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Estos son los riesgos de no exponerse en absoluto al sol

Una persona protegida del sol.

Cristian Vázquez

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Cada año, con la llegada del verano, se habla mucho de los riesgos de una exposición excesiva a los rayos del sol. El mayor peligro es el cáncer de piel, pero también pueden desarrollarse otros trastornos cutáneos, eritemas y quemaduras, cataratas y otros problemas en los ojos y un envejecimiento prematuro de la piel.

Sin embargo, tampoco resultaría saludable situarse en el otro extremo y no recibir nunca la luz del sol. De hecho, durante una situación excepcional como los confinamientos por la pandemia de COVID-19, era necesario tomar medidas para recibir al menos algo de sol, de manera que no se afectara la salud.

Pero ¿qué es exactamente lo que sucede si una persona no se expone lo suficiente al sol? ¿Cuáles son los riesgos para su salud? Se detallan a continuación.

Falta de vitamina D y sus consecuencias

La consecuencia más directa de no tomar el sol es una carencia de vitamina D, la cual desempeña un rol fundamental para los huesos, los dientes, los músculos y el sistema inmunitario. Entre el 80% y 90% de esta vitamina se elabora en la piel, a partir de la luz ultravioleta de las radiaciones solares.

Esta vitamina es “esencial para mineralizar los huesos sanos”, según Katherine García, miembro del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital La Fe de Valencia. La falta de vitamina D hace que los huesos sean frágiles y “puede producir raquitismo en los menores y osteomalacia en las personas adultas”.

Ambos problemas –raquitismo y osteomalacia– consisten en el reblandecimiento de los huesos, que no pueden absorber el calcio debido precisamente a la falta de vitamina D. Esto produce debilidad muscular, dolor óseo sobre todo en las caderas y frecuentes fracturas de huesos, en muchos casos sin que existan golpes o caídas que las ocasionen.

La ciencia ha confirmado también la importancia de la vitamina D en la salud bucal. Una revisión de estudios publicada el año pasado confirmó que el déficit de vitamina D “está muy relacionado con las enfermedades bucales y se ha relacionado con un mayor riesgo de defectos dentales, caries, periodontitis y fracaso de los tratamientos orales”.

Katherine García añade que esta carencia vitamínica también se relaciona con otros problemas, como trastornos neuromusculares (que derivan en caídas), alteraciones inmunomoduladoras (implicadas en la aparición de tumores), resistencia a la insulina (que puede conducir a la aparición de diabetes tipo 2) y enfermedad cardiovascular.

Las investigaciones recientes indican que los problemas asociados con una producción insuficiente de vitamina D van aún más allá. De acuerdo con un metaanálisis de 2018, podría haber relaciones entre tal carencia y ciertas infecciones del aparato respiratorio superior, alergias, enfermedades autoinmunes y mayor mortalidad.

Efectos sobre la piel, algunos tipos de cáncer y el estado de ánimo

También en la salud de la piel la vitamina D hace aportes importantes. Como explica un documento publicado por la Academia Española de Dermatología y Venereología, tal nutriente es clave para la prevención e incluso el tratamiento de problemas como psoriasis, dermatitis atópica, ictiosis congénita y acné, entre otros.

Por su parte, la World Cancer Research Foundation, una de las instituciones más prestigiosas en la investigación contra el cáncer, ha hallado evidencias de que contar con las cantidades adecuadas de vitamina D reduce el riesgo de padecer cáncer colorrectal y protege contra las formas más agresivas de cáncer de próstata.

Esos dos son, precisamente, los dos tipos de cáncer más diagnosticados en España. De acuerdo con las estimaciones de la Sociedad Española de Oncología Médica, en 2021 se descubrirán 43.581 nuevos casos de cáncer de colon y recto y 35.764 de cáncer de próstata. Un motivo más para hacer caso a las recomendaciones sobre vitamina D.

Por otro lado, un trabajo del año pasado concluyó que la falta de exposición a la luz solar también podría provocar que algunas células grasas, ubicadas en las capas profundas de la piel, se comporten de manera anormal. El resultado de esa conducta anómala sería una mayor probabilidad de padecer síndrome metabólico.

El síndrome metabólico es, a su vez, un conjunto de factores de riesgo de problemas de salud como diabetes, enfermedad cardiaca o ictus. Algunos de esos factores son: exceso de azúcar en la sangre, presión arterial alta, nivel elevado de triglicéridos y bajo de colesterol HDL (el colesterol “bueno”) y obesidad abdominal.

Y, por último, no se pueden desdeñar los efectos del sol sobre el estado de ánimo y la salud mental. La exposición a la luz natural genera un aumento en la producción de serotonina, el neurotransmisor conocido como la “hormona de la felicidad”. Su falta puede redundar en un aumento de los niveles de estrés, ansiedad y depresión.

Cuánto tiempo hay que exponerse al sol

Un dato curioso y muy negativo es que en España, pese a contar con muchas horas de luz solar, una de cada tres personas –el 37% del total– presenta un déficit de vitamina D. Una cifra que se incrementa en el caso de poblaciones de riesgo, como ancianos, obesos, personas con diabetes o desnutridas.

A esa conclusión arribó un estudio del citado Servicio de Endocrinología y Nutrición de La Fe. Y la principal causa –según esos expertos– es el estilo de vida actual, que nos lleva a pasar cada vez más tiempo en espacios cerrados.

Tal carencia de vitamina D es muy difícil de solucionar a través de la dieta. Se pueden incorporar, por supuesto, alimentos que la contienen, como distintos tipos de pescado (sobre todo el azul, como atún, caballa y sardinas), hígado, setas, huevos y bebidas enriquecidas con la vitamina.

Pero la manera más efectiva y más sencilla de compensarlo consiste simplemente en pasar más tiempo expuesto a la luz del sol. ¿Cuánto tiempo? En general, con exponerse al sol unos quince minutos, sin protector solar, tres veces por semana, es suficiente para producir las cantidades necesarias de vitamina D.

Esa cantidad de tiempo depende de variables como la hora del día, el momento del año y el tipo de piel (cuanto más oscura, más cantidad de sol necesita). Y tener presente que, aunque es fundamental recordar los cuidados contra la exposición excesiva, un poco de sol también resulta indispensable para estar bien.

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