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Vivir la sexualidad desde la cárcel: expertos y presos de Martutene reflexionan sobre afectividad y sexo

Cárcel de Martutene, en Donostia

Maialen Ferreira

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A pesar de que el artículo 45 del Reglamento Penitenciario establece que si un interno lo solicita se le puede conceder una comunicación íntima al mes como mínimo, de una duración superior a una hora pero inferior a tres, la sexualidad como concepto y las prácticas sexuales en concreto son un gran tabú dentro de la cárcel. Para tratar de esclarecer conceptos relacionados con la afectividad y la sexualidad tanto fuera como dentro de prisión, la doctora investigadora del Instituto Vasco de Criminología, Gema Varona, y el ya jubilado profesor de Psicología de la Sexualidad de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Javier Gómez, se han adentrado en la cárcel de Martutene, en Donostia, y han conversado sobre este tema con una veintena de presos.

Durante dos días, los expertos en criminología y psicología se han reunido con los reclusos para dialogar y aprender mutuamente sobre sexualidad en un primer taller y sobre justicia restaurativa en un segundo, en el primer curso de verano de la UPV/EHU que se ha realizado dentro de una cárcel. “Teníamos claro que no queríamos llegar y soltar nuestro rollo, por eso el título del curso de verano es 'Aprendizajes mutuos desde el centro penitenciario de Donostia/San Sebastián (Martutene)', queríamos saber cómo es su historia con la sexualidad, cómo lo viven ellos y ellas y qué podemos aprender nosotros también. Ha sido una presentación de conceptos y luego se ha dado lugar a un diálogo desde una posición de aprendizaje mutuo”, ha detallado Varona a este periódico al finalizar el curso.

En los talleres, según ha explicado Varona, en los que han participado cerca de veinte personas cada día, los asistentes se han mostrado “participativos”. “Han realizado preguntas y han contado experiencias personales tanto en el taller sobre sexualidad, que es un tema tabú como en el de justicia restaurativa en la que se plantea una responsabilización activa respecto a los daños cometidos y el papel de la sociedad. Nos hemos despedido dándonos la mano y solo puedo decir que han estado participativos y se han quedado con ganas de más”, ha asegurado sin detallar más información sobre la experiencia de los participantes.

Varona ha destacado que las personas externas a la cárcel que han asistido a los talleres, un grupo reducido de psicólogos, criminólogos y alumnos del Instituto Vasco de Criminología, han tenido presente en todo momento la necesidad de “crear un ambiente de respeto y de no juzgar a los otros”. “Era importante que se sintieran libres para hablar y creo que lo hemos conseguido, porque han sido conversaciones sobre temas complicados y complejos y nos hemos llevado el aprendizaje de ver que la prisión es dura y que hay muchas personas trabajando en ello. La sociedad pide prisión, pero hay mucho desconocimiento acerca de lo que ocurre dentro”, ha reflexionado.

Para abordar el tema de la sexualidad, los ponentes han planteado que existen dos dimensiones, por un lado, la dimensión humana que se puede regular de diferente manera y, en este sentido, han hablado sobre el deseo sexual o erótico, mientras que, por otro lado, han desarrollado la cuestión de la afectividad y de cómo ambos pueden estar relacionados. “La idea era realizar una exposición teórica y, a partir de ahí, las personas han contado sus primeras experiencias con la sexualidad, han hablado de cómo se vive en prisión y personas que han venido en pareja han hablado de cuestiones de pareja. Eso es todo lo que puedo decir”, ha reconocido.

A pesar de que los ponentes no conocían ni los antecedentes ni los delitos cometidos por los reclusos asistentes al curso, sí que tenían conocimiento de que entre ellos pudiera haber alguna persona con delitos contra la libertad sexual. “Había alguna persona que ha cometido ese tipo de delitos y personas que han cometido otros. Con todos hemos trabajado la idea de pensar en la sexualidad y la afectividad como dos dimensiones importantes del ser humano tanto dentro como fuera de prisión, con los condicionantes que tiene vivir en la cárcel”, ha indicado.

“No pretendía ser ningún tipo de terapia”

Preguntada por si considera que los asistentes con delitos relacionados con la sexualidad han podido llegar a realizar alguna reflexión acerca de ello, Varona ha reconocido que es complicado por la corta duración del curso, de menos de 3 horas cada día. “No podemos pedir peras al olmo. Este tipo de procesos se abordan con terapias específicas. Existen programas específicos en prisión evaluados y testados para hacer reflexionar a estas personas. Nosotros hemos realizado un círculo de diálogo para hablar de cosas que puedan resultar de interés, pero no pretendía ser ningún tipo de terapia”, ha señalado la doctora.

Debido a que se ha tratado de una experiencia positiva, iniciativa de la Sociedad Vasca de Victimología y fruto de la coordinación entre los cursos de verano de la UPV/EHU, el Gobierno vasco y la dirección del centro penitenciario Martutene, Varona confía en que la experiencia pueda llegar a repetirse en más ocasiones.

elDiario.es/Euskadi ha solicitado estar presente en el curso impartido en Martutene para elaborar un reportaje sobre la experiencia, sin embargo, la solicitud ha sido declinada.

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