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Relevo en la cúpula de la gran banca: los banqueros que pierden sus cargos en el año de la pandemia

El consejero delegado del Banco Sabadell, Jaume Guardiola. EFE/J.J. Guillén/Archivo

Diego Larrouy

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El año de la pandemia ha acelerado la transformación del sector bancario español. Se han sucedido fusiones, anuncios de recorte de empleo y oficinas, o impulso de los canales digitales. Con ello, las principales entidades también se preparan en las próximas semanas para renovar buena parte de sus cúpulas. De hecho, tres de los seis grupos más grandes de la banca española cuando acaben las fusiones van a cambiar su cúpula durante los próximos meses.

Los cambios afectan a CaixaBank, Bankia, Sabadell, Liberbank o Unicaja. Los únicos bancos cotizados que se libran, por ahora, de estos cambios son Santander, BBVA y Bankinter. La mayor parte de estas salidas se producirán como resultado de las fusiones entre Bankia y CaixaBank y Unicaja y Liberbank, que llevan a la unión de cúpulas directivas. Pero también se producirán por la reestructuración de la cúpula de Banco Sabadell, que llega después de que fracasara la fusión con BBVA.

Este último movimiento deja uno de los principales nombres en el sector que se ha despedido en los últimos días: Jaime Guardiola. Ha sido una pieza clave del grupo catalán como número dos de Josep Oliu, histórico presidente de la entidad. Llegó al cargo en 2007 para sustituir a Juan María Nin, quien había fichado como consejero delegado de CaixaBank, poco antes del estallido de la burbuja. Guardiola recabó en el banco catalán, precisamente, procedente del BBVA, donde era considerado el número tres de la entidad como responsable de España y Portugal. Por encima estaban Francisco González, hoy retirado tras los polémicos contratos del BBVA con el excomisario Villarejo, y Juan Ignacio Goirigolzarri, ahora presidente de Bankia y, próximamente, de CaixaBank.

Guardiola ha capitaneado al banco en operaciones como la integración del Banco Gallego, de la CAM o, más recientemente, del británico TSB. Sin embargo, ha sido tras una fusión fallida cuando se ha conocido que sería relevado como segundo ejecutivo del banco. Tras fracasar la unión con BBVA, Sabadell anunció que César González-Bueno, antiguo consejero delegado de ING España, le sustituirá. El banco desvinculaba esta semana este cambio del proceso con BBVA y Guardiola defendía que “ya me tocaba tras 42 años de experiencia en el sector. Estaba contemplado el proceso de sucesión pero las circunstancias lo habían ido retrasando”.

La llegada del nuevo consejero delegado tendrá un efecto también sobre la presidencia. El histórico banquero Josep Oliu perderá sus poderes ejecutivos en el banco, en favor de González-Bueno y decidirá durante los próximos meses si, a sus 71 años, se jubila cuando su mandato venza el año que viene. Es el directivo más veterano de la banca española en activo junto a Manuel Azuaga, el presidente de Unicaja.

La cantera de directivos que fue la BBVA de Francisco González cuenta con otro de los principales banqueros que perderá su puesto: José Sevilla. El consejero delegado de Bankia es uno de los afectados por el proceso de absorción del banco por parte de CaixaBank. Ha sido mano derecha de José Ignacio Goirigolzarri desde que éste tomara las riendas de Bankia, al borde del rescate, en 2012. Primero, como director general de Presidencia del banco y, desde 2014, como consejero delegado de la entidad rescatada. Eran viejos conocidos cuando llegaron a Bankia, puesto que Sevilla venía de tener distintos cargos de responsabilidad en BBVA, como director de riesgos y miembro del comité de dirección del banco. Previamente había trabajado para FG Inversiones Bursátiles, la gestora de Francisco González que vendió a Merril Lynch.

Sevilla capitaneó junto con Goirigolzarri la reestructuración del grupo, donde el Estado tuvo que inyectar 24.000 millones de euros. Sin embargo, la absorción del banco por parte de CaixaBank ha supuesto que se sacrifique a Sevilla, mientras que Goirigolzarri pasará a ser el presidente del grupo catalán. El directivo tendrá un puesto en el comité de dirección de CaixaBank, pero todavía no está claro cuáles serán sus funciones, un tema que, según Goirigolzarri, se está negociando durante estas semanas.

Esta fusión supondrá que otro directivo perderá su cargo. El actual presidente de CaixaBank, Jordi Gual, dejará su puesto en el banco para cedérselo a Goirigolzarri, una vez culmine la fusión entre ambas entidades financieras. Gual ocupó la presidencia del grupo bancario en 2016, después de que el BCE presionara a su predecesor, Isidro Fainé, a elegir entre presidir el banco o la fundación bancaria La Caixa. Gual, a diferencia de su predecesor, actuó como presidente del consejo pero sin funciones ejecutivas. De este modo, el banco se adecuaba a las normas de gobierno corporativo que recomiendan los supervisores, diferenciando la presidencia de la dirección del banco.

Antes de su nombramiento al frente de CaixaBank, Gual venía de ser el economista jefe de La Caixa y director ejecutivo de planificación estratégica y estudios de la entidad, además de ocupar distintos puestos en Criteria, el holding de la fundación bancaria a través del cual se gestiona su participación en CaixaBank y en otras compañías. Como representante de CaixaBank, está presente en el consejo de administración de Telefónica y es presidente de Fedea, también en nombre del grupo bancario. En el pasado, fue consejero de Repsol.

Por su parte, Goirigolzarri cambiará su despacho de presidente ejecutivo en Bankia por el de presidente de CaixaBank, con menos funciones de las que tiene actualmente en el banco rescatado. El directivo vasco fue mano derecha de Francisco González durante años tras la unión del banco BBV con Argentaria. Goirigolzarri aspiró a ser su sucesor, un hecho que nunca se produjo y acabó propiciando su salida del banco. Más de una década después, pasará a presidir el mayor banco de España por volumen de activos.

Un punto complicado en las fusiones

El tema del gobierno corporativo y los distintos modelos ha marcado las negociaciones para las fusiones entre bancos de los últimos meses. Este fue, de hecho, uno de los puntos más complicados de cerrar en las conversaciones entre Unicaja y Liberbank, que se prolongaron desde otoño y hasta los últimos días del año pasado. El reparto accionarial y la composición de la cúpula lastraron las negociaciones, como ya había ocurrido cuando ambos grupos intentaron su unión en 2018. Finalmente, se llegó a un compromiso temporal. El actual presidente de Unicaja, Manuel Azuaga, se queda en el cargo mientras que el consejero delegado de Liberbank, Manuel Menéndez, se queda con ese cargo en la nueva entidad. Esta composición se mantendrá durante dos años, tras los cuales la presidencia perderá los poderes ejecutivos, Azuaga se jubilará, y se decidirá quién ocupa el puesto de consejero delegado.

Este acuerdo deja otros dos nombres de banqueros sin cargos en la cúpula futura de la entidad. El principal de estos nombres es el de Ángel Rodríguez de Gracia, consejero delegado de Unicaja. Su trayectoria en el cargo ha sido breve, puesto que llegó a él en junio de 2019, sustituyendo a su predecesor en el cargo, Enrique Sánchez, tras el fracaso del anterior intento de fusión entre Unicaja y Liberbank. Rodríguez de Gracia era un directivo de la casa con casi tres décadas de trabajo en la entidad andaluza, desde comienzos de los años noventa. Desde entonces, ocupó distintos cargos de responsabilidad. Distintos medios como Vozpopuli o La Nueva España apuntaron que el directivo no votó la fusión aduciendo un “conflicto de intereses”.

El otro directivo que se queda sin su puesto con la fusión es Pedro Manuel Rivero. El hasta ahora presidente no ejecutivo de Liberbank se hizo con el puesto en 2014, cuando Manuel Menéndez, presidente hasta la fecha, se quedó como consejero delegado y primer ejecutivo del banco, cargo que compatibilizó con el de la presidencia de la fundación de la Caja de Asturias hasta 2016. Rivero ha tenido en Liberbank un papel secundario, siendo Menéndez su cara visible y con un largo enfrentamiento con los sindicatos. El presidente saliente de Liberbank, pese a que lleva en el consejo del banco desde 2011, ha desarrollado buena parte de su carrera en el sector eléctrico, llegando a ser presidente de la patronal de las eléctricas, Unesa.

Este movimiento de piezas deja un nuevo panorama en el sistema financiero español para este año, a los que podría unirse la salida de Josep Oliu del Sabadell cuando venza su actual mandato y, en dos años, de Manuel Azuaga, cuando se jubile en Unicaja, los dos banqueros de mayor edad. Santander intentó en 2018 sustituir a su actual consejero delegado, José Antonio Álvarez, por el italiano Andrea Orcel. El fiasco de este fichaje ha acabado en los tribunales. Ahora, el banco descarta de manera pública acometer de nuevo un relevo en el puesto. Orcel acaba de se contratado como consejero delegado del italiano UniCredit.

Pese a los cambios, las mujeres siguen teniendo una presencia inferior. De los 12 puestos entre presidentes y consejeros delegados que suman las seis principales entidades del país, solo dos estarán ocupados por mujeres: Ana Botín como presidenta del Santander y María Dolores Dancausa como consejera delegada de Bankinter.

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