código es mejorable.

Serán 773 votos los que decidan quién es el presidente de la CEOE: 552 procederán de los vocales de las 145 organizaciones sectoriales integradas en la patronal; los otros 221 serán de los vocales que tienen las 54 organizaciones territoriales. Los apoyos hechos públicos hasta ahora dan la idea de que la elección será reñida. Patronales territoriales como la madrileña, la valenciana y la aragonesa, y sectoriales como Faconauto (autómovil), Fomento del Trabajo o la de distribución Anged han mostrado su apoyo a Rosell. Por su parte, Garamendi cuenta con la adhesión de Confemetal y la Confederación Nacional de la Construcción.

No obstante, el voto es secreto y directo, no delegable, un hecho que puede cambiar el resultado de los apoyos que se han hecho públicos.

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