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“Les daremos envejecimiento activista”: los usuarios del hogar del jubilado de Getxo se encierran para evitar su derribo

Miren, Rafa y José María, miembros del hogar del jubilado Ibar Nagusien Etxea de Romo, en Getxo

Maialen Ferreira

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El hogar del jubilado de Romo, en Getxo, también conocido como Ibar Nagusien Etxea, es distinto a otros centros para personas mayores. En lugar de ser atendidos por personas externas y realizar actividades, los de Romo, en su centro autogestionado de 1.200 metros cuadrados, cuentan con una sala de billar y otra de pintura, gimnasio con máquinas de fisioterapia, una biblioteca y un enorme jardín en su interior, y se organizan entre ellos para dar clases de euskera, de baile o de gimnasia.

Para llevar a cabo todas las actividades, además de organizar excursiones y viajes al extranjero, unos 200 voluntarios de los 6.000 socios con los que cuenta el centro, se van turnando. Absolutamente todo lo relacionado con el centro lo trabajan ellos, puesto que en 2018, el Ayuntamiento de Getxo (propietario del edificio) les retiró el apoyo tras decidir derribarlo para construir otros proyectos en ese terreno. Durante estos años, debido a las protestas de las personas mayores, que llegaron a encerrarse dentro durante 20 días para evitar el derribo, las aguas se calmaron, hasta ahora, que el Ayuntamiento y la Diputación de Bizkaia planean abrir un “centro intergeneracional” en el que convivirán juntos un centenar de personas mayores con dependencias de grado 2 y 3 y jóvenes, con la construcción de 40 apartamentos dotacionales exclusivamente para ellos. Los jubilados tienen hasta el próximo 24 de junio para abandonar las instalaciones.

Lo que hoy es Ibar Nagusien Etxea, se inauguró en 1935 por una congregación religiosa. En los años 80, el Ayuntamiento, con ayuda de la Diputación de Bizkaia, adquirió el inmueble y lo destinó al hogar del jubilado, hasta 2018, cuando cambiaron sus planes para construir, en un primer momento viviendas de VPO, y ahora, el centro intergeneracional. “Fueron desmantelando la Nagusien Etxea poco a poco. Antes, cuando lo gestionaba el Ayuntamiento, contábamos con servicio de podología y fisioterapia. Cuando se fueron lo cerraron todo, pero nos mantuvimos dentro y aquí nos quedamos. Ahora todo lo hacemos nosotros, nos organizamos, es algo nuestro. Nos ofrecen en ese centro intergeneracional un local de 200 metros cuadrados, pero evidentemente no cabemos, ni tendríamos la libertad que tenemos ahora para desarrollar todas las actividades. ¿Por qué acabar con algo que funciona, si pueden construir lo que quieren en otro sitio?”, se pregunta Rafa, ex presidente del hogar del jubilado.

Quieren promover un envejecimiento activo, pues les daremos envejecimiento activista. Las personas mayores somos sujetos, tenemos nuestros derechos y no necesitamos el paternalismo con el que nos tratan

Miren Jubilada

Desde el Ayuntamiento de Getxo informan a este periódico de que en el nuevo edificio los miembros de Ibar Nagusien Etxea podrán contar con un espacio de 280 metros cuadrados, mientras que, en el tiempo que duren las obras podrán recibir hasta 1.500 euros al mes para el alquiler de un local, además de 3.000 euros para los gastos de mudanza y adecuación de la lonja que alquilen. También indican que las personas mayores pueden ir a la Romo Kultur Etxea, la casa de la cultura del barrio, a realizar sus actividades.

“Quieren promover un envejecimiento activo, pues les daremos envejecimiento activista. Las personas mayores somos sujetos, tenemos nuestros derechos y no necesitamos el paternalismo con el que nos tratan. En el centro intergeneracional van a mezclar a personas muy dependientes, que no van a tener ganas de relacionarse o que no van a poder, con jóvenes y es algo que no tiene sentido. Nosotros realizamos actividades, nos movemos, seguimos estudiando y creando. Si nos quitan esto y nos meten en un centro gestionado por ellos, con un horario concreto de apertura y cierre y sin actividades, nos vamos a aburrir muchísimo. Es como si nos quitaran nuestra casa”, lamenta Miren.

Debemos seguir luchando hasta que esto se mantenga. Hasta que venga la Policía y nos saque

Alfonso Jubilado

Conscientes de que les queda poco tiempo para evitar el derribo, este miércoles ha tenido lugar una asamblea en la que han participado más de 100 socios. En ella, la abogada Pilar Otxoa, les ha explicado las vías administrativas y jurídicas que aún les quedan, pero les ha confesado que, al ser el Ayuntamiento el propietario del edificio, podrán alargar el derribo, pero no evitarlo. “Nosotros queremos este edificio, no queremos ni que lo derriben ni que nos trasladen. Debemos seguir luchando hasta que esto se mantenga. Hasta que venga la Policía y nos saque”, indica Alfonso, ante una multitud que le aplaude animada.

Todo se trata de una estrategia y no es casual. Romo es el barrio obrero de Getxo, un barrio castigado

José María Jubilado

“Todo se trata de una estrategia y no es casual. Romo es el barrio obrero de Getxo, un barrio castigado, donde predomina el cemento. En medio de todo eso, contamos con este edificio, que dispone de un jardín precioso. Lo defendemos con pasión porque es el corazón del barrio. Entendemos que este edificio es un patrimonio social y cultural. Y justo aquí se les ocurre derribar todo para construir un edificio estrambótico”, critica José María.

Paco, el actual presidente de Ibar Nagusien Etxea, pregunta a la sala qué acciones proponen para seguir luchando por el edificio. Entre las acordadas, votadas a mano alzada, se encuentra una manifestación el próximo 22 de junio a las 20.00 desde el mismo hogar del jubilado. “Después de la manifestación nos quedaremos toda la noche y los próximos días hasta que lleguen a echarnos. Tenemos que hacer ruido, mantener vivo el edificio. Nos iremos turnando. Esta es nuestra lucha y, mientras dure, seguiremos dentro”, concluyen.

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