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A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.

Toquemos el Cupo Vasco, ¿por qué no?

Pedro Gómez Damborenea

Sigo pensando que todo se reduce al vil metal. Y el Cupo vasco o navarro es dinero y en tiempos de crisis el dinero es como la sangre para los vampiros. La lectura fácil cuando huele a hemoglobina es que los vascos están mejor que el resto de los españoles solamente porque tienen un privilegiado sistema de financiación. Es simple y desacertado. La brocha gorda vende bien, pero suele arrastrar errores. El Cupo y el Concierto Económico no son lo mismo. El Cupo es el pago de Euskadi o Navarra a la Hacienda de España por las competencias no asumidas por el Gobierno vasco y es una consecuencia del Concierto. Ya dije en mi anterior comentario que tocar el Concierto es tocar un pacto constitucional, pero no lo es discutir del Cupo y su metodología de cálculo. Sé que ser vasco y decir que es imposible que desde 1982 (treinta años) Euskadi sea el 6,24% de la economía española, me puede generar críticas, pero no me importa. Es sencillamente rídiculo. Habrá oscilado y podrá ser más o menos, pero no siempre igual.

El Concierto Económico se define a sí mismo como un acuerdo bilateral. Ésta es al clave angular que marca la diferencia con otras comunidades autónomas. Las relaciones financieras son bilaterales entre las haciendas vascas y la estatal. Y sobre este principio de bilateralidad y pacto se ha venido calculando también el Cupo. En 1982 se estableció que el índice de imputación, que marca el peso de la economía vasca sobre la del conjunto de España, era del 6,24%. Han pasado las crisis y los años y no ha cambiado.

El Cupo se regula en una ley pactada entre Euskadi y España que se aprueba por la Cortes Generales y que se renueva cada cinco años. La actual Ley Quinquenal del Cupo 2007-2011 vive prorrogada hasta que se ajusten discrepancias pendientes por valor de 800 millones de euros en la liquidación de los cupos del anterior quinequenio. Hay que hacer una ley nueva y es en ella en la que hay que determinar el índice de imputación para el nuevo periodo. Hasta ahora siempre las necesidades políticas de los gobiernos populares y socialistas han favorecido en el Congreso que el PNV diera su voto a cambio de mantener invariable el 6,24%. Y el resto de partidos vascos siempre han estado de acuerdo. Es cierto que ha habido otros criterios que han afectado a la cuestión como la dura vida política y económica de Euskadi por el terrorismo de ETA, pero los tiempos cambian.

Es ahora necesario hacer un examen serio que determine cuál es el peso de Euskadi en España y de esta manera calcular el Cupo a pagar sin que pueda ser objeto de duda. No sabemos el resultado. No sabemos si será más o menos del 6,24%. Lo que está claro es que no puede ser durante treinta años igual.

Dicho ésto, hay que despejar algunos bulos sobre lo que se paga en el Cupo y la falta de solidaridad. Es un martilleo que gusta al político simplón en el populismo de la crisis. El ejemplo más llamativo y creador de escuela es el de la política eterna y líder de UPyD, Rosa Diez, que ha llegado a decir que Euskadi paga cero.

Abierta la guerra interterritorial por la pasta conviene dejar claro qué es lo que entra en el concepto Cupo. Lo primero son las competencias no asumidas por Euskadi o Navarra. Ejemplos fáciles, la Corona o la acción exterior de España. Pero además, están también incluidas y copio de forma literal del Concierto Económico Vasco:

“a) Las cantidades asignadas en los Presupuestos Generales del Estado al Fondo de Compensación Interterritorial a que se refiere el artículo 158.2 de la Constitución. La contribución a esta carga se llevará a cabo por el procedimiento que se determine en la Ley de Cupo.

b) Las transferencias o subvenciones que haga el Estado en favor de entes públicos en la medida en que las competencias desempeñadas por los mismos no estén asumidas por la Comunidad Autónoma del País Vasco.

c) Los intereses y cuotas de amortización de las deudas del Estado en la forma que determine la Ley de Cupo.“

En definitiva, Euskadi paga su parte de solidaridad interterritorial igual que el resto de las comunidades autónomas y participa en los gastos comunes igual que todas. Por cierto, en el detalle de la Ley de Cupo se puede ver que se recogen todos los elementos que uno pueda imaginar en unas relaciones financieras, del IVA a la parte alicuota de la deuda nacional. Otra cosa diferente es si, como decía antes, el famoso 6,24% se ajusta a la realidad.

Por otra parte, está el debate de si el sistema debe extenderse al resto de España. Decidan los representantes del pueblo, pero la experiencia en la gestión tributaria cedida por el Estado a las comunidades autónomas no ha sido buena. Como decía en el anterior comentario hay que hablar de la gestión pública de algunas comunidades autónomas. Es tan fácil envidiar el dinero ajeno y tan difícil asumir la responsabilidad propia de una mala gestión de los recursos públicos. Por ejemplo, ni La Rioja ni Aragón tienen Concierto y sus cuentas públicas no son las de Cataluña o Valencia. Pero lo fácil es echar siempre la culpa al otro, encontrar un enemigo exterior que te machaca. Cualquier cambio debe pasar por la asunción de riesgos, como en los sistemas vasco y navarro. De forma que no se pueda recurrir una y otra vez a pedir sopitas a papá Estado. Espero con este texto haber aclarado también algunas dudas suscitadas en los comentarios del anterior artículo.

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A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.

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