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España y Holanda se alían en la UE (y lo que sigue casi es lo de menos)

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, y Mark Rutte,  primer ministro holandés.
24 de marzo de 2021 18:16 h

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Las negociaciones fueron durísimas. “Hemos parado algunas cosas que habrían sido muy duras para muchos países, incluido España”, decía la negociadora socialista en la Eurocámara, Eider Gardiazabal. El Gobierno de Mark Rutte, por voz de su ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, pidió a la Comisión Europea una investigación sobre la situación fiscal de los países del sur en las discusiones sobre la respuesta europea a la pandemia, actitud calificada de “repugnante” por Portugal.

“Esa mezquindad recurrente amenaza el futuro de la UE”, llegó a decir el primer ministro portugués, António Costa. Hoekstra se hizo tan famoso en Europa como otro compatriota suyo, Jeroen Dijsselbloem, aquel holandés que presidió el Eurogrupo durante la anterior crisis y acusó a los países del sur de gastarse el dinero en “mujeres y copas”.

Desde el inicio de la pandemia, hace más de un año, hasta finales de 2020, cuando se cerraron las negociaciones en el Parlamento Europeo para el reglamento de los fondos europeos de reconstrucción, la pugna entre Países Bajos y sus aliados –los autodenominados frugales, Dinamarca, Suecia y Austria– y España y los suyos –Italia, Grecia, Francia– por que hubiera dinero y que ese dinero no fueran sólo préstamos, se arrastraron durante semanas y meses. Pero el acuerdo político de julio entre los líderes, después de cinco días seguidos de discusión, supuso un punto de inflexión, que termina de cerrarse este miércoles con la presentación de un documento firmado por Pedro Sánchez y Mark Rutte, quien acaba de revalidar su cuarta victoria en las urnas, sobre la autonomía estratégica de la Unión Europea.

“¿Por qué no?”, dicen fuentes gubernamentales: “España y Países Bajos comparten puntos de vista en este asunto y el Gobierno de España es capaz de pactar con diferentes Estados miembros para asuntos distintos”. Esta alianza, de alguna manera, es paralela al tradicional eje francoalemán, y también quiebra el tradicional de países del sur en el que se sitúa España en la UE frente al que se suelen situar los nórdicos, más ricos, con Holanda al frente.

“Es una operación de dos países que entienden bien los temas de mercado interior”, dice una fuente comunitaria, “que creen en la compatibilidad del mercado interior fuerte con una Europa abierta para definir una autonomía estratégica abierta. Y creo que es siempre útil”.

En su non-paper, España y Holanda instan a los 27 en 13 puntos a mantener abierta su economía en un momento en el que la UE intenta independizarse de potencias globales como Estados Unidos y China en asuntos como la tecnología, la producción de vacunas y la energía.

El llamamiento de Sánchez y Rutte, que tienen una gran exposición al comercio y al turismo, se produce el mismo día en que la Comisión Europea ha hecho públicas reglas más estrictas sobre la exportación de vacunas COVID-19, con la posibilidad de bloquear los envíos a algunos países, con la mirada puesta en Reino Unido. ¿El motivo? Que las empresas entreguen las vacunas acordadas y la UE pueda culminar su proceso de vacunación, que va más retrasado que el británico o el estadounidense.

En este sentido, “mantener abierta la economía europea debe ser un elemento clave”, dicen Sánchez y Rutte, en una carta al presidente de turno de la UE, el portugués António Costa: “La UE debe mantener su compromiso con las economías y sociedades abiertas. La autonomía estratégica de la UE no implica aislacionismo o proteccionismo económico; debe basarse en principios de multilateralismo, cooperación y libre comercio basado en reglas, sin socavar los intereses de los países menos desarrollados”.

Así, Rutte y Sánchez piden que las medidas para asegurar la autonomía estratégica de la UE sean “proporcionadas, racionales y adaptadas a los desafíos concretos”.

Los dos países también piden acabar con las reglas de unanimidad de de la UE, según las cuales las decisiones sobre asuntos clave deben ser aprobadas por los 27 países.

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