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Detectados durante la pandemia 28 positivos en COVID-19 en las tres cárceles vascas: 20 funcionarios, siete presos y un sanitario

El delegado del Gobierno, Denis Itxaso, a la derecha y con mascarilla, en una visita a Zaballa durante la pandemia

Iker Rioja Andueza

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En los centros penitenciarios de Euskadi se han detectado 28 casos positivos de COVID-19, 20 entre los funcionarios, 7 entre los internos y 1 entre los sanitarios de apoyo. Por cárceles, Zaballa en Álava ha tenido diez casos (cuatro presos y seis trabajadores), Basauri en Bizkaia otros tantos (dos internos, siete funcionarios y un facultativo) y Martutene, en Gipuzkoa, los otros ocho (un recluso y siete funcionarios). A 16 de diciembre, la población reclusa es de 954 personas -628 en Zaballa, 175 en Martutene y 151 en Basauri- a los que atienden 598 funcionarios dependientes del Estado y 44 sanitarios del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza).

Estos datos forman parte de un informe enviado al Parlamento Vasco por la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, a instancias de la representante de EH Bildu María Garde. En el documento, Sagardui alude a que “no se ha elaborado un protocolo propio” para las prisiones, sino que se han seguido las directrices generales de Osakidetza.

Las tres cárceles son de titularidad estatal. Los Gobiernos central y vasco prevén ya una transferencia a la comunidad autónoma para 2021, algo que hasta la fecha solamente se ha efectuado en Catalunya. La Sanidad penitenciaria, eso sí, ya es gestionada por el Ejecutivo vasco. Ambas instituciones se han encargado de las medidas preventivas contra el coronavirus en su respectivo ámbito competencial. Instituciones Penitenciarias, por ejemplo, ha suministrado “mascarillas y gel hidroalcohólico” a presos y funcionarios. Los casos sospechosos o confirmados han sido aislados en “áreas exclusivas” y allí “han sido atendidos por personal facultativo y de enfermería” con “protocolos asistenciales” de Osakidetza, informa Sagardui.

Respecto a las consultas médicas para los presos, Sagardui indica que “se suspendieron en su momento en toda la red” con el confinamiento. “Una vez reiniciadas, los internos se incorporaron como el resto de la población”, explica la consejera. Eso sí, Sagardui indica que los reclusos que salían al hospital tenían que “realizar un período de aislamiento” a su vuelta a Zaballa, Martutene o Basauri.

Si en España Vitoria fue una de las primeras puertas de entrada del Sars-Cov-2, el positivo de un recluso de Zaballa fue el primero en una cárcel española. Ocurrió en los primeros días de marzo de 2020, antes del primer estado de alarma. El interno fue trasladado al hospital de Txagorritxu, que fue uno de los grandes focos de expansión de la COVID-19 en un inicio. Tanto el preso como algunos de los ertzainas que lo custodiaron contrajeron el coronavirus.

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