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Euskadi cierra julio con 396 fallecidos con COVID-19, el séptimo registro mensual más elevado de toda la pandemia

Una ambulancia, en Vitoria

Rubén Pereda

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En julio, en Euskadi han fallecido 396 personas que tenían COVID-19, lo que lo convierte en el mes con el séptimo registro más alto desde el comienzo de la pandemia. Además, según los datos publicados por el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza), los decesos totales desde comienzos de marzo de 2020 superan ya los 7.600. Entre el 1 y el 7 de agosto, se han sumado a esta estadística —incluidas algunas que se han notificado con retraso— 71 defunciones, si bien Osakidetza aprecia que en 40 de esos casos el Sars-Cov-2 no fue la causa principal. Los últimos fallecimientos son de un treintañero, un cuarentañero, tres cincuentañeros, dos sexagenarios, una decena de septuagenarios, treinta octogenarios y veinticuatro nonagenarios.

Con todo, el número de fallecimientos es menor que el de las dos semanas anteriores: tanto entre el 18 y el 24 como entre el 25 y el 31 de julio se notificaron 113 fallecimientos. En los hospitales, mientras tanto, se mantiene el descenso sostenido de la presión, que se ha consolidado desde hace semanas. En estos momentos, según el último boletín de Osakidetza, hay un total de 295 pacientes entre planta y las unidades de cuidados intensivos, y se han llegado incluso a alcanzar los 276, cuando el 17 de julio, hace apenas tres semanas, eran 700, más del doble. En ese mismo sentido, en la UCI, donde llegó a haber hasta 37 pacientes el 12 de julio, quedan nueve personas.

La incidencia del virus, al igual que la presión hospitalaria, presenta también una curva descendente, pero dato no es fiable ni comparable con el de otras fases de la pandemia por el infradiagnóstico derivado del descenso del número de pruebas, ya asumido por las autoridades sanitarias. El número de casos, que ya había descendido la semana anterior, vuelve a bajar en los últimos siete días hasta los 1.881. Y el R0 se mantiene por debajo de 1 (concretamente en 0,77), lo que refleja que en estos momentos la cadena de contagios no está en fase expansiva. Estos diagnósticos se han hecho a partir de 12.934, lo que arroja una positividad del 14,54%. En otras fases de la pandemia, se hacían muchas más pruebas diagnósticas: hace apenas medio año, el 7 de enero, se hicieron 38.622; en apenas 24 horas, el triple que en los siete días de la pasada semana.

Así, la incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes a catorce días desciende en el conjunto de Euskadi hasta los 210,24 casos, con Gipuzkoa ya en 183,20 y liderando la caída. Aun así, la incidencia es más alta en los mayores de 60 años, el grupo de edad entre cuyos miembros sí que se hacen más pruebas: así, por ejemplo, mientras que para los cuarentañeros la tasa de incidencia acumulada es de apenas un centenar de casos, entre los nonagenarios asciende hasta los 653. En este último tramo, la letalidad del virus es del 17,5%; esto es, fallece casi una de cada cinco personas que lo contrae.

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