La edad media en un taller de Podemos Extremadura son los 40 años
No son jóvenes estudiantes o parados. Son una treintena de personas, con una media de edad de 40 años, los que se han acercado este martes por la tarde a un taller regional de Podemos en una sala de diversión de Mérida, para debatir sobre la construcción de este movimiento político en dos aspectos, la relación con movimientos sociales, y cómo comunicar a la gente las ideas de este verdadero cañón electoral. Pertenecen a diversos círculos de Podemos como Cáceres, Plasencia, Almendralejo, Guareña, Mérida…
Vienen de Madrid Irene Montero, activista de la plataforma antidesahucios, miembro del comité estatal de extensión de Podemos y doctora en Psicología, y Sergio Pascual, antropólogo y experto en comunicación política, además de también encargado de la extensión de este partido político por toda España.
No es fácil implicar a los jóvenes en la participación política, admite Juan Zúñiga, del grupo de comunicación de Podemos Mérida. No están de acuerdo con la situación, no les gusta casi nada, y ven con simpatía a movimientos renovadores como este heredero del 15M, pero les cuesta dar el paso de implicarse, así que un grupo heterogéneo de personas de mediana edad y que son profesores, sanitarios, empleados de telecomunicaciones, o algún ebanista, muchos de los cuales no se conocen entre sí, debatieron ayer por la tarde bajo la coordinación de la mesa de expertos, cómo relacionarse por ejemplo con plataformas sociales vivas en Extremadura como los Campamentos Dignidad, la de Renta Básica, o Antidesahucios.
El criterio más extendido es integrar movimientos temáticos y evitar sobre todo discusiones estériles, obviando “lo que nos separa en vez de apostar por lo que nos une”. Trabajar sobre acuerdos comunes, extrayendo posiciones que luego canalizará Podemos de forma política en la medida que el debate interno decida.
La formación está aún en pañales, se reconoce en cuestiones como las relaciones con los medios de comunicación. Podemos ve de momento clara la comunicación directa con los ciudadanos, y la expresión de ideas sobre los problemas cotidianos –empleo, sanidad, educación, renta básica-, evitando de nuevo debates estériles sobre otros asuntos como por ejemplo Cataluña.
Las redes sociales van a seguir siendo su arma principal de difusión, pero teniendo en cuenta que aún hay gente sin ellas, acudir también a publicaciones en papel, y especialmente el trabajo directo en barriadas: “Hay que conocer los problemas allí de la gente y ofrecerles soluciones, rebatiendo el pesimismo de que no se puede hacer nada”, y en eso parar desahucios ha sido un buen ejemplo.
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