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Las multimillonarias facturas que pagan los bancos para tapar sus irregularidades

El banco HSBC pagará a EE.UU. 1.900 millones de dólares por lavado de dinero. EFE

Cristina G. Bolinches

Madrid —

Dice el refranero popular que “la mujer del César no sólo tiene que ser honesta, sino que también debe parecerlo” o, lo que viene a ser lo mismo, no se puede presumir de honestidad si los hechos lo desmienten. En las últimas semanas, algunos de los grandes bancos europeos han visto seriamente dañada su credibilidad tras asumir el pago de miles de millones de euros para solventar investigaciones que los vinculan a operaciones tan dudosas como el lavado de dinero procedente del narcotráfico, tener como cliente a redes vinculadas al terrorismo internacional o haber manipulado los tipos de interés interbancario.

Sólo en 2012, algunos de los grandes nombres de la banca europea, entre ellos el HSBC, UBS, Barclays, ING o RBS, han tenido que desembolsar más de 6.100 millones de dólares (o 4.626 millones de euros) en concepto de sanciones por procedimientos considerados irregulares, según los datos recopilados por la agencia Bloomberg.

Esta cifra, según sus estimaciones, puede equivaler a la cuarta parte de su beneficio neto conjunto durante el ejercicio 2012, que se calcula en unos 24.000 millones de dólares (cerca de 18.205 millones de euros). Un daño a su imagen y a su cuenta de resultados que, además, coincide con la reiterada y anhelada política de control de gastos y las sucesivas reestructuraciones y reorganizaciones del sistema financiero.

UBS y la manipulación del Libor

El último caso ha tenido como protagonista al banco suizo UBS, que tendrá que pagar a los reguladores de EE.UU, Reino Unido y Suiza alrededor de 1.500 millones de dólares (1.138 millones de euros) por haber participado en una trama de manipulación del Libor, es decir, de los tipos interbancarios que se fijan en Londres. Además, dos de sus empleados tendrán que verse las caras con la justicia estadounidense. “No hay duda, los dos empleados de UBS manipularon el Libor, simplemente, para hacerse ricos”, afirmó durante una rueda de prensa, Lanny Breuer, asistente del Fiscal General estadounidense.

Dirk Becker, analista de la firma Kepler Capital Markets explica al eldiario.es que este tipo de acuerdos pueden considerarse “una derrota para las entidades financieras porque no sólo tienen que abonar altas sumas de dinero sino que, además pueden abrir la puerta a otro tipo de consecuencias”, como los procedimientos judiciales por fraude y soborno contra los dos empleados implicados en la manipulación del Libor.

Pero este caso puede ir mucho más lejos. “En los próximos meses, vamos a ver más multas a entidades financieras, por este caso y por las hipotecas basura en EE UU”, adelanta. “No hemos llegado aún a tocar el techo de este tipo de sanciones multimillonarias”, asegura Becker.

En el caso del USB podría haber más de 40 empleados al tanto de las prácticas irregulares sobre los tipos de interés interbancario, pero sólo dos han sido acusados formalmente al hallarse pruebas que evidenciarían su participación en la manipulación de los tipos que, entre otras cosas, sirven como base para el cálculo de las hipotecas. Uno de ellos operaba en Japón y el otro desde Singapur. “Necesito que lo mantengas lo más bajo posible, si lo consigues puedo pagarte, ya sabes, 50.000 dólares, 100.000… lo que tú quieras, soy un hombre de palabra”, aseguraba uno de los traders de UBS en las transcripciones publicadas por la Financial Services Authority (FSA) británica.

El analista Takis Panagiotis, de la firma de inversión suiza Vontobel, considera que “los bancos no tenían otra opción que pagar las sanciones impuestas por los reguladores porque, desde que estalló la crisis en 2008, no tienen otra alternativa que limpiar su imagen”. “Pero los acuerdos con las autoridades no les eximen de reclamaciones de carácter civil”, recuerda a este diario. Por ello, Panagiotis también ve claro que en los próximos meses habrá nuevas multas por la manipulación de los tipos interbancarios.

Los vínculos entre el HSBC y los cárteles mexicanos

Sin embargo, el caso más llamativo de las últimas semanas es el de la entidad londinense HSBC (acrónimo de Hongkong Shanghai Banking Corporation) que ha admitido su papel como vehículo de entrada a EE.UU de los cárteles de la droga mexicanos, así como permitir transacciones procedentes de países sobre los que pesan sanciones económicas como Irán, Sudán o Cuba. Incluso se le ha llegado a acusar de tener como clientes a redes vinculadas al terrorismo internacional.

La entidad británica ha aceptado su responsabilidad en el caso de las irregularidades de su filial mexicana y abonará a las autoridades federales estadounidenses 1.920 millones de dólares (1.457 millones de euros), la sanción más elevada que se haya impuesto hasta ahora a una entidad financiera. Una multa que también ha generado críticas, dado que se frena un procedimiento que podría haber ido mucho más lejos y podría haberse llevado por delante al mayor banco europeo y desestabilizar, con ello, a todo el sistema financiero.

Según las investigaciones realizadas por el Senado estadounidense, sólo entre 2007 y 2008, la filial mexicana del HSBC transfirió a cuentas estadounidenses alrededor de 7.000 millones de dólares en efectivo. Las investigaciones han permitido descubrir, por ejemplo, que el jefe del cartel de Sinaloa, Joaquín ‘El Chapo’ Guzman, empleó la filial mexicana del banco londinense para financiar la compra de un avión Super King 200 que se empleó para el transporte de droga. Según el diario mexicano El Universal, la Agencia Antidroga de EE.UU (Drug Enforcement Administration o DEA) ha comprobado que el capo mexicano realizó depósitos en el HSBC a través de empresas domiciliadas en las Islas Caimán que le permitieron transferir dinero al Banco Intercontinental de Oklahoma y, desde allí, financiar operaciones como la compra de aviones.

Las sospechas sobre las actuaciones irregulares de la entidad financiera llevaron al Banco de México a pedir explicaciones a la filial del HSBC tras comprobar que, en enero de 2008, sólo 300 de sus clientes movieron el 32% de todos los depósitos en efectivo del HSBC en México. “A pesar de un riesgo tan evidente como el asociado a los cárteles de la droga mexicanos, el HSBC, inexplicablemente, colocó a México en la categoría de riesgos más baja posible y, como resultado, ha permitido la entrada de miles de millones de dólares en EE UU con la mínima supervisión”, criticaba hace unas semanas el subsecretario del Tesoro estadounidense, David S. Cohen.

Para cerrar las investigaciones, el HSBC se ha comprometido a reforzar sus controles internos y a crear un grupo específico dedicado a prevenir el lavado de dinero. Además, va a poner en marcha un programa de cinco años denominado 'Conocer a los clientes', con el que pretende evitar que se reproduzcan casos similares. “Aceptamos la responsabilidad de nuestros errores del pasado, estamos profundamente arrepentidos (…) El HSBC de hoy es una organización completamente diferente a la que cometió esos errores”, asumía a través de un comunicado el consejero delegado del HSBC, Stuart Gulliver, quien se incorporó a la entidad en enero de 2011.

La puerta giratoria entre lo público y lo privado

Sin embargo, el problema de imagen para el equipo directivo del banco londinense va bastante más allá del terreno de la empresa privada, porque quien ocupaba la presidencia cuando se produjeron las prácticas irregulares era Stephen Green, actual Ministro de Comercio británico. Green fue el máximo responsable del HSBC entre 2003 y 2010.

Ahora el salto se da en la dirección contraria, ya que el HSBC acaba de nombrar a Robert Werner, ex responsable de la oficina del Tesoro estadounidense encargada de la vigilancia de activos extranjeros, como máximo directivo en la prevención de lavado de dinero para evitar que se repitan las prácticas irregulares. “Sentimos profundamente esta conducta inapropiada y falta de ética, ningún beneficio es más importante que la reputación de esta firma”, ha asegurado el consejero delegado de UBS, Sergio Ermotti.

Falta saber cuáles serán las próximas entidades financieras que tengan que pasar por caja para abonar nuevas sanciones. Ya lo hizo Barclays, quien pagó 290 millones de libras (356 millones de euros) por el caso de manipulación del Libor. De hecho, según Mongan Stanley, las sanciones por este caso podrían alcanzar los 8.700 millones de dólares (más de 6.600 millones de euros) y a una docena de bancos. Uno de los nombres que está en entredicho es del gigante alemán Deutsche Bank, cuyo copresidente, Jürgen Fitschen, ha admitido “errores” en relación a un presunto fraude vinculado a la venta de derechos de emisión de dióxido de carbono. La entidad ya ha mostrado su plena disponibilidad para colaborar con las autoridades. Habrá que esperar a ver si la colaboración se traduce, de nuevo, en sanciones que pongan punto y final a las investigaciones.

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