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PNV y PSE hablan sobre la puesta en marcha de la ponencia del nuevo estatus

Aitor Guenaga

Bilbao —

La reunión entre dirigentes del PNV y del PSE celebrada ayer no entró al fondo de un debate, el del nuevo estatus y la vía soberanista en Euskadi, que ni el lehendakari, Iñigo Urkullu, ni el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, parecen tener prisa para lanzar. Ambas formaciones evitaron valorar la cita, aunque fuentes conocedoras del encuentro explicaron que en estos momentos lo que se está valorando por parte de los peneuvistas es la metodología que se va a emplear y cuándo se puede poner en marcha la ponencia parlamentaria.

La ponencia parlamentaria fue uno de los dos compromisos que adoptó el lehendakari en la mesa de partidos celebrada poco después de tener que retirar su proyecto de presupuestos para este año ante la incapacidad de sumar los votos ningún partido a sus Cuentas. El otro compromiso fue la presentación de un plan de ahorro para reducir la Administración pública sin tocar los servicios públicos esenciales, algo que ya ha presentado, aunque para ejecutar a lo largo de los proximos tres años.

Los socialistas vascos -que no es la primera vez que trasladan a los dirigentes del PNV su idea sobre la necesidad de reformar y actualizar el Estatuto de Gernika y los límites que de hecho existen para esa actualización -la sentencia del Tribunal Constitucioinal sobre el Estatut, por ejemplo- siempre han defendido que la iniciativa sobre este asunto la debería tener el lehendakari, aunque luego la propuesta se discuta en el Parlamento. Urkullu, reticente en un momento a liderar este asunto con un planteamiento propio, no descarta ahora el planteamiento si se lo piden los partidos en el Parlamento.

Para cumplir los plazos asumidos en su compromiso por el propio lehendakari, se tendría que presentar algún tipo de iniciativa parlamentaria -vía proposición no de ley u otras- para la creación de la ponencia. Algo que debe pasar por la Mesa del Parlamento, momento a partir del cual se abren los plazos -dos semanas o una si se dictamina por la vía rápida- para que el resto de partidos planteen lo que consideren oportuno. Los únicos que sí tienen prisa y vienen marcando el terreno al PNV y al Gobierno es la coalición soberanista de EH Bildu.

Plan Ibarretxe y Acuerdo de Loiola

Ayer anunciaron que el jueves trasladarán al PNV, en el encuentro que mantendrán ambas formaciones, una propuesta “concreta de nuevo estatus para Euskal Herria” que pasa por los “contenidos del Acuerdo de Loiola y el preámbulo del Plan Ibarretxe”. La coalición soberanista destacó que los vascos necesitan “un suelo democrático” y el derecho a decidir“ y no ”un remozado del estatus actual a través de reformas estatutarias“.

En un acto en el Palacio Miramar de San Sebastián, los portavoces de EH Bildu Rebeka Ubera (Aralar) y Peio Urizar (EA) acompañados de representantes de los partidos que conforman la coalición como Rufi Etxeberria, Maribi Ugarteburu o Pernando Barrena de la izquierda abertzale, Patxi Zabaleta de Aralar, o Ikerne Badiola de EA, leyeron un comunicado en el que advertían de que “ninguna reforma jurídico política o institucional que no proceda de la voluntad ciudadana expresada sin límites fracasará”.

La coalición soberanista recoge “el guante”, después de que el PNV haya planteado la necesidad de que Euskadi se dote de un nuevo estatus, el cual ha opinado debe ser “una herramienta para traer la democracia plena a este país”. “Euskal Herria es una nación de Europa con derecho a decidir cuyo procedimiento debe decidir la propia sociedad”, han señalado, para añadir que, sin ese principio, “no será viable ningún nuevo estatus”.

El PNV hará una valoración esta misma semana, previsiblemente el jueves, tras su encuentro con EH Bildu, y culminada la ronda de reuniones con las cuatro formaciones con representación en la Cámara vasca. Pero ayer, el lehendakari a través de Twitter le respondió a la coalición. Urkullu, que participó junto al entonces líder del PNV, Josu Jon Imaz, en las conversaciones de Loiola escribió: “Como alguien que vivió en primera persona la estrategia y actitud de la Izquierda Abertzale que pervirtió con su voto dividido el Nuevo Estatuto, y la misma Izquierda Abertzale que dijo 'no' a Loiola y que tuvo como última consecuencia el fin del Alto el fuego de ETA, al margen de consideraciones sobre iniciativa política y de discursos, me pregunto y lamento: ¿Cuánto tiempo perdido y desperdiciado? ¡Cuánto dolor y cuanto sufrimiento en vano!”.

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