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El proceso de abandono y degradación de cientos de locales y viviendas del centro histórico de Cáceres

Barrio de Santiago, Cáceres

Jesús Conde

El centro monumental de Cáceres luce grandes viviendas señoriales tras un exitoso proceso de rehabilitación que permitió recuperar auténticas obras de la arquitectura desde los años 80. Sin embargo la degradación se ha cebado sobre los inmuebles más populares.

Se trata de viviendas muy antiguas en las que no ha habido un plan de rescate y que lucen despintadas y abandonadas. Es un proceso que ha provocado el cierre progresivo de cientos de locales y casas que hoy permanecen vacías, en pleno corazón de una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad.

Así lo pone de manifiesto el catedrático en Urbanismo de la Universidad de Extremadura Antonio Campesino, que ha liderado un estudio sobre este entorno en el que concluyó que el centro histórico alberga 1.756 inmuebles, en los que hay insertadas 3.886 viviendas.

Unas 650 presentaban algún tipo de deficiencia, aunque el dato más llamativo muestra que hasta el 20 por ciento de ellas estaban completamente vacías. Es un estudio de campo basado en datos de 2009, pero advierte que la cifra se puede extrapolar a la actualidad.

El catedrático apunta a un doble proceso: inversiones en la rehabilitación de los grandes ‘contenedores’ que han recuperado la vida frente a caseríos infravalorados. Espacios muy envejecidos o ruinosos que comienzan a ser abandonados de manera progresiva desde los años 50.

Se trata de viviendas de una sola planta, parceladas, con problemas de servicios propios del siglo XVI, con infraestructuras 'cuasi' medievales. Algo que ha tenido unas consecuencias negativas inmediatas sobre la conservación de los inmuebles colindantes y ha hecho que sean zonas de repulsión de personas, según explica.

Cuando se pierde población la actividad del comercio y los servicios también se degrada. Otro de los estudios que lideró el experto ha contabilizado más de 400 locales comerciales en el centro histórico, y concluyó que uno de cada cuatro estaba cerrado.

Es un análisis realizado con motivo de la candidatura de Cáceres 2016 a capital europea de la cultura, frente al que se pregunta qué imagen se proyecta al exterior. “¿Cómo pueden estar cerrados un centenar de locales en el entorno de la plaza, la antesala del patrimonio mundial de la humanidad? Y pretendíamos hacer una candidatura, ¿para ofertar qué?”.

Análisis de la realidad

Antonio Campesino anima a analizar con perspectiva la composición del centro histórico de Cáceres, “con sus luces y con sus sobras”. Entiende que el proceso de recuperación ha sido elitista, a diferencia de los que se han desarrollado en otras ciudades con un importante patrimonio.

Señala a comunidades como Castilla-La Mancha, que tomaron la iniciativa con el programa de rehabilitación ‘Toledo a Plena Luz’. Una dinámica parecida a la de Vitoria-Gasteiz, que logró que a la llegada de la inversión pública le siguiera los pasos la privada en un exitoso proceso de rehabilitación integral.

El abandono del casco antiguo de Cáceres comienza allá por los años 50, con el proyecto del ensanche hacia Cánovas y La Cruz. A lo largo de las décadas sí se han ejecutado procesos de rehabilitación en viviendas completas, también retoques en algunas infraviviendas, “pero no ha estado acompañado de manera directa por el conjunto de las administraciones”.

“Las rentas frágiles no pueden rehabilitar”

En Cáceres el dinero tiene que salir de particulares, “que en este caso pueden ser las personas más frágiles”. Gente con escaso nivel adquisitivo para poder afrontar un crédito hipotecario, todo el proceso y trámites con Cultura, o las correspondientes intervenciones arqueológicas.

No sólo está envejecido el caserío, también la población. En estos espacios se ha observado de manera clara una reducción demográfica propia de todos los centros históricos. La comparación de censos muestra que se trata de ‘pérdidas biológicas’.

Sus habitantes son personas mayores, fundamentalmente mujeres viudas, con pensiones 'ridículas', y que por tanto tienen difícil aventurarse a asumir una rehabilitación en solitario.

“¿Cómo van a acometer un proceso de rehabilitación de esa arquitectura, si no hay un incentivo público que sea capaz de ponerlo en marcha? Es algo que sí que se ha hecho en otras comunidades autónomas”. Mientras tanto sus hijos han ido abandonando el centro para instalarse en otros sectores urbanos, o fuera de Cáceres, donde han encontrado unas adecuadas condiciones de habitabilidad.

El catedrático detalla que los trabajos de rehabilitación se han ejecutado en intramuros y entornos colindantes, aunque han sido insuficientes en barrios como José Antonio Margallo, Santiago, San Juan, Santa Clara y la zona de Huertas. Todos ellos incluidos en el sector centro, y por lo tanto objeto del plan especial de protección en cuanto a las rehabilitaciones o el uso del suelo.

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